Aseguran que no hubo enfrentamiento

Declararon en Tribunales cuatro testigos por la muerte de Cuevas

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David Alejandro Cuevas murió en una persecución policial, el 30 de noviembre en Barranquitas, producto de dos disparos de 9 mm. Foto: Danilo Chiapello / Archivo El Litoral.

La versión de los vecinos del lugar se contrapone con la oficial y no se descarta que los policías que actuaron lo hayan hecho cometiendo excesos.

 

De la Redacción de El Litoral

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La Justicia continuaba esta mañana tomando declaraciones a los testigos aportados por la familia de David Alejandro Cuevas, muerto de dos disparos de arma de fuego tras una persecución policial ocurrida el 30 de noviembre. Los vecinos que aportaron su versión de los hechos se presentaron primero ante la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia, donde también se iniciaron actuaciones.

Cuatro personas que aseguran haber visto la forma en que le disparaban a Cuevas se presentaron ante el juez de Instrucción Segunda, Nicolás Falkenberg, aportando una mirada que no se contrapone con la versión oficial. En el sumario policial, los hechos que refieren a la persecución y posterior enfrentamiento dan cuenta de un tiroteo y que uno de los uniformados que persiguió a Cuevas disparó para repeler un ataque anterior.

Sin embargo, los testigos que diez días después de ocurrido el crimen se animaron a declarar, sostienen que no existió intercambio de disparos y que habrían sido más uniformados de los que en realidad participaron del procedimiento.

En el terraplén

David Alejandro Cuevas, de 19 años, habría protagonizado un robo junto a otro delincuente armado, contra una motociclista y su hija de 5 años, que circulaba por calle Lamadrid al 3700.

A las pocas cuadras fueron divisados por una patrulla que los persiguió hasta llegar a un punto donde ya no pudieron ingresar con el móvil. En barrio Barranquitas, en zona de Ecuador y Terraplén Irigoyen los servidores públicos emprendieron camino de a pie.

A partir de ese momento las historias se bifurcan y tanto se interpreta como un caso de “muerte justificada”, según el discurso policial que cumplía con su labor, como de “gatillo fácil”, denunciado por el hermano de la víctima en los medios y la Secretaría de Derechos Humanos.

Lo cierto es que ninguno de los testigos aportados por la familia de la víctima habló de un segundo delincuente en fuga; y la policía detuvo a un muchacho que niega rotundamente su responsabilidad en el hecho.

Derechos Humanos

Desde el organismo provincial, el subsecretario Horacio Coutaz indicó que “tenemos un expediente iniciado a partir de la denuncia de la hermana de Cuevas”, radicada el 1º de diciembre. La familia aportó los testigos ante la Secretaría, de los cuales todos habrían estado en el lugar de los hechos en puntos equidistantes que les permitieron observar el crimen desde distintos ángulos.

A partir de esas declaraciones “pedimos una ampliación que hizo Alberto Cuevas”, hermano del fallecido y “este martes presentamos la denuncia en el Juzgado de Falkenberg, acompañando las declaraciones”.

Respecto de por qué esperaron tanto para presentar los testigos, el funcionario aclaró que “tenían mucho miedo porque era la policía la que estaba de por medio”, y que la secretaría asumió el compromiso de protegerlos.

La nueva hipótesis planteada por la familia cuenta que a Cuevas lo asesinaron desde atrás, sin armas y que después le plantaron el revólver calibre 22 mm que la policía dice que llevaba. Respecto del arma, está claro que no fue utilizada en el presunto tiroteo, aunque el hermano de la víctima reconoció que pertenecía a Cuevas.

 

/// EL DATO

Reconstrucción

Para que no existan sospechas la causa quedó a cargo de División Judicial de provincia, dependiente del Ministerio de Seguridad, que a su vez se encuentra tramitando los sumarios administrativos correspondientes. Por otra parte, en tribunales se prevé la realización de una reconstrucción de los hechos, que será la semana próxima con fecha a confirmar. Además, se realizarán otras medidas de prueba tendientes a acreditar la veracidad de los dichos, tanto de los vecinos, como de los policías denunciados.