Paz Levinson, arte y oficio del buen beber

Aunque su especialidad sean los vinos también orientan en las definiciones de infusiones o bebidas destiladas. En un difícil concurso se definió quién es el mejor sommelier de la Argentina y los votos fueron para Paz Levinson.

TEXTOS. GUILLERMO DOZO. FOTOS. AAS.

Paz Levinson, arte  y oficio del buen beber

La Mejor Sommelier de la Argentina 2010 es una rionegrina de 32 años, nacida en San Carlos de Bariloche.

 

Según describe la Asociación Argentina de Sommelier, esta actividad es desplegada por una persona que “por sus estudios, conocimientos y experiencia es especialista en bebidas, incluyendo aguas, infusiones, destilados, licores pero por sobre todo, vinos. Además, puede tener a cargo la selección y servicio de bebidas en un restaurante, o bien realizar catas, degustaciones y presentaciones en distintos ámbitos”.

Paz Levinson es sommelier, pero no cualquiera. Se trata de la Mejor Sommelier Argentina 2010, la ganadora de un exigente concurso que tuvo lugar a principios de octubre en el Hotel Panamericano en la ciudad autónoma de Buenos Aires y que fuera organizado por la AAS.

Nacida en San Carlos de Bariloche hace 32 años, esta rionegrina hace 12 años que vive en la capital federal y llegó a la actividad “trabajando en un restaurant coherente, detallista, serio, que le daba importancia a la gastronomía en general”, cuenta Paz.

Pero, ¿cómo se llega a ser el mejor en su actividad? Dueña de una proverbial humildad, Paz contó que “la competencia fue difícil, estaba dividida en dos días, sábado 2 y el lunes 4. El sábado hubo pruebas escritas y prácticas de las que participaron 15 candidatos. No sé los puntajes pero sé que quedé finalista. El lunes era media hora arriba del escenario cumpliendo ciertas pruebas, algunas eran más difíciles de lo que había pensado; por eso en el turno de los destilados no completé la prueba como me hubiera gustado”.

Junto a ella estaban los finalistas Agustina de Alba (ganadora de la edición 2009) y Matías Prezioso, quienes demostraron estar entre los más destacados sommeliers del país. Para ello debieron exhibir sus conocimientos frente a un exigente jurado y la asistencia de unos 400 referentes de la vitivinicultura argentina, bodegueros, periodistas especializados, restauranteurs, vinotequeros, y público en general. Cabe destacar que el certamen cuenta con el auspicio del Fondo Vitivinícola Mendoza, a través de la campaña genérica “Vino Argentino. Un buen Vino”.

LAS RAZONES, LOS POR QUÉ

Paz describe al sommelier como “un profesional del vino. Fundamentalmente es un camarero especializado en vinos y todo lo que ello implica: saber servir, saber vender, saber recomendar, sugerir con criterio” y reconoce que “la actividad esta cada vez más desarrollada” pero, ante una consulta de Nosotros advierte que “hay grandes diferencias entre la ciudad de Buenos Aires y el interior del país. Hay poca gente que le da importancia al rol del sommelier en el restaurante en el interior. En la capital hay lugares que confían mucho en su labor como en otras partes del mundo, pero hay otros lugares donde se siente la falta de alguien responsable en bebidas”.

- ¿Cómo nació tu afición e interés en el mundo de los vinos y otras bebidas?

- Trabajando en un restaurant coherente, detallista, serio, que le daba importancia a la gastronomía en general. Con un gran cuidado en los vinos, en las bebidas y en los platos, cuidando al producto. Ese lugar fue Restó, cuya cocinera era María Barrutia y Guido Tassi; el sommelier que trabajaba, Federico Lleonart, me enseñó mucho y cada vez me fui especializando más.

- ¿Qué gana un restorán que suma en la atención un sommelier?, ¿sólo se nota en la carta de vinos o también en los platos ofrecidos?

- Se nota en todo. En el concepto, en la carta de vinos, en el agua que selecciona, las infusiones, las cervezas, los tragos que se pueden preparar. El sommelier prueba los platos y experimenta maneras de combinarlos con las bebidas. Hace que salir a comer sea una verdadera experiencia.

- ¿Se trabaja “detrás del mostrador”, o puede o debe contactarse con el público?

- Nunca detrás del mostrador. Es también un camarero, un jefe de salón, hay veces que se ocupa de las relaciones públicas del lugar. Hay clientes que “siguen al sommelier” y se entregan a todas las sugerencias que les ofrece. Por supuesto siempre está en contacto con el público ya que esa es su función, ser un nexo entre producto-bodegas y consumidores.

- La industria del vino en la Argentina ha tenido un enorme desarrollo, como consumidores ¿estamos a la misma altura de ese desarrollo o el argentino recién está ingresando el amplio mundo del buen beber?

- El argentino tomaba mucho más vino de lo que se toma hoy. el consumo del vino era de 90 litros per cápita cuando hoy estamos en 27 litros per cápita. El consumidor, como en el resto del mundo, está orientándose a consumir menos pero de mejor calidad. Es una tendencia mundial. Sí, es necesario que los jóvenes consuman mejor calidad de alcohol y sin abusar.

+datos PERFIL

Paz Levinson, de 32 años, nació en San Carlos de Bariloche y se graduó como Sommelier Profesional en el Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE) con mejor promedio. Trabajó en Restó (Restaurant de la Sociedad Central de Arquitectos). Actualmente es docente de CAVE y del Instituto Argentino de Gastronomía (IAG), y sommelier en el Restaurant Nectarine, en Recoleta. También realizó el tercer nivel -“advanced”- del Wine & Spirits Education Trust (WSET).

Fuente: Asociación Argentina de Sommeliers

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Paz Levinson en plena tarea de describir uno de los vinos que integró el concurso.

CÓMO FUE EL CONCURSO

En su blog, la sommelier venezolana Maya García Rodríguez detalla algunos aspectos del concurso: “La noche del lunes se llevó a cabo la final del concurso donde los sommeliers Agustina de Alba, Matias Prezioso y Paz Levinson tuvieron que pasar varias pruebas para demostrar sus habilidades y conocimiento del oficio.

“La prueba estaba dividida en cuatro partes y cada una tenía un tiempo limite de ejecución. Primero se les presentaba una mesa con un vino blanco y dos tintos; debían catarlos y describirlos incluyendo precio estimado, cepa, zona y armonía enogastronómica; seguidamente se enfrentaban a cinco copas negras donde el sommelier a través del olfato y el gusto tenía que decir qué producto estaba contenido en ellas; eran todos destilados o licores.

“La segunda parte de la prueba fue la comanda: al sommelier le era entregado un menú de cinco platos y debía hacer con cada uno de dichos platos una recomendación de vinos del viejo mundo, incluyendo otros productos como destilados, café, té, aguas y puros.

“La tercera parte del examen fue hacer el servicio de un espumante para cuatro personas y la decantación de un vino tinto, explicando este proceso en inglés.

“Finalmente, los sommeliers se enfrentaron a una carta de vinos impresa; cada uno de los vinos de la carta tenía errores en las zonas, cosechas, denominaciones, etc... Ellos tenían cuatro minutos para detectar dichos errores”.

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