Escuela Bialik: enseñanza e identidad cultural

Educar desde el valor de la tradición judía

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Aliza Eskenazi, directora general de la escuela Bialik, explicó los alcances y proyecciones del proyecto educativo que lleva adelante la institución.

Foto: Guillermo Di Salvatore

La institución consolida su crecimiento sobre un proyecto educativo cohesionado desde el nivel inicial al secundario. Sentido de pertenencia y la huella de una herencia cultural.

 

De la redacción de El Litoral

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“En la escuela nos saludamos diciendo shalom, que en hebreo significa paz. Pero la raíz de esa palabra es la misma para la expresión shalem (completo). El saludo tiene esas dos profundas significaciones: el deseo hacia el otro de paz y de completitud”, explicó Aliza Eskenazi, directora general de la escuela J. N. Bialik. Su definición expresa cómo desde lo cotidiano se revaloriza la tradición y herencia cultural de la comunidad judía, cimiento sobre el que se edifica el proyecto educativo de la institución.

Con 41 años de vida, la escuela ofrece los tres niveles escolares: el inicial, la primaria Nº 1205 y la secundaria Nº 3045 -orientación contable-, con una currícula del área oficial a la que se incorporan además los estudios judaicos. Tiene una matrícula total estimada en 240 alumnos, y “hay una proyección de crecimiento muy importante. Muchos papás nos manifestaron interés en enviar a sus chicos el próximo año lectivo”, dijo.

El objetivo institucional es “tener una dirección unificada con un proyecto educativo cohesionado desde el jardín maternal hasta la secundaria”, refirió Eskenazi. “Nosotros creemos en el concepto de educación, y también en el de transmisión. Educar es hacer saber que dos más dos son cuatro. Pero transmitir implica difundir y promover toda una herencia, una cultura. Y cada uno de nuestros alumnos podrá entender la herencia judía y apropiarla a su modo, que será único y singular”.

Estos valores promovidos desde el establecimiento “refuerzan un capital cultural que los niños van adoptando como propio, que perdura en el tiempo y que de alguna manera retorna. Porque los alumnos siempre terminan volviendo. Ya adultos, como padres que traen a sus hijos, como docentes, o como empleados. La entidad tiene esta característica: deja una marca indeleble de identidad en quienes pasan por sus aulas”, destacó.

Enseñanza

En el inicial los niños de las salas maternales tienen sus actividades por la mañana. “Se inserta en este nivel la materia judaica, que incluye el hebreo como idioma y las tradiciones aprendidas a través de juegos didácticos”.

En el nivel primario, este año se ha trabajado intensamente en la idea de Reparación del Mundo, un concepto muy propio de las fuentes judaicas, “que sostiene que el hombre vino a la Tierra para reparar aquello que esté dañado, y para crear un mundo más justo”, explicó Eskenazi. En este sentido, los chicos trabajaron sobre diversas temáticas: “Por ejemplo, abordaron la revalorización de los adultos mayores, el lugar actual de la vejez en la sociedad. Se trató de honrar a nuestros abuelos y se hizo con mucho entusiasmo”.

En la secundaria, “este año hubo muchos espacios de construcción de ciudadanía. Los adolescentes abordaron el Bicentenario desde un lugar de reflexión, para revisar la Historia, y posicionarse para pensar críticamente la realidad nacional”. También presentaron funciones de títeres para los más pequeños y realizaron diversas acciones solidarias.

 

/// EL DATO

Pertenencia e identidad

“Hacemos un programa radial semanal para comunicar todo lo que hace la escuela. Hay una página web actualizada para difundir a través de las nuevas tecnologías. Se hacen varias cosas para potenciar un esfuerzo institucional en un proyecto pensado integral y coordinadamente”, sintetizó Eskenazi. “La escuela busca reforzar el sentido de pertenencia, nuestra identidad cultural, y ésa es la huella que queda. Esa identidad de la comunidad judía se reafirma y es incorporada en los alumnos desde la más temprana edad”, concluyó.