El vicio en lugar de la virtud

“La intervención necesaria del Estado” es una perogrullada que en Argentina confunde y genera efectos inversos a los que dice perseguir.

Juan Manuel Fernández

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Una de las muletillas más utilizadas por la corporación política gobernante es la que opone a las leyes del mercado la intervención del Estado para equilibrar fuerzas y evitar injusticias sociales o económicas entre ciudadanos o empresas. Una verdad de perogrullo, puesto que ningún país puede organizarse sin una estructura estatal que fomente el desarrollo de los débiles y contenga la angurria de los fuertes. Sin eso, la ley de la selva.

Pero la teoría es una cosa y la realidad otra, ya que el sólo hecho de intervenir no es de por sí virtuoso, como ha quedado demostrado en la Argentina de las últimas cuatro campañas trigueras en las que se ha perjudicado a la base de la pirámide, compuesta de miles de productores y consumidores, mientras se fortaleció a los pocos de arriba: molinos y exportadores.

Esta semana, entre cruces verbales, reuniones fallidas, anuncios perversos, algún tractorazo y el lanzamiento de un paro de comercialización de granos por 7 días para la semana próxima, la Federación de Acopiadores le puso números a la intervención de la plaza triguera, también llamada “protección de la mesa de los argentinos”: los chacareros dejaron de percibir u$s 4.608 millones desde 2006 a la fecha. “Este monto significa que los productores dejaron de ganar u$s 86 por tonelada en las campañas 2006/07, 2007/08, 2008/09 y 2009/10”, precisó el autor del estudio, Raúl Dente.

¿A dónde fue a parar ese dinero?Juan Balbín, vicepresidente del Movimiento CREA, ofrece una pista al afirmar que “la exportación no compra partidas o, si lo hace ocasionalmente, paga u$s 30-40 por tonelada por debajo del precio teórico de paridad, que sería de 230 dólares por tonelada, a partir de un valor FOB del orden de 310 dólares por tonelada”. ¿Y las industrias? “Los molinos compran trigo a futuro con precio de FAS teórico menos 50 ó 100 pesos de descuento por tonelada, con pago a los 30-60 días de la recepción de la mercadería”, criticó el dirigente. Mientras tanto sólo en los últimos 12 meses el precio del pan aumentó 30%.

Queda claro que es falaz la disyuntiva de intervenir o no. En todo caso se trata de cómo se lo hace, con qué eficiencia. La teoría dice que mientras se equilibren fuerzas será un proceso virtuoso. La práctica comprueba que el “método Moreno”, lejos de equilibrar la balanza, ha servido para darle más poder a los fuertes; algo así como una intervención viciosa del Estado.