El fotógrafo del movimiento

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Trote y salto de caballo, estudio fotográfico de Eadweard Muybridge.

Joaquín Rábago

(EFE)

El pionero de la fotografía Eadweard Muybridge (1830-1904) alcanzó la fama sobre todo por las imágenes en las que logró registrar por primera vez el movimiento de animales y humanos. Los trabajos de este anglo-norteamericano, al que la galería Tate Britain dedica una gran retrospectiva, revolucionaron el arte y la técnica de la fotografía y se adelantaron al cinematógrafo.

Al mismo tiempo ejercieron una enorme influencia en pintores como Edgar Degas, Thomas Eadkins o Francis Bacon, pasando por Marcel Duchamp o los futuristas italianos como Umberto Boccioni o incluso en compositores como Philip Glass.

Degas fue uno de los primeros artistas en explotar los nuevos conocimientos sobre el movimiento de los caballos en pleno trote obtenidos gracias a las fotografías de Muybridge que convirtieron en obsoleta la representación de los equinos con las patas extendidas hacia delante y hacia atrás para simular la carrera.

Y la obra vanguardista “Desnudo bajando una escalera” de Duchamp está directamente inspirada en los trabajos de Muybridge, lo mismo que lo están muchas de las figuras de Bacon en las fotografías de hombres peleando cuerpo a cuerpo de aquél.

La retrospectiva de la Tate, que podrá visitarse hasta el 16 de enero de 2011, tiene la virtud de presentar un panorama muy completo de su obra fotográfica y no sólo trabajos por los que es hoy más conocido. Así, para muchos será un auténtico descubrimiento su faceta de fotógrafo de espectaculares paisajes tanto de los Estados Unidos como de América Central, así como de vistas urbanas como las de San Francisco.

Por encargo de diversas agencias del gobierno de Washington, Muybridge viajó a Alaska tras la compra de ese territorio a Rusia por parte de los Estados Unidos y documentó los trabajos de construcción del ferrocarril y fotografió los faros en la costa del Pacífico.

Muybridge estaba fascinado por la naturaleza salvaje del valle de Yosemite, en California, por sus bosques, sus sierras, sus cascadas y sobre todo por sus lagos de aguas tranquilas en las que se reflejan como un espejo abetos y montañas.

Bellísimas son también las imágenes que tomó en América Central, adonde viajó en 1871 desde San Francisco (EE.UU.) tras ser absuelto del asesinato por celos del amante de su esposa, a la que llevaba más de veinte años.

Viajó allí por encargo de la Pacific Mail Steamship Company y en Panamá y Guatemala captó con su cámara imágenes de ciudades de la época colonial, plazas de armas o iglesias en ruinas, entre otros motivos.

Son, por otro lado, realmente espectaculares sus vistas de San Francisco, conseguidas mediante la yuxtaposición de hasta trece placas fotográficas para conformar un panorama completo de la ciudad con tal lujo de detalle que parecen prefigurar el programa Street View, de Google.

La última parte de la exposición está dedicada a sus trabajos más conocidos, los estudios de animales y humanos en movimiento, que recogería entre 1881 y 1887 en los álbumes titulados “Animal Locomotion” y “The Attitudes of Animals in Motion”.

Para esos estudios, utilizó baterías de doce cámaras cada una situadas frente, a espaldas y lateralmente al objeto que trataba de fotografiar para poder captar al mismo tiempo su imagen desde distintos ángulos.

Gracias a sus inventos tecnológicos como el zootropo, primero, y luego el zoopraxiscopio, Muybridge consiguió dar animación a las imágenes así obtenidas, creando la ilusión de movimiento y adelantándose al cinematógrafo.

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“La mano del violinista” del futurista Giacomo Balla, uno de los autores que se valió de los descubrimientos que se dieron a partir de las fotos de Muybridge.