Ciro y los Persas en Santa Fe

Un viaje entre el pasado y el futuro

Un viaje entre el pasado y el futuro

El vocalista en el comienzo del show, enmarcado por las banderas de sus seguidores. En el final les haría un homenaje con la canción “Aguanten los trapos”.

Foto: Pablo Aguirre

El ex cantante de Los Piojos se reencontró con su público luego de cinco años. Llegó para presentar “Espejos”, su primer disco solista, pero incluyó en el repertorio muchos clásicos de su antigua banda.

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Cinco años esperó el público piojoso santafesino. Tanto tiempo, que en el camino se disolvió la banda que tanto amaban. En ese proceso, Andrés “Ciro” Martínez, vocalista y referente de aquel grupo, decidió iniciar su carrera solista: para no sentirse solo en la tarea, armó los Persas, la formación con la que apuesta a consolidar su nuevo sonido, sin renegar de las dos décadas que pasó con Los Piojos.

Con ellos grabó “Espejos”, su primer disco, y también con ellos arribó a la ciudad para mostrar estas nuevas canciones y algunas de aquellas que sus seguidores esperaron un lustro para volver a escuchar en vivo.

Amigos persas

Una hora después de la hora anunciada, a las 22.30, una música percusiva con rasgos mediorientales sonó mientras se apagaban las luces y atronaron cánticos piojosos desde la audiencia. Sobre un gran zumbido se apersonó el cantante de la mandíbula prominente y sus músicos, todos con turbantes, él todo de negro, con un saco de frac con apliques en las levitas, que abandonaría luego de un par de temas.

Así, tocando su Fender Telecaster que luce el color de la madera, Ciro abrió con “Antes y después”, el tema que abre “Espejos”; salió acompañado por Juan Ábalos y Juanjo Gaspari en guitarras, Broder Bastos en bajo, Lulo Isod en batería y el ex Piojo Miguel Chucky de Ipola en teclados.

El arranque siguió con “Te diría” (un tema de “Ay ay ay”) y “El viejo”, tema de Pappo, que Los Piojos solían tocar, incluso a veces junto al mismo Carpo. Ese set se consolidó con la atmósfera mágica de “Espejos”, el tema que da nombre al material.

Lo nuevo y lo viejo

“¡Muchas gracias! ¡Buenas noches Santa Fe! ¿Cómo están? Tanto tiempo... Hacía cinco años que no veníamos... ¿Les gustó el disco nuevo? Un aplauso grande para los Persas...” fueron las primeras palabras del flamante solista. “Vamos a saltar a un viejísimo tema”, anunció para interpretar “Tan solo” (tema con el que Los Piojos supieron ingresar al compilado “Blues de acá” en 1994, junto a los santafesinos de Carneviva), para delirio general.

“Vas a bailar” se combinó con“Labios de seda”, con Ciro en la armónica, para pasar a “Banda de garage” con sus guitarras híper stones, al estilo “Jumpin’ Jack Flash”.“Vamos a escuchar cantar a nuestro amigo Chuky. ¿Esto es un liso? ¿Les gusta el liso?” preguntó, mientras sorbía cerveza. Chuky solo, con sonido de órgano Hammond y su voz arrancó con “Ruleta”.

“Vamos a hacer un tema para el cantante de la banda de rock más grande que hubo en la Argentina, a mi humilde entender”, afirmó el artista antes de arrancar con “Malambo para Luca”. Hacia el final, Ábalos se quedó solo en el escenario, haciendo variaciones sobre el malambo, grabando partes superpuestas en un loop multipista (una propuesta frippeana, o aristimuñana, dirían algunos). Finalmente él también partió, dando por finalizada la primera parte del show.

Blues band

Con Chuky a la cabeza, arrancando con un solo de piano bien blusero, los Persas volvieron al escenario, enfundados en un caluroso frac blanco con chaleco y saco brilloso, y camisa negra; a ellos se sumó el protagonista con prendas similares, pero negras, con camisa blanca y chaleco de lamé. Así arrancaron con un blues instrumental, que se convirtió en un furibundo boogie googie, con Ciro en la armónica y un solo de Broder.

“Buenas noches, somos la banda invitada: estamos en el catamarán que va por el Paraná, en el Casino”, bromeó el flamante solista. Luego de rockearla con la vieja “Cancheros”, llegó el lento desplegarse de “Blues de la ventana” y el “Blues del gato sarnoso”, una canción que a nuestros Mo’ Blues les encantaría haber escrito; en ambos casos hubo especial lucimiento de Ábalos.

Luego volvería el repertorio piojoso con “El mendigo de Dock Sud” (Martínez solo con la guitarra) y ”Genius”, para rematarla con “Servidor”. “Chau, buenas noches”, fue el cierre de esa segunda parte del concierto.

A bailar

“Ciro no se va, Ciro no se va”, coreó la masa. Y no se fue, o se fue pero volvió. El regreso fue con vestuario sport y el reggae “Paso a paso”.

“¿Tienen ganas de bailar en Santa Fe?”, fue la pregunta, y antes de esperar una respuesta arrancó “El farolito” con solos de Gaspari, De Ipola y el brasileño Bastos. Ahí mismo llegó “Chucu chu”, con Ávalos en el bajo, Bastos en guitarra rítmica y Gaspari en la guitarra líder, con Ciro ejecutando un patito de goma, y por supuesto con sus homenajes implícitos a “El fantasma de Canterville” y “Ñanfifrufi fali fru”. Ahí llegó el segundo abandono del escenario.

El final

“A ver si conocen este”, fueron las palabras antes de “Insisto”, tras el retorno. “Vamos a hacer el último tema de la noche... el anteúltimo”, dijo Ciro antes de entonar “Pacífico”.

“Están todos de acuerdo con que es el último tema de la noche? Si no dicen nada...”. “Noooo”, fue el grito de la multitud. Llegarían entonces “El balneario de los doctores crotos”, máximo exponente del estilo piojoso más “chingui chingui”, como dirían las abuelas; el nuevo “Noche de hoy” y “Aguanten los trapos”, con el viejo ritual de ir leyendo las procedencias de cada una de las banderas: Villa Elisa, Salta, Rafaela, Córdoba, Tablada, San Carlos, La Plata, Curuzú Cuatiá, Corrientes, Chacarita, Ituzaingó, y por supuesto Santa Fe.

Luego llegaría la despedida, con saludos, reverencia de los músicos y el habitual regalo de púas, baquetas, listas de temas y demás souvenirs. Así terminó una noche de reencuentro, donde el grueso de “Espejos” se cruzó con clásicos de la histórica banda. Ahora será tiempo de que Andrés Martínez consolide su nuevo proyecto entre su público: sin renegar del pasado, pero apostando a lo que el futuro pueda traer.