Los jóvenes y la cultura

Remontar los sueños y la esperanza

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Jóvenes integrantesde la orquesta dirigida por Daniel Barenboim en el concierto realizado este año en el Obelisco.

Foto: DPA

Una nota publicada en El Litoral fue distribuida entre jóvenes alumnos de la escuela secundaria San Ramón Nonato de Rosario. Aquí, algunas de sus más interesantes reflexiones.

 

Francisco Maragno

Cuando escribí la nota “Entre la realidad y la memoria” publicada el 12 de agosto de 2010 en el diario El Litoral, sabía que mi punto de vista podía ser discutido, aceptado o rechazado, pero, en todo caso, la controversia suscitada, como la opinión compartida, podrían evaluarse como reacciones positivas.

Si bien recibí, a raíz de esa publicación, muchos comentarios y adhesiones, tanto vía e-mail como en forma telefónica, hubo silencios, porque era inevitable que alguno pudiera sentirse referenciado o, simplemente, porque el conjunto de la nota estaba fuera del ámbito de los intereses de muchos lectores.

Pero lo que me llamó verdaderamente la atención fue que un docente que la leyó, Carlos Maquiel, profesor de la escuela de nivel secundario San Ramón Nonato de la ciudad de Rosario, la distribuyera entre sus alumnos de 2º y 3er. año donde dicta su materia de Educación Artística/Música, solicitándoles que manifestaran sus opiniones, las conclusiones que podían extraer de dicho escrito. Desde luego no esperaba, ni remotamente, que alguien considerara esta iniciativa que, no obstante, me apresuro a calificar como astuta e inspirada por parte del profesor que, de ese modo, intentaba poner a prueba a sus alumnos.

Puede suponerse fácil hacerle el juego a nuestro ego. ¿Acaso no sería exagerado darles tanta importancia a comentarios de alumnos de la escuela secundaria? Lo que aquí importa es que ellos se han asumido para opinar sobre temas que tienen relevancia y cuyo tratamiento han resuelto con un relato eficaz y simpático.

La nota publicada en El Litoral -puede referirlo quien la haya leído- está escrita en un estilo llano, lejos de ese sospechoso alambicamiento con el que tropezamos en muchos escritos. No obstante, para la realidad que vivimos, podía ser igualmente exigente y fuera del área de intereses de los educandos. Felizmente, no ha sido así; por el contrario, los escritos de los alumnos demuestran un interesante nivel de reflexión del que es indispensable tomar nota.

Agudeza

La redacción de los alumnos es suficientemente espontánea y reveladora por su estilo, que acuerda con su nivel educativo. Podría argumentarse aún que la cita de partes del texto de la nota en cuestión resulta una fórmula cómoda, meramente repetitiva, pero lo que también llama la atención, por una parte, es el texto seleccionado y, por la otra, el comentario agregado que en algunos casos tiene una agudeza que, por lo menos para mí, resulta sorprendente. Transcribo como ejemplo el siguiente fragmento:

“Estamos totalmente de acuerdo en que debería darse más importancia a lo artístico, tanto nosotros como el Estado (su participación es muy importante)...”. “Sabíamos que existía esto, pero no sabíamos que era tenido tan en cuenta por algunos y eso nos da más alivio. La pintura es algo maravilloso pero la música tampoco debe ser ignorada y malinterpretada como hoy en día por esos oportunistas de la “industria cultural’ como bien dice el artículo. Estamos de acuerdo en que lo que se escucha en todas las radios mayormente es el “reggae’ y la cumbia, a nosotros eso nos parece deformadores de la música...”. Andrés Siro, Joaquín Alcaraz y Agostina Ingrevidi (2º año A).

Tanto en el ejemplo citado como en el que se transcribe a continuación resulta claro y convincente que no están recitando la lección aprendida y sus consideraciones llaman la atención sobre todo por algunas referencias. Ciertamente, incurrimos en alguna subestimación atribuible a ese despectivo “latiguillo” de que los chicos no piensan y no se interesan por asuntos importantes. Evidentemente, los chicos piensan y, a veces, dan el ejemplo. A continuación, otro fragmento de los trabajos de los alumnos:

“Nuestras opiniones de chicos de l4 años están de acuerdo en mirar al Estado como una estructura jurídica y política en el ámbito nacional. También estamos de acuerdo en que no pueden admitirse políticas equivocadas o erróneas, sin olvidar que entre políticos existe corrupción y hacemos responsable a la sociedad debido a que no saben elegir un gobernante justo y correcto. No hay que olvidar que personas adultas saben más del jurado del programa “Show Match’ que de los senadores que nos representan en la Cámara. Queremos aprovechar la oportunidad para decir que la sociedad debe dar importancia a la opinión de los jóvenes y estamos de acuerdo con el concepto de que la cultura es fundamental para formar una verdadera sociedad”. Lautaro Menny, Lautaro Pizzonia y Federico Peroni. (2º año A).

Mirada crítica

¿Qué les parece? ¿No valía la pena referirlo? Si a esta altura hay alguna duda de que los alumnos tienen una percepción nada despreciable de la realidad y, además, la resuelven con sentido crítico, es porque está primando insensibilidad o mala intención, ya que no puede negarse lo innegable. Puede observarse también que los textos citados o comentados no son coincidentes; están claramente diferenciados. En todo caso, la coincidencia se da, y vale la pena mencionarlo, en la mirada crítica y coherente que significa, además, que esa temática estaba instalada a priori de la lectura de la nota ya mencionada . Hagamos otra mención de las declaraciones escritas de los chicos: ésta se titula “Mendigar oportunidades”:

“...acordamos con la opinión de que muchas veces se confunde lo popular con lo ordinario y que el buen gusto puede ser espontáneo y natural pero también es educable. Lamentablemente, predominan los “mamarrachos mediáticos’ y pocas veces se privilegian el talento verdadero, la dedicación, el esfuerzo y el sacrificio de aquellos cuyas obras merecen una mayor apreciación.

“Se rotula como “snobs’, elitistas, a las manifestaciones culturales más tradicionales. Al pueblo no le gusta vivir en la ignorancia. Si no, no se hubiera dado la impresionante concurrencia al último concierto gratuito de Daniel Barenboim. A pesar de vivir y crecer en una sociedad “que persigue el lucro’, no creemos que esté todo perdido y deseamos, de todo corazón, que se reprivilegien la calificación y el esfuerzo de quienes día a día dan todo de sí para superarse a sí mismos”. Josefina Pacheco, Camila Ausilio, Camila Amadeo, Francisco Meyle, Sofía Farman, Gisela del Pino.

Otras formas

Podríamos seguir citando textos pero el problema será, sin dudas, la extensión de esta nota, por lo que es más sensato ir articulando un cierre señalando algún otro punto de interés como que estos jovencitos están entrando en la adolescencia y podemos recabar un saludable y explícito anticonformismo. Ellos ya han advertido que hay formas para la diversión desacartonada y sin empaque, pero saben también que hay otras formas en otro ámbito donde el arte privilegia el entendimiento profundo que no responde sólo al lenguaje racional, sino que participan, fundamentalmente, las percepciones, la sensorialidad, los sentimientos y las emociones. Sobre este punto existe bastante confusión, por lo que no está de más intentar aclarar que escuchar a Beethoven y al Cuchi Leguizamón son experiencias absolutamente diferentes e incomparables. Tienen importantes puntos de contacto por la calidad creativa de sus trabajos y de su estética propia; esto los hace igualmente respetables. No debe ignorarse que sus recursos técnicos, sus propuestas estéticas, sus naturalezas perceptivas y el sentido, la complejidad y la calidad de sus percepciones sonoras tienen una singularidad inconfundible. A esto se le suma la pertenencia a contextos histórico-culturales distantes en el tiempo, cuyas estructuras existenciales en lo personal y en lo social tenían un perfil absolutamente diferenciado.

Como es sabido, el mecanismo perceptivo del que todos disponemos difiere, por razones fisiológicas y culturales, de persona a persona. A veces, hacemos una lectura de un notable poema, escuchamos una música, miramos una pintura, una flor, un objeto cualquiera y nuestro sistema perceptivo reacciona con interés, emoción, asombro; otras veces, no pasa nada. Pero tenemos la posibilidad de insistir y es probable que verifiquemos un cambio. Sobre este asunto, seguramente todos contamos con interesantes experiencias para referir. Por esa razón es tan importante estimular y educar nuestro sistema perceptivo: para poder reconocer cuando estamos en presencia de lo bello, de un hecho irrelevante o, peor aún, detestable.

Es conveniente advertir que estos comentarios sólo intentan inducir a la reflexión sobre el complejo mecanismo de la creación artística que tiene algunos aspectos racionales y entendibles, pero otros son inescrutables y, como la vida misma, están inmersos en el misterio de nuestra naturaleza.

Puede señalarse también que resulta alentador que estas declaraciones juveniles vayan contra las creencias y las prácticas instaladas por un modelo social y educativo que “sigue la corriente”, que no cuestiona nada. Acepta las cosas como son porque “así se entiende a la gente” -una masa potencial de electores y activos del mercado- y que supone, interesadamente, que no pueden ser modificadas porque la avalancha populista es incontenible. Por eso tenemos un amplio espectro de problemas que no se solucionan; o que se arbitran de un modo equivocado o descabellado, o que se dejan pasar.

Remontar la esperanza

Si, a pesar de la experiencia histórica, profundamente cruel y dramática, que tiene que estar presente en nuestra conciencia, no somos capaces de programar el presente y preparar lo porvenir, significaría que nuestra vida no tiene opciones y caeríamos en el vacío infinito. Este pensamiento puede resultar un tanto demodé o ingenuo porque el curso de los acontecimientos históricos nos ha situado en un punto en el que resulta difícil admitir posturas decimonónicas que se suponen sentimentales y fracasadas. Pero remontemos, no obstante, la esperanza y los sueños, que son lo que anima a los jóvenes. Al fin y al cabo, es lo que ellos esperan de nosotros y, sin duda alguna, lo que le ha permitido a la humanidad sobrevivir.

Además de los ya mencionados, otros alumnos de 2º y 3er año colaboraron con sus trabajos. Ellos son: Josefina Acevedo, Manuel Sosa, Iñaki Escauriza (2º año A). Juan Pablo Savarino, Denise Braten, Macarena Ledesma, Franco Ambrosini, Ignacio Laboranti, Lian Bagnis, Sol Ferrara, Lucero Da Ponte, Micaela Boratto, Agustina Alcántara, Mauro Guerrero, Andrés Cáceres, Carla Gianoni, Estefanía Brusclario, Natalia Fernández, Micaela D’agostino, Jesica Apia, Giuliana Minielo, Agustina del Briana Semilla, Lisandro Manciero, Facundo Chávez (3er curso Economía).

Luca Riveira, Alexis Cardoso, Facundo Ibarra, Joel Balachino, Diez, Agustin Eichenberger, Eric Cochrahe (2º año A). Lara Poplawski, Clara D’andrea (3er, curso Humanidades).

Remontar los sueños y la esperanza

“Se rotula como ‘snobs’, elitistas, a las manifestaciones culturales más tradicionales. Al pueblo no le gusta vivir en la ignorancia. Si no, no se hubiera dado la impresionante concurrencia al último concierto gratuito de Daniel Barenboim”, sostienen jóvenes alumnos. Foto: Archivo El Litoral

Remontar los sueños y la esperanza

Una de las manifestaciones culturales más intensas en el país es ArteBA, una feria de arte contemporáneo. Allí se alberga a artistas consagrados y a jóvenes emergentes de la escena artística. Foto: Télam

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Las artes plásticas también movilizan a jóvenes que intentan realizar su propio camino. Foto: Archivo El Litoral