Una semana política muy complicada


Entre jugadas y señales

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La presidenta llegó esta mañana procedente de Seúl donde tuvo lugar la cumbre del G20. En la nota gráfica, también el jefe de Estado norteamericano, Barack Obama. Foto: EFE

El oficialismo fracasó en su intento de aprobar el Presupuesto en Diputados. La oposición no salió bien parada ante denuncias de Carrió. La movida de Reutemann abrió nuevos interrogantes en Santa Fe y en la Nación.

 

Carlos Sacchetto

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Desde la muerte de Néstor Kirchner, el gobierno y los principales dirigentes de los sectores que confluyen en el oficialismo están empeñados en demostrar que, salvo el dolor personal de cada uno, todo sigue igual y que nada ha cambiado. Es un mensaje destinado a tranquilizar a la militancia y también advertirle a la oposición que el impacto de la tragedia no los ha debilitado. Pero la realidad se ocupa de desmentirlos. Dos hechos alcanzaron para mostrar que los nuevos tiempos contrastan con la inercia de poder que emanaba del ex presidente. Uno es la dura derrota sufrida al tratar de aprobar el Presupuesto 2011 en la Cámara de Diputados y el otro es la decisión de Carlos Reutemann de abandonar las filas del peronismo disidente.

Al revés parlamentario el kirchnerismo intenta minimizarlo diciendo que tiene todas las herramientas para que no se vea afectada la gestión, lo que es relativamente cierto. Y al portazo del senador santafesino lo presenta primero con satisfacción por la ruptura de ese espacio opositor y luego como un acercamiento de Reutemann a las filas oficiales. Eso también es relativamente cierto. Sin embargo, en política nada suele ser lo que parece. Detrás de lo formal, los hechos tienen otras causas, otras consecuencias y otros significados. Vamos por partes.

La fallida aprobación del presupuesto

El kirchnerismo concurrió el miércoles a Diputados descontando que si alcanzaba el quórum para sesionar, la media sanción al Presupuesto estaba asegurada. No imaginó que Elisa Carrió desplegaría toda su habilidad política para desarticular los acuerdos reales o virtuales en los que descansaba la confianza oficial. Enardecida y peleándose con todos, la líder de la Coalición Cívica denunció un “nuevo Pacto de Olivos” con supuestas coimas, y logró invertir la carga de la prueba. Cada diputado de la oposición debería demostrar su inocencia quedándose en su banca para no favorecer al oficialismo, y votar en consecuencia. Sobrevinieron el escándalo y la dispersión.

En ese marco, la operación del kirchnerismo para revertir la situación fue caótica. Ordenes y contraórdenes, mensajes confusos, falta de un referente claro. “Con Néstor esto no pasaba”, se lamentó un diputado del núcleo duro que rodea al jefe de la bancada Agustín Rossi, y proyectó la incertidumbre hacia el futuro. La orden de la Presidenta de no negociar ni una coma del proyecto oficial terminó en fracaso y el episodio exhibió parte de las debilidades políticas que no se admiten. El oficialismo pagó un altísimo costo, pero no fue menor el que debió afrontar la oposición. Acusaciones, sospechas, peleas internas, deserciones, falta de estrategias y objetivos poco claros, son sólo algunos de los componentes de un cuadro patético y desalentador. “Con sus denuncias Lilita nos sacudió a todos”, se oyó en el bloque de la UCR donde además de la furia contra la ex correligionaria, reinaba una inocultable tensión interna. En el macrismo se instaló la crisis, en el peronismo federal ahora todo es más difícil y en el socialismo hay “barbas en remojo”. Carrió lo hizo, con un saldo político para ella aún desconocido.

La jugada del senador santafesino

Quien sí midió de antemano su jugada fue Reutemann quien protagonizó la movida política más importante desde la muerte de Kirchner. La alegría que ganó a quienes pensaron en el oficialismo que la actitud del santafesino les será funcional a sus intereses, podría devenir en decepción en los próximos meses. Hay varias razones escalonadas que abonan esa posibilidad. Reutemann aunque no aspira a ser nuevamente gobernador, quiere recuperar la provincia de Santa Fe y por lo tanto su poder territorial. Pero para vencer a socialistas y radicales necesita al peronismo unido. Su gesto abre las puertas a esa unidad y propicia una actitud más conciliadora en ausencia de quien fue el gran confrontador.

Otra razón estratégica es trabajar desde dentro del PJ a nivel nacional. Hasta ahora el kirchnerismo movimientista y la conducción del partido estaban sintetizados en el ex presidente muerto. Cristina Fernández ejerce el gobierno y es ahora la jefa del movimiento. Pero el partido es otra cosa. Allí está Daniel Scioli y también podrían sumarse otros dirigentes como Felipe Solá o Francisco De Narváez, todos con estilos más dialoguistas. Advertido, uno de los más duros seguidores de la intransigencia kirchnerista no tuvo más remedio que reconocerlo: “El Lole nos puede hacer más daño desde adentro que desde afuera”.

Y hay, además, un guiño indefinido a toda la sociedad. Siempre rodeado de silencios, el gesto de Reutemann les abre nuevas expectativas a los sectores medios que creen que la moderación no impide continuar con los logros obtenidos.

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Carlos Reutemann, autor de una fuerte movida política. Sentado en su banca, observa cómo los kircheristas Daniel Filmus y Miguel Piccheto hablan con el pampeano, Carlos Verna.

Foto: DyN

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aumentó la canasta básica alimentaria en un año.

Scioli

El gobernador bonaerense, Daniel Scioli, opinó que el senador Carlos Reutemann “se habrá replanteado muchas cosas” para alejarse de la conducción política del Peronismo Federal.

“Es un dirigente con una gran experiencia, con valores importantes. Habrá repensado muchas cosas”, consideró el mandatario.

Scioli evitó nuevamente referirse a las especulaciones sobre su eventual reelección en el territorio bonaerense o su candidatura a presidente. Subrayó que su futuro electoral estará sujeto a la decisión que se tome dentro del justicialismo.