compromiso y solidaridad

La donación de una hora de su tiempo movilizó a 80 jóvenes de Felicia

Algunos voluntarios fueron a las escuelas rurales de la zona y regalaron canciones y el relato de distintos cuentos. Otros enseñaron distintas manualidades y se animaron a crear un ámbito de recreación por medio de diversos juegos.

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Entusiasmo. Los alumnos de la Escuela Nº 6100 Domingo Faustino Sarmiento están muy contentos porque junto a los jóvenes tuvieron la oportunidad de jugar al fútbol y de construir sus propios portarretratos. Foto: Amancio Alem

 

Ivana Zilli

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La integración y la solidaridad se plasmaron en hechos concretos en la zona de Felicia. Es que la necesidad y las ganas de hacer algo por los demás se juntaron en el momento preciso para que el proyecto “¿Tenés ganas de donar una hora de tu tiempo?” tuviera mucho eco en esta localidad del departamento Las Colonias. Así fue como, aproximadamente a 80 kilómetros de la capital provincial, 80 jóvenes voluntarios -algunos están cursando el secundario y otros ya lo han terminado y viven en el pueblo- respondieron con ganas y se sumaran a esta convocatoria que se desarrolló durante dos meses.

Algunos de los jóvenes regalaron canciones, otros relataron distintos cuentos o enseñaron manualidades, y los que se animaban pintaron los juegos del jardín. Este trabajo surgió con la idea de “brindarles a los chicos de las escuelas rurales -no tienen maestras de áreas especiales dentro de la misma institución- otras actividades que son muy habituales en los niños del pueblo, quienes pueden acceder a distintas propuestas cuando van a un club, a la biblioteca o se juntan con algún amigo”. De esta manera, “se trajeron distintas opciones recreativas y educativas que los alumnos de estas instituciones no tienen usualmente”, comentó la licenciada Erika Guse, secretaria de Cultura y Educación de la comuna de Felicia.

Armar un rompecabezas, participar en distintos juegos como el Ta-Te-Tí, pintar dibujos y crear un portarretrato con arena y semillas son algunas de las propuestas que llegaron de la mano de los jóvenes de Felicia.

“Una señorita vino a enseñarnos cómo hacer un portarretrato. Lo hicimos con arena, cola de pegar y semillitas; y Erika siempre nos trae juegos para que compartamos entre todos. También cantamos y hacemos distintos trabajos de Inglés”, contó con alegría Stefanía Wernly, de 4º grado, de la Escuela Nº 1355 Vicenta Maqueda de Salinas.

A lo que Lautaro Farías (3º grado) agregó que los juegos en goma eva son los que más le gustaron.

La forma en que la docente enseña en este ámbito y que los chicos aprenden es muy diferente de la manera en que se trabaja en la zona urbana. Leonardo Cristado (4º grado) puede comparar estas dos realidades. Hace poco que está asistiendo a la 1355 porque su familia se mudó, por cuestiones laborales, del pueblo al campo y él, cuando vuelve de la escuela, ayuda en el tambo, les da agua a los terneros y pasto a las vacas.

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Expectativas. Los chicos de la Escuela Nº 1355 Vicenta Maqueda de Salinas todos los días preguntan cuándo van a volver los voluntarios a cantar y a contarles cuentos. Foto: Amancio Alem

Está muy conforme con esta nueva vida, que “es mucho más tranquila”, comentó Leonardo.

Para Rossana Gsponer, docente y directora de la Escuela Nº 1355 Vicenta Maqueda de Salinas, “la zona rural es muy hermosa porque la naturaleza es muy linda. Pero hay una gran soledad, permanente; siempre estamos deseosos de que vengan visitas... nos encanta disfrutar de las nuevas propuestas que nos acercan. Los alumnos esperan con mucho entusiasmo la llegada de alguien y valoran todos los trabajos que hacen”. Todo lo que se trabaja dentro del establecimiento tiene una buena repercusión en los chicos y en toda su familia porque ellos “salen de la escuela y el único vínculo que tienen es su familia”.

Si se comparan los dos estilos de vida, “los chicos que viven en los pueblos o en las ciudades salen demasiado de su casa con actividades extraescolares -tienen Inglés, deporte, van al ciber, entre otras opciones-; es muy poco el diálogo que mantienen con sus padres y mucho el que tienen con sus compañeros”. En cambio, aquí, “es al revés, puesto que los alumnos de escuelas rurales no se ven hasta el otro día con sus compañeros porque ellos salen de la escuela y su único contacto es la familia. Entonces, tanto para los chicos como para sus padres, la escuela es el único centro de reunión”.

Como docente, “el día a día en esta escuela es gratificante porque ellos disfrutan de todo lo que uno les trae”; y como estos alumnos no tienen acceso a varias cosas, “todo es motivador y novedad para ellos; por eso, da gusto trabajar aquí”, comentó Rossana, quien tiene a cargo la educación de 10 chicos que recorren todos los días entre 6 y 8 kilómetros para asistir al Nivel Inicial y al Primario.

Aquí, ellos comparten el recreo con una leche chocolatada y facturas; y el viernes tienen la oportunidad de disfrutar del dictado de las materias especiales -Plástica, Educación Física, Música-, que también están a cargo de Rossana.

Una oportunidad

La llegada de los voluntarios a la Escuela Nº 6100 Domingo Faustino Sarmiento también despertó en los chicos de 1º a 7º grado la motivación para cantar, hacer actividades plásticas y aprender algunas técnicas de primeros auxilios. Tras reconocer que es la primera vez que realizan este tipo de tareas, Fabio Benítez recordó que creó distintos monstruos con masa e hizo portarretratos con semillas. Mientras que a Kevin Bircher le gustó cuando “aprendimos a reciclar cosas”, y a Mercedes Palavecino Bircher la entusiasmó mucho “pintar las botellas a las que les puso aletas de cartón para simular un pescado contaminado”.

Como ocurre en las escuelas rurales, en una misma sala conviven los alumnos de distintos grados -desde 1º hasta 7º-; en este caso, hay dos pizarrones colgados en las paredes para distribuir las actividades de acuerdo con el grado al que asisten. “Hay que organizarse y dentro del mismo aula vamos dando todos los temas para los más chicos y para los más grandes”, relató la directora y docente de la Escuela Nº 6100 Domingo Faustino Sarmiento, Silvia Villalba.

Ante la falta de posibilidades -para acceder a materias especiales- que tienen los 7 alumnos que concurren a esta institución, cuando se presenta una propuesta de estas características, “siempre dan una respuesta positiva”, advirtió Villalba.

Es que “¿Tenés ganas de donar una hora de tu tiempo?” surgió justamente a raíz de que se veía que “los chicos de escuelas rurales tenían algunos problemas que están vinculados con la forma de expresarse e integrarse en juegos grupales porque, por lo general, no tienen la posibilidad de practicar fútbol y no conocían lo que eran los juegos de mesa. Y nosotros, con muy poco presupuesto, pudimos construir juegos sencillos a los que ellos nunca habían accedido”, relató Erika Guse.

Todos ganaron

Cuando Erika “me planteó este proyecto, me pareció fantástico, sobre todo en un momento durante el cual hay una importante falta de valores”, resaltó Rossana Gsponer.

Esta actitud de “donar 60 minutos del tiempo de los jóvenes es un beneficio tanto para los chicos como para los jóvenes que entregaron su tiempo”. Además, se pudo hacer un trabajo conjunto con el pueblo y “esta integración es fundamental para ellos. Por medio de estos proyectos nos podemos acercar”.

Después de esta experiencia, “queremos volver a implementar esta propuesta solidaria, ya que los adolescentes tuvieron la oportunidad de hacer algo distinto, ofrecer su tiempo y sentirse útiles. Los chicos de las escuelas rurales esperaban con los brazos abiertos que los vinieran a visitar... y cada tanto vuelven a preguntar cuándo vendrán de nuevo”, sintetizó Rossana con una sonrisa en su rostro.

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Nos encanta disfrutar de las nuevas propuestas que nos acercan; y los alumnos esperan con mucho entusiasmo la visitas que llegan a la escuela’’.

Rossana Gsponer

Directora de la Escuela 1355 Vicenta Maqueda de Salinas

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Ante la ausencia de materias especiales, los chicos siempre dan una respuesta positiva cuando se les presenta una propuesta de estas características”.

Silvia Villalba.

Directora de la Escuela 6100 Domingo Faustino Sarmiento

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Una buena señal. Los voluntarios manifestaron que esta experiencia valió realmente la pena y están ansiosos de volver a repetirla. Foto: Amancio Alem

“Uno se siente muy gratificado”

Al conversar con los voluntarios -Joaquín Barlasina, Bruno Russemberger, Alejandra Van Strate, Lucía Santinelli, Mercedes Maluf, Verónica Fontanini, Vanesa Chiabrando, Natalia Nicola, Mauricio Jullier, Florencia Schmidt-, ellos contaron sobre esta experiencia: “Fue muy linda porque sentimos que con una hora de nuestro tiempo podíamos hacer feliz a un montón de nenes que no están acostumbrados a que los vayan a visitar o a que les presten atención”, comentaron.

Otro grupo de chicas -a cargo de un grupo juvenil de chicos cuyas edades oscilan entre 13 y 17 años- visitaron el hogar de ancianos y el hospital; y “vimos que, por más que los abuelos están cuidados, necesitan que vaya gente a visitarlos y que les lleven cosas nuevas como un cuento, canciones y bombones de quáker. Y en todos lados nos pedían que volviéramos”, manifestaron los jóvenes.

Muchas veces, con este tipo de acciones “uno se siente mucho más gratificado por lo que da que por lo que puede recibir. Es que te reciben con una felicidad y lo pasamos muy bien”.

Para otro de los voluntarios, al ingresar a una de las escuelas rurales le sorprendió cómo “se pusieron de contentos los chicos cuando se enteraron de que íbamos a jugar al fútbol con ellos. Fue algo impresionante, se abrazaban y saltaban de la alegría. Es increíble el amor que tienen para dar y siempre se enganchan en distintas actividades. Recordar ese momento y las caras de los niños es algo invalorable”, remarcó.

“A mí me tocó restaurar y pintar los muebles del jardín y fue como devolverle a la comunidad todo lo que en algún momento recibimos de las maestras y de la escuela”, contó otra de las voluntarias.

“Es algo que no se puede explicar con palabras, hay que verlo y vivirlo; y ellos necesitan saber que uno va a volver. Creo que esta propuesta debería repetirse”, señaló otra de las jóvenes.