EDITORIAL

Tropiezos del modelo chavista

La legitimación política de los gobiernos de Hugo Chávez, en Venezuela, y de Evo Morales en Bolivia, se sustenta sobre una base electoral concreta. Pero es lícito preguntarse hasta dónde esos caudales electorales seguirán siendo fieles a los postulados del llamado Socialismo del Siglo XXI, si los factores económicos comienzan a demostrar que las políticas estatistas y de subsidios permanentes están tocando a su fin.

En Venezuela, el Banco Central confirmó en diciembre una inflación de 27,2% en 2010. Sin embargo, en el desagregado por rubro, en el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas la variación de precios alcanzó el 33,8%, en tanto que en el renglón salud se incrementó 24 por ciento. Entre 2008 y 2010, el estrato más pobre de la población soportó una inflación de 64% mientras que para el más pudiente fue de 60 por ciento.

En paralelo con estos anuncios, el gobierno chavista decidió devaluar el 31 de diciembre, eliminando el dólar preferencial a 2,6 bolívares y unificándolo en la paridad de 4,3 bolívares por dólar, lo que representó un ajuste de 65%. El cambio preferencial estaba dirigido a las importaciones de alimentos, medicinas y bienes de capital.

Venezuela importa entre el 60 y 70 por ciento de los alimentos que consume y casi la totalidad de los medicamentos. La devaluación obligará a incrementar el precio de los productos que estaban regulados. La pregunta de los analistas es si el gobierno permitirá realizar ajustes rápidamente o, como es más probable, los administre por goteo, lo que inevitablemente provocará escasez.

El Banco Central de Venezuela admitió, también en diciembre, que de cada 100 productos que habitualmente se encontraban en todos los comercios del país, 13,3 no estaban disponibles. Igualmente, el índice que mide la diversidad de marcas en los anaqueles disminuyó desde 173,2 en noviembre a 149,5 en diciembre. Otro dato en línea es que el gasto familiar se redujo 5,9% en los últimos dos años.

La otra pregunta de los analistas es si ahora, pese a que el barril de petróleo está por encima de los 90 dólares, las dificultades financieras de la petrolera estatal permitirán al gobierno seguir subsidiando el consumo de los estratos sociales más postergados, base principal del electorado oficialista, donde los alimentos absorben 45% del salario de las familias.

Las cuestión es políticamente crucial para Chávez, por el peso determinante que ese segmento social tiene en la vida venezolana. Mientras, para Instituto Nacional de Estadísticas, la pobreza y pobreza extrema alcanzan al 26 por ciento de la población (70%, hace 10 años), para el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la

Universidad Católica Andrés Bello no baja de 48 por ciento y se incrementó en los últimos 2 años.

Si esta última cifra es la correcta, se está hablando de unos 13 millones de personas que votarán en las elecciones presidenciales de 2012. Del humor de esos votantes puede depender el futuro del Socialismo del Siglo XXI.