Mesa de café

Entremeses políticos provinciales

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Erdosain

Abel le pide a Quito que le sirva un liso y mientras tanto inicia la polémica, planteando que ya es un hecho que Barletta será el nuevo candidato del Frente Progresista.

—Será el candidato de la UCR -corrige José-, porque del Frente Progresista aún está por verse.

—Yo creo que los socialistas no tienen ni para empezar en una interna con la UCR unida -refuta Abel.

—Yo no sería tan triunfalista -digo-, los candidatos que tienen no son malos y la figura de Binner está muy bien considerada en la provincia.

—Pero a Bonfatti no lo conoce nadie -dice Marcial, que acaba de llegar y le está haciendo señas a Quito para que le sirva un té.

—No es mala persona, y si lo apoya Binner en dos meses lo conocerá toda la provincia -insiste José.

—Binner que se preocupe por trenzar y bordar en el orden nacional -dice Abel-, porque, según me contó un pajarito, en las encuestas nacionales mide cada vez menos y los alfonsinistas están pensando en ir con otro candidato que arrastre más votos.

—Que los alfonsinistas tampoco se agranden -dice Marcial-, Sanz se está preparando para ser candidato y, a decir verdad, creo que tiene más condiciones que Alfonsín.

—Pero Alfonsín tiene más votos y más carisma -dice Abel.

—El carisma es prestado -observa José-, y los votos están por verse.

—No sólo el carisma es prestado -chicanea Marcial-, también son prestados los trajes que usa.

—No deja de ser sintomático para la Argentina -digo- que dos candidatos hayan salido de dos velorios, me refiero a Alfonsín y Cristina, mientras Macri cree que el casamiento lo habilita para pretender ese cargo.

—Todavía falta mucho para las elecciones -observa Marcial-; como dijera mi conductor Reutemann, los motores recién se están poniendo en marcha y la carrera todavía no empezó.

—¿Se puede saber dónde dijo Reutemann eso? -pregunto.

—Como si lo hubiera dicho -responde Marcial.

—Pregunto -digo- porque es una frase con imágenes muy elaboradas para un tipo como Reutemann, que sólo se expresa con monosílabos.

—Los monosílabos los usa cuando habla de política -dice Abel-, porque cuando tiene que hablar de temas del campo o de carreras de autos habla por los cuatro costados. Reutemann en ese sentido es como la mayoría de las personas sensatas: habla de lo que sabe y se queda callado cuando no sabe.

—Ustedes lo subestiman al Lole -dice Marcial-; les ganó cuatro elecciones y en cualquier momento les va a ganar las presidenciales; pero ustedes, firmes en su ceguera, lo van a seguir subestimando.

—Ganó dos elecciones -observa José-, porque las otras dos las ganó Obeid.

—Con la ayuda inestimable, decisiva del Lole -responde Marcial con una sonrisa sobradora.

—Hablando de Obeid -digo- ha declarado en estos días que los peronistas si quieren ganar deberían ir unidos porque no les sobra un voto.

—Chocolate por la noticia -digo.

—Lo que pasa -dice José- es que Rossi no hará acuerdos con peronistas que en Buenos Aires votan con la derecha y los gorilas.

—Rossi que no se haga el guapo -responde Marcial-, porque no sólo que no le sobran votos, sino que le faltan.

—Además de los votos están los principios -retruca José con firmeza.

—No me hagas reír -dice Marcial.

—Pero volviendo al Frente Progresista -digo-, me parece que el candidato de los socialistas va a ser Giustiniani; es el único que mide en toda la provincia. Bonfatti no existe y a Lifschitz sólo lo conocen en Rosario.

—Giustiniani es un senador muy bueno, pero tiene menos carisma que un corcho -dice José-; la gente que lo vota, al otro día se olvida de su cara.

—¿Y vos te creés que Binner es muy carismático? -dice Abel-, ¿y dónde está el carisma de Reutemann: en su oratoria brillante, en su simpatía arrasadora, en sus pensamientos políticos profundos?

—Para ganar una elección -digo-, la condición principal no es ser carismático, sino tener propuestas, ideas y, sobre todo, las manos limpias y las uñas cortas.

—Eso sería lo ideal -dice Abel-, pero el mundo cruel no siempre coincide con los ideales.

—¿Y se puede saber quién será el candidato del peronismo? -la pregunta se la dirijo a José.

—Nos sobran candidatos -responde-, lo tenemos a Obeid, Perotti, Bielsa, Spinozzi, Mercier, Rossi... lo que nos sobran son candidatos.

—Ya que no les sobran votos, está bien que les sobren candidatos -observa Marcial en voz baja.

—¿Pero vos a quién apoyarías? -insisto.

—Sin lugar a dudas que a Rossi -responde.

—Justamente al único que yo no votaría -dice Marcial.

—Vos porque no sos peronista -acusa José.

—No soy peronista, pero estoy con Reutemann, el único peronista en la provincia, y me atrevería a decir en el orden nacional, con votos propios.

—Reutemann no es peronista -acusa José.

—Eso explicáselo a los peronistas -responde Marcial-, pero desde ya te aconsejaría que no pierdas el tiempo porque nadie te va a llevar el apunte.

—Si lo que dice José es cierto -observa Abel- el peronismo en estas elecciones provinciales va a ir dividido.

—No lo creo -dice Marcial- va a ir unido, pero unido como corresponde, es decir, unido detrás de Reutemann, los demás son cartón pintado. Lo que es la vida -continúa-, pensar que los peronistas lo inventaron a Reutemann para usarlo y ahora el que los usa como quiere es él. Y como a los peronistas les encanta que un jefe los use y los maltrate, allí están todos formando fila detrás de su figura.

—¿Y se puede saber -digo cambiando de conversación porque Quito acaba de servir otra vuelta de lisos- por qué Lifschitz no tiene chances para ser candidato?

—Según tengo entendido -dice José- al hombre lo arreglaron con una candidatura a diputado nacional y la promesa de que una tal García será la nueva candidata a intendente de Rosario.

—Entonces la interna es entre Bonfatti y Giustiniani -dice Abel a modo de síntesis.

—Tal vez sea entre ellos dos, pero tal vez lleguen a un acuerdo -insiste José.

—Yo creo que habrá acuerdo con el nombre de Giustiniani -digo.

—Vos decís eso porque no los conocés -dice Abel-. Los socialistas son una “orga” cerrada que como toda “orga” cerrada tiene internas no oficializadas que cuando se manifiestan lo hacen de manera salvaje. Giustiniani y Binner se odian y se van a sacar los ojos en la interna.

—Yo no creo que sea para tanto -digo-, hay diferencias, pero de allí a odiarse existe un largo trecho.

—Dejemos que hablen los hechos -concede Abel.

—Los hechos lo que nos dicen -observa Marcial- es que el panorama electoral en la provincia todavía está confuso.

—Lo único que no está confuso -concluye Abel- es que los radicales hemos decidido que Barletta sea el candidato a gobernador por el Frente en la provincia. Y ya se sabe que en este juego el que mueve primero mueve dos veces.

—No comparto -dice José.