Retrospectiva del Molino Marconetti

Calanchini, un artista irreverente

Calanchini, un artista irreverente

La noche de la inauguración, en mayo de 1996, y los días siguientes el movimiento del puerto se vio alterado por más de 10 mil visitantes. Foto: Archivo El Litoral.

Prof. Isabel Molinas

En el campo de las artes visuales la palabra “retrospectiva” pareciera reservada a las exposiciones que se hacen al promediar una vida, al promediar una obra. No obstante ello, hay ocasiones en las que la intensidad y la magnitud de la producción artística hacen que estos plazos se revisen y las muestras sumarias acontezcan mucho antes. Tal es el caso de la Retrospectiva (1981-1996) que el artista santafesino Ricardo Calanchini realizó en el puerto de Santa Fe en mayo de 1996.

La crónica periodística nos presenta a un artista irreverente que saca su sillón más cómodo al empedrado de una calle del puerto y se sienta a descansar bajo el sol del mediodía. Mayo de 1996: 15 años de dibujos y pinturas que se muestran en el Molino Marconetti, en una atmósfera en la que no podemos abstraernos del olor de la pinotea, ni de la mágica danza del polvo suspendido en la luz que entra por las ventanas. Doscientas obras que se ponen en diálogo con tantos otros objetos y engranajes de maquinarias que se resisten a entrar en el olvido. Imágenes potentes que se presentan acompañadas de luces, música y movimiento, a cargo de Rafael Brusa, Ricardo Rojas Molina y el grupo La Tangente, dirigido por Belkys Sorbellino y con la participación en altura de Javier Trevignani y José Zaragozi.

La noche de la inauguración y los días siguientes el movimiento del puerto se vio alterado por más de 10 mil visitantes. Habían venido a ver las obras del artista pero también estaban allí para acompañar el gesto simbólico de recuperar espacios emblemáticos para la historia de la ciudad y la Región. Calanchini nos decía desde las páginas de este mismo diario: “no sólo es mostrar toda mi obra, sino que los santafesinos puedan redescubrir un ámbito de enormes dimensiones y misterios insondables” (El Litoral, 10/05/96).

Emociones únicas

No obstante ello, pasaron 15 años hasta que un nuevo gesto decidido sacó al Molino Marconetti del olvido y el abandono. En septiembre de 2008 se estrenó la ópera “Amahl y los visitantes nocturnos” de Giancarlo Menotti. Proyecto sin precedentes en el país, impulsado y financiado por la Municipalidad de Santa Fe. La propuesta incluyó intervenciones de teatro de altura y escenas versionadas para este singular espacio. El argumento de la ópera conmovió a los espectadores y devolvió al molino a la ciudad. Amahl, el pequeño pastor vence los miedos y se anima a soñar, para ver muy pronto sus sueños hechos realidad.

Desde entonces importantes realizaciones artísticas encontraron en el Molino Marconetti su mejor escenario y se consolidaron este año, por iniciativa del Ejecutivo Municipal, con la ordenanza sancionada por el Concejo, disponiendo su utilización como paseo público.

En el 2009, el film “El sueño”, con dirección de Silvia Cuffia y las actuaciones destacadas de Ricardo Calanchini, Héctor Martín Rotger, Mirta Passamonti y Adela Pagnanelli. En el 2010, la actuación de Soledad Pastorutti en el marco de las celebraciones por el centenario del puerto de Santa Fe.

Testimonio de la historia económica productiva de la ciudad y la Región, el Marconetti nos habla de la fuerza de los sueños, de la inteligencia y la valentía que deben caracterizar a los actos de gobierno y de las “emociones únicas” de nuestros artistas. El año 2010 en el Marconetti tiene su fiesta en la gala lírica de nuestra soprano, internacionalmente conocida, Virginia Tola, acompañada por la Banda Sinfónica Municipal Ciudad de Santa Fe y en apoyo a Casa Cuna.

En síntesis, un relato que vuelve a situarnos en las calles empedradas del Puerto, de cara al sol y con toda la magia de los artistas santafesinos.

2.jpg