A los 35 años

 

Su corazón acotó la carrera

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Fabricio, la pelota y la camiseta argentina. Una relación que se cortó abruptamente, pero que no hace más que engrandecer la trayectoria de un hombre ejemplar, que marcó rumbos en la historia del deporte de nuestro país. Foto EFE.

Fabricio Oberto anunció el retiro de la actividad, debido a recurrentes inconvenientes cardíacos. De este modo, cerró una trayectoria magnífica.

 

Redacción de El Litoral

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Télam/EFE/DyN

La noticia llegó de manera imprevista desde Estados Unidos y se convirtió en “tema de tapa” del ámbito deportivo nacional internacional, tal como su protagonista realmente lo merecía.

Lo medular es que el argentino Fabricio Oberto comunicó a las autoridades de Portland Trail Blazers, la franquicia NBA que hace 15 días lo contrató, que “por problemas coronarios” decidió abandonar la práctica del básquetbol.

Las razones de su prematuro retiro obedecen a los recurrentes problemas de arritmia cardíaca que lo afectan desde hace más de un año. La primera comunicación oficial llegó desde el propio sitio de Internet de Portland, a las 21 de nuestro país y aunque sus problemas de salud eran conocidos, la reciente contratación de parte de los Blazers parecían haber dejado atrás esas limitaciones para jugar.

“Tomé esta decisión para poner mi salud y mi familia delante de básquetbol. Me retiro a raíz de mis recurrentes arritmias cardíacas”, aseveró el propio jugador.

El último acto de estas arritmias episódicas, el pivot cordobés lo vivió el martes pasado, cuando sufrió mareos durante los últimos 3 minutos y 55 segundos que había jugado frente a Milwaukee Bucks, donde milita el santafesino Carlos Delfino.

A raíz de esos mareos, los médicos de Portland ya le habían prohibido que jugara el próximo partido frente a Oklahoma, por lo que el juego de la antevíspera fue el último de su prolífica carrera profesional, que lo supo ver campeón olímpico y subcampeón mundial con el seleccionado argentino, ganando ligas nacionales con Atenas de Córdoba; así como ligas españolas y también un anillo de la NBA con San Antonio Spurs, junto al bahiense Emanuel Ginóbili.

Antecedentes

Es oportuno recordar que Oberto ya había sufrido problemas coronarios en San Antonio Spurs, donde estuvo cuatro temporadas; mientras que el año pasado, cuando militaba en Washington Wizard, fue operado del corazón. Al comienzo de esta temporada 2010-2011 estaba sin equipo y pese a recibir una tentadora oferta de Turquía (un millón de euros por un año de contrato) decidió esperar, ya que su objetivo era terminar en la NBA.

Esa espera duró poco, porque una semana después de ese ofrecimiento llegó el ofrecimiento de los Trail Blazers, con la base de un salario de un millón de dólares anuales; lo que le permitió, aunque más no sea en forma efímera, cerrar su magnífica trayectoria jugando en la cima del básquetbol mundial.

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“El Gran Fabricio anunció su retiro del básquetbol. Genio! El deporte y todos los que tuvimos el placer de jugar con vos te extrañaremos...!”.

Emanuel Ginóbili Compañero de Oberto

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“Todavía estoy shoqueado por la noticia; se retira un grande del deporte argentino. Fue un placer compartir la cancha con vos Fabri, muchas gracias...!”.

Luis Scola Compañero de Oberto

 

/// LO IMPORTANTE

El tercero

El 4 de noviembre de 2010, a los 35 años (nació el 21 de marzo de 1975 en Las Varillas), Fabricio Raúl Jesús Oberto, se convirtió en el tercer integrante de la “Generación Dorada” que ganó los Juegos Olímpicos Atenas 2004 que abandona la actividad, ya que lo antecedieron Hugo Sconochini y Alejandro Montecchia.

Trayectoria ejemplar

Amén de sus dotes basquetbolísticos, Fabricio Oberto es unánimemente reconocido como “un gran tipo”, lo que le permitió ganarse el afecto de todos los compañeros con los que convivió a lo largo de una prolífica carrera, en la que acumuló una docena de títulos del más alto nivel internacional.

El pequeño Fabricio, que comenzó picando la “americana” a los 7 años en su Las Varillas natal, transformó la pasión en profesión, lo que le aseguró el futuro económico y se extendió hasta ayer, 28 años después de iniciar su fuerte relación con la pelota anaranjada.

Nunca imaginó de pequeño, aunque tal vez sí lo soñó, que a lo largo de una carrera que empezaría a toda orquesta en el también cordobés Atenas llenaría sus alforjas con una docena de títulos, entre los que surgen algunos sin comparación.

Es que no hay nada más importante en el planeta deportivo que consagrarse campeón olímpico y en el basquetbolístico específico, conseguir un anillo NBA. Oberto consiguió los dos, ya que fue el mejor con el Seleccionado Argentino en Atenas 2004 y con San Antonio Spurs, en la temporada 2006-2007 de la Liga Estadounidense.

Lógicamente, a esto debe sumarse una decena de logros más, como las seis Ligas Nacionales conseguidas con Atenas; la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 1995 con Argentina; el bicampeonato de España con Tau Cerámica y otro más de ese país con Pamesa Valencia. Además, fue subcampeón del Mundial Indianápolis 2002.

Los afectos

“Fabricio es muy familiero”, repite una y otra vez su esposa Lorena, a la que conoce desde los 16 años y con la que comparten a la pequeña Julia, de dos años de vida.

Sus 2,04 metros se deben a los genes de su padre Carlos (1,95) y su madre Vilma (1,75), que lo trajeron al mundo el 21 de marzo de 1975, pensando en un futuro venturoso para ese hijo que llegaría tres décadas y media más tarde a tomar para sí todo lo que el básquetbol le puede dar a un jugador argentino.

“Oberto tiene un gran corazón” aseveró una vez su amigo y ex compañero en Atenas, el también pivote Diego Osella, que con más de 1.000 partidos es el jugador récord de la Liga Nacional de Básquetbol”.

Quizás por eso, ese mismo corazón le pidió que aflojara un poco, porque aún tenía mucho para darle a su familia, ya que al básquetbol ya le había entregado todo.

Fabricio Oberto el día de su retiro

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“Tomé esta decisión porque mi salud y mi familia están antes que el básquetbol. Fue una decisión dura de tomar, luego de tantos años de carrera, pero creo que es la correcta. Gracias a todos...”.