Lo que “mata” es la sequía

Aún cuando las últimas precipitaciones beneficiaron en algunas zonas la disponibilidad de humedad en las capas superficiales del suelo, todavía la mayor parte del centro-norte de esta provincia exhibe condiciones de sequía. Y esto es preocupante porque enciende una luz amarilla respecto del futuro productivo de la región, que también comprende a zonas de las provincias de Córdoba, Chaco, Santiago del Estero, así como el norte de Buenos Aires.

Desde ya que todos los pronósticos a octubre del año pasado, en cuanto a superficie a sembrar y eventuales rendimientos han quedado desfasados. Hay claros ejemplos para entender el actual cuadro de situación, que presenta rasgos comunes a todo período de La Niña, aunque esta vez hay que agregarle algunas características diferenciales que empeoran el panorama. Es que el fenómeno encontró, por ejemplo, al norte santafesino, con cinco años consecutivos en los que las lluvias no cubrieron la cantidad de milímetros que eran habituales por año en la zona. Es más, hubo casos en que no llegaron a la mitad. Y esa reiteración del fenómeno tiene un importante costo adicional.

En efecto, la sequía impidió que pudieran llenarse los reservorios habituales (depresiones, lagunas y canales), por lo que no hubo ninguna chance de reabastecer a los animales y, menos, de esperar los beneficios de la siembra. Dicen los entendidos que el fenómeno tiende a consolidarse, por lo que sugieren ir pensando en un plan estratégico que responda a las nuevas condiciones y permita cambiar el perfil productivo en esa zona.

En el centro-sur, el panorama es relativamente diferente. Aseguran que llovió poco, pero cuando se necesitaba. Por lo tanto, el panorama es menos complicado, aunque la impaciencia invadió a todos. Los buenos trigos de la zona de Santa Fe al oeste, evolucionan bien, aunque todo dependerá de la temperatura. En cambio, la soja fue irregular y el maíz sigue fuertemente comprometido. En el extremo sur, las condiciones de los suelos favorecen la evolución normal de los cultivos.

De no surgir un cambio importante en los próximos 45 días -lo que no está previsto-, la situación comenzará a desvelar a los productores, corredores, acopiadores, exportadores y funcionarios. Si bien los precios internacionales todavía juegan a favor del agro argentino, nadie puede asegurar que la tendencia permanezca inmutable. Es cierto que el mundo busca soja para procesar, pero el mercado es el mercado y la Argentina es un jugador más, no el exclusivo.

Si la producción no resulta la esperada (se llegó a hablar de cosecha récord), la economía nacional empezará a tener algunas dificultades, que luego se trasladarán a las provincias, y de éstas a los pueblos y ciudades. Si cae la recaudación por retenciones, el Fondo Soja disminuirá y se ralentizará el programa de obras públicas. Habrá que cubrir con otras partidas la política de subsidio social y modificar algunas otras pautas presupuestarias. Ahora, lo que daña no es la humedad sino la sequía.