CARTAS A LA DIRECCIÓN

De cruces e imágenes

 

Señores directores: Cuando un volcán erupciona, es porque hace tiempo que el magma se agitaba en sus entrañas e iba a derramarse en lava. Con los hechos sociales pasa lo mismo, los vemos cuando explotan; antes habrían pasado desapercibidos a nuestra mirada.

Y ahora, ¿qué pasa con los que quieren descolgar cruces y sacar imágenes de vírgenes y santos? ¿Habrá llegado la hora del Anticristo? ¿Responde a la crisis social generalizada? ¿Es sólo pose intelectual? ¿Es de gente que protesta con razón? Para llegar a una conclusión cercana a la realidad debemos analizarlo con serenidad desapasionada.

De que la Cruz sea el máximo signo distintivo del cristianismo habría que pensarlo un poco más. Jesús no finalizó su periplo en la cruz, sino con la resurrección. Nosotros veneramos a un muerto colgado del madero y, por otra parte, afirmamos que resucitó y está junto al Padre. Si eso es así según nuestra fe, ¿por qué entonces quedarnos fijados en la Cruz? ¿No habrá otra imagen que lo exprese mejor?

Como signo, la Cruz comenzó a tener vigencia desde Constantino, emperador pagano, en el siglo IV, cuando dijo haberla visto sobre el campo de batalla. Desde ahí fue tomando relevancia por ser signo de victoria. ¿Recuerdan el “Cristo vence” de la Revolución Libertadora?

En los primeros años del cristianismo, en los tres primeros siglos, no era tenida en cuenta de esta manera, como signo, porque había sido el instrumento de tortura del Señor y entre los no cristianos era algo que causaba escándalo y vergüenza.

Y el crucifijo también llegó a ser una joya de piedras preciosas encastradas en oro colgando en el cuello de damas ilustres. ¿No es acaso, al menos, una contradicción?

Las imágenes de María, la madre de Jesús, y la de otros santos son sólo elementos de devoción y culto que a veces parecería que van más allá. De ahí que haya cristianos no católicos que nos tildan de idólatras. La imagen de María debería ser como la foto de nuestra madre a la que ponemos en el living o en la mesita de luz sólo para recordarla.

El proyecto de ley de la diputada Alicia Gutiérrez pide que estas manifestaciones religiosas sean retiradas de los espacios públicos oficiales como tribunales, comisarías, juzgados, escuelas, etcétera, en consideración a los que no profesan ésa o ninguna religión y se sienten molestos o no respetados en su forma de pensar.

Pero, digo, ¿qué pasaría si se retiraran todas esas expresiones religiosas de esos espacios? ¿Cambiaría algo en las conciencias de los católicos? Yo opinaría que no, porque las creencias o la espiritualidad de cada uno no dependen de ese hecho externo.

No hay una relación de peso entre la imaginería externa y lo que se manifiesta como fe.

No sé si este proyecto tendrá aprobación de nuestros legisladores, me parece difícil por nuestra ignorancia religiosa, pero aun así sería una buena oportunidad para que los que nos decimos católicos no seamos responsables de una religiosidad invasora y marchemos a una religación con Dios un poco más espiritual.

Alberto Fabián Estrubia

DNI: 6.240.308