“Me siento mal por todo lo que me hicieron”

Demorado y agredido

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Maximiliano Bravo, de 43 años, exige una disculpa por el daño ocasionado.

Foto: Luis Cetraro

De la Redacción de El Litoral

Un hombre de 43 años que ayer fue arrestado en plena calle cuando se encontraba estacionado por calle Pedro Vittori al 3500, frente a la entrada de Cable y Diario, visitó hoy la Redacción de El Litoral para denunciar el mal momento que tuvo que pasar, que incluyó agresiones verbales y malos tratos.

“Me siento mal por todo lo que me hicieron, me veo afectado, no puedo trabajar, no puedo concentrarme, no puedo creer lo que me pasó”, dijo Maximiliano Darío Bravo, que estuvo privado de la libertad desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde.

Según contó, “estaba estacionado frente al diario, vestido con un pantalón de jean y una remera blanca, acompañado por dos chicos de gorrita”. En un auto, esperaban la llegada de una sobrina, para comprar dos tarros de pintura para realizar un trabajo.

Ansioso por la demora, su actitud despertó las sospechas de quienes trabajan en la cuadra, lo que desencadenó la denuncia policial.

Lo que siguió a la actitud ciudadana, que nada tiene de reprochable, fue un altercado entre los efectivos que desplegaron el operativo y el hombre que esperaba en la vía pública.

“Soy un trabajador”

Hubo un intercambio de palabras y cierta actitud avasallante de la fuerza pública sublevó a Bravo, que si bien asegura que no se resistió, protagonizó un forcejeo en el que terminó esposado y con algunos magullones.

“Voy a ir a Asuntos Internos a preguntar qué me aconsejan hacer. Yo no quiero problemas de abogados, quiero circular libremente, que me respeten como a toda persona”, dijo el pintor de barrio Santa Rita.

“Es un prejuicio, pero yo no puedo cargar con esto, porque yo no soy un delincuente”, se quejó Bravo, tanto por las sospechas infundadas como por el trato irrespetuoso del personal policial.

“Me esposaron, me pintaron los dedos, me gritaron barbaridades. Me dijeron albañil de mierda, boliviano hijo de puta”, contó.

Bravo pasó más de siete horas bajo arresto; “porque me demoré en comprar un tarro de pintura”, reiterando el absurdo.

“Yo soy un trabajador, tengo mi casita, mi familia, no jodo a nadie, pretendo que no me molesten a mí”, concluyó con bronca e indignación esperando apenas una disculpa y una respuesta.