72 por ciento de los puntos en disputa...

Gamboa: orden y eficacia

Desde que se hizo cargo, convirtió a Colón en el equipo con mejor promedio de puntos.

Ha sido notable la cosecha de puntos del Negro Gamboa desde que se hizo cargo del equipo. Además, Colón llevaba un año sin ganar tres partidos seguidos. Y va por más. Foto: Pablo Aguirre

 

Enrique Cruz (h)

Miguel Angel Russo decía, en una nota que le hizo el diario Crónica en la víspera, que el fútbol argentino es generalizadamente irregular, que eso a él no le gusta y que aspiraba a terminar su contrato con Racing. O sea, Russo no aspira a ser campeón; ni siquiera a clasificar a su equipo para la Libertadores. Russo desea concluir su contrato. Y lo dice dando la impresión de que, si lo logra, ya será alguien diferente del resto. Una verdadera locura.

Claro que este cambalache que identifica al fútbol argentino en lo que se refiere a los procesos de los entrenadores, tiene sus sabias y destacables excepciones. Estudiantes es una excepción, Vélez también, Lanús y Colón. Estos clubes han sabido manejarse dentro de parámetros más normales, no tan histéricos. Y ahora también se suma All Boys, bien conducido desde lo dirigencial por un joven y entusiasta presidente, pero además reconociendo la capacidad de un desconocido para el fútbol argentino como este “Pepe” Romero que no sólo consiguió ascenderlo, sino que ahora está redondeando una campaña más que aceptable.

Sabella, Gareca, Zubeldía y antes Mohamed, son entrenadores que han vivido en verdaderos paraísos futboleros dentro del infierno que sacude y pone en jaque la estabilidad laboral de los técnicos y la salud de esos “proyectos” que, cada vez más, se circunscriben penosamente a tres o cuatro derrotas.

En el caso de Colón, la permanencia de Mohamed (2 años y medio) es tan notable como difícil de imitar o repetir. Pero lo bueno de esta última conducción, es que sacando aquel primer intento con el “Huevo” Toresani, el resto de los entrenadores que llegó han tenido dos particularidades coincidencias: 1) que anduvieron bien y ofrecieron respuestas satisfactorias en momentos ultra complicados; 2) que no se fueron porque los echaron, sino porque ellos tomaron la decisión de renunciar. Así pasó con Falcioni, con Astrada y con Mohamed, a quien algunos meses antes de irse, la dirigencia le había renovado el contrato.

Ahora llegó el turno de Gamboa. Y otra vez Colón acertó. Llegó, se “comió” seis y decidió cambiar cuestiones fundamentales en lo táctico y estratégico. Acomodó el equipo y vinieron los resultados en catarata. Sobre 18 puntos jugados bajo su mandato al frente del equipo, Colón se alzó con 13 puntos (72 por ciento de eficacia). Pero al margen de aquella derrota lamentable ante Vélez, por goleada, lo bueno de este equipo es que se ha fortalecido considerablemente afuera del barrio Centenario. Y ahora da la impresión de que no le cuesta tanto llegar al éxito, como antes ocurría en la última parte bajo el mando de Mohamed, deslucida por la falta de victorias.

El planteo está muy claro (3-4-1-2), los intérpretes también. Moreno y Fabianesi se acomodó al lado de Bellone en el sector central del mediocampo; la presencia de dos marcadores de punta como volantes por los laterales le dio solidez y respaldo defensivo; y arriba asoma la fortaleza de un equipo que tiene jugadores desequilibrantes, como Damián Díaz o los delanteros.

Ya le pasó a Colón con Falcioni, con Astrada y con Mohamed. Esta vez, el Negro Gamboa disfruta de las bondades de un plantel capacitado potencialmente pero sin respuestas concretas en la práctica. Es un plantel que se armó con sueños de protagonismo, pero al que Mohamed no supo darle el rumbo correcto. Hoy, Gamboa le está sacando el jugo que su armador (el Turco) no consiguió. Está quinto, mucho más cerca de lo que sus cualidades se merecen.