El caso de dos santafesinas

Adopciones ilegales: quieren conformar un banco genético

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Ivana nació el 13 de abril de 1973 en Rosario. Su primera noche la pasó en la casa de la partera y luego sus padres viajaron de Santa Fe para buscarla.

Foto: Luis Cetraro

Se trata de un reclamo de personas que no fueron apropiadas por la dictadura, pero que luchan por descubrir su verdadera identidad porque fueron adoptadas en forma irregular.

 

Salomé Crespo

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Cecilia Fantini e Ivana Guidotti son dos santafesinas que fueron adoptadas ilegalmente y que buscan conocer su verdadera identidad. No es casual que por estos días divulguen sus historias. Es que el 22 de octubre se conmemoró el Día Nacional del Derecho a la Identidad. La fecha se instauró por el comienzo, hace 31 años, de la inquebrantable búsqueda de las Abuelas de Plaza de Mayo.

Los casos de Ivana y Cecilia no tienen que ver con las apropiaciones de bebés en épocas de la dictadura, y el rastreo de datos lo realizan por fuera de la labor de los organismos que apuntan a encontrar hijos de desaparecidos.

Actualmente, están abocadas a la junta de firmas para lograr una organización y la posterior creación de un banco genético de personas que tienen la identidad sustituida. En los próximos días, colocarán un puesto de difusión y recolección de rúbricas en la peatonal San Martín, frente al Teatro Municipal.

Dentro de los objetivos delineados está el de garantizar el examen de ADN gratuito en los reencuentros de familias biológicas, un marco legal que ampare a quienes tienen identidad sustituida y la creación de sitios webs oficiales de búsqueda de personas.

El ordenamiento de la búsqueda y el cruzamiento de datos de personas que están en la misma situación es fundamental para confirmar la cantidad de niños adoptados ilegalmente. El problema es que en la Argentina no hay cifras oficiales sobre bebés apropiados. Ivana dice que hay miles de personas que viven con la identidad sustituida. “Queremos saber cuántos somos realmente y que no sean solamente números, sino historias reconstruidas”, agrega.

La movilización de Ivana y Cecilia comenzó cuando comprobaron que la gran mayoría de las organizaciones de búsqueda fueron creadas en Capital Federal o Córdoba. En ese momento, Fantini generó en Facebook el grupo “Del silencio a la verdad” y comenzó el contacto con otros como “Hijos del corazón”, “Búsquedas, verdades infinitas” y “Raíz natal”.

Romper pactos de silencio

“Quiero rearmar el rompecabezas de mi vida que se desarmó el día que nací”, dice Ivana. Desde que tuvo recuerdos, sospechó que no era hija natural de sus padres hasta que ellos mismos se lo confirmaron.

Cuando su mamá biológica dio a luz en Rosario, un médico amigo de su familia (ya fallecido) acordó la entrega de la beba a sus padres adoptivos. De ahí en adelante, el caso de Ivana es casi idéntico al de la gente con las que se contacta vía redes sociales.

“No hay datos. En ese momento y hasta hoy, hay médicos, parteras y abogados que intervienen y adulteran partidas de nacimiento y las personas figuran como hijas biológicas de sus padres adoptivos, como yo”, sentencia. Los padres que criaron a Ivana como su hija no conocieron a quien la parió ni tienen datos.

“Hablé con mis tías del tema pero no saben nada, hay un pacto de silencio que se respeta. Me trajeron y nadie preguntó de dónde salí. Fuimos adoptadas con el corazón pero apropiadas ante la ley”, reflexiona Ivana, a la vez que asegura que las demoras en los trámites de adopción favorecen la ilegalidad.

Hurgar en el pasado implica hacer en el presente y consecuencias en el futuro. “Quiero poder ayudar a otras personas que les ocurra lo mismo que a mí y, tal vez, poder encontrar a mi familia biológica o no”, concluyó Ivana.

ESPECIAL PARA EL LITORAL

EN PRIMERA PERSONA

¿Alguien vio a Isolina?

Cecilia Fantini

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Mi madre tiene hoy 58 años, se llama Isolina y probablemente su apellido es Agüero. Nací cuando ella tenía apenas 16, en 1967 y vivía en Cerrillos, provincia de Salta. Inicié la búsqueda hace casi 25 años. Estuve en cuatro oportunidades en Salta y también en Jujuy donde encontré gente que conoció a Isolina de chica.

Mucha gente conoció a mi madre, pero no hay documentos por ningún lado. Según pude saber, Isolina era una niña internada en el Buen Pastor, bajo la tutela de un juez. Antes de cumplir 14 años fue entregada como doméstica al matrimonio Mollerach, Héctor y María Herminda, de Cerrillos, ambos ya fallecidos.

En esa casa, ubicada en Güemes 90, pasó a compartir habitación con otra chica de su misma edad y condición, que hoy vive en Jujuy. Pude encontrarla y hablar con ella pero dice que no recuerda nada. En Jujuy viven también hijos del matrimonio Mollerach pero aducen que eran muy pequeños cuando vieron a mi mamá.

Según me dijeron vecinos de Cerrillos que conocieron a Isolina, me parezco mucho a ella. La recuerdan como delgada, morocha, de rasgos armoniosos, cabello largo y negro, callada y tímida.

Isolina llegó a la vivienda de Güemes 90 antes de 1965; la vieron embarazada pero nadie supo de quién.

Apenas nací, desapareció de Cerrillos. Volvió tres años después y comentó que vivía en Buenos Aires. Ahora saben que Isolina se desprendió de su hijita y creen que tampoco me conoció. Es probable también que cuando regresó a Cerrillos alrededor de 1970, haya sido buscándome.

Como en el hospital de Cerillos no hay documentación, es posible que el parto haya sido domiciliario, pero los testimonios apuntan a que fue en el hospital de esa localidad del Valle de Lerma y traída a Santa Fe.

Tengo derecho a saber quién soy, a festejar mi cumpleaños el día que es y que mis hijos sepan de dónde vienen.

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/// EL DATO

Contacto

Quienes están interesados en comunicarse con Ivana y Cecilia lo pueden hacer a través de Facebook en: “Del silencio a la verdad” y “Adopciones en Rosario”. Vía mail en las direcciones [email protected] y [email protected].