moyano busca iniciar el diálogo esta semana

La inflación y el año electoral ante un incierto acuerdo social

El líder de la CGT marcó un piso para la discusión salarial, por encima de la sugerencia de la Casa Rosada. La UIA reclama que el gobierno se siente como garante, y aún no confirma un nuevo encuentro con el camionero.

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Guillermo Moreno y Celia Cruz

 

De la redacción de El Litoral

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DyN

El jefe de la CGT dijo sobre los salarios de este año que “las negociaciones tomarán como base la inflación del supermercado. Será de entre un 20 y un veintipico (sic) por ciento”. Hugo Moyano puso distancias del 18 % sugerido por la Casa de Gobierno, y marcó la cancha de la pendiente negociación tripartita de un pacto social convocado por la presidenta en noviembre, pero de fecha aún incierta.

El gremialista pidió a los empresarios que tengan “responsabilidad” en el aumento de precios de los alimentos. Y afirmó que la semana próxima se reanudarán las conversaciones con la Unión Industrial Argentina (UIA) para llegar a un acuerdo sectorial, algo que todavía no tiene confirmación en la contraparte fabril.

De hecho, la UIA viene pidiendo garantías para que el tema salarial no sea excluyente, para que haya un tope en las negociaciones (bancarios piden 28 %, aceiteros y aguas gaseosas cerraron en 26 %) y, fundamentalmente, para que el gobierno se siente a la mesa de las negociaciones. Pero no hay certezas para que así suceda.

En la certeza de que al ánimo de los bolsillos incide en la decisión electoral, el tema no sólo incidirá fuerte en el gasto público y en la posición de la Casa Rosada. También será tiempo de elecciones (en mayo) en la UIA, donde hay criterios divergentes sobre la suerte del modelo económico y de la propia presidenta.

Contradicciones

Lo cierto es que ni los empresarios marcan precios ni los sindicalistas negocian salarios con el termómetro del Indec. La inflación oficial cerró el año con 10,9 % y Moyano, que apoya a Cristina para la reelección, pide el doble como piso para negociar salarios, en lo que supone desautorizar al organismo estadístico, virtualmente intervenido por Moreno.

Como para recomponer simpatías con el gobierno y sostener que la economía anda bien, Moyano ensayó que “uno de los condimentos que hace que haya inflación es la gran posibilidad de compra que hoy tiene la gente”; pero, si eso es así, el sindicalista tendrá problemas en justificar la necesidad de aumentos salariales.

Para solucionar la contradicción, el camionero apeló a la memoria emotiva y citó al líder justicialista. “En la época de Perón, cuando se combatían el agio y la especulación, tampoco dio resultados, y por eso es necesario que se pongan de acuerdo los sectores productivos y sindicales”.

Y justificó que “no queremos entrar a discutir técnicamente cómo se mide la inflación, porque ponen productos que el trabajador no utiliza, y entonces tomamos como base lo que a nuestro entender es la inflación en el supermercado, ya que el trabajador destina el 80 % o más (de su sueldo) a alimentos”.


La verdad según Moreno

Una persona puede alimentarse correctamente con 4,82 pesos por día promedio. La canasta básica alimentaria -para una familia tipo- es de 19,28 pesos diarios de acuerdo a los datos oficiales del Indec, intervenido virtualmente por el secretario de Comercio para demostrar el éxito social de la gestión nacional.

La estadística oficial del gobierno de la Nación dice que a una familia tipo de la Argentina le cuesta 578,58 pesos alimentarse. Y, además, tiene vivienda, salud, educación y esparcimiento con 1.252,54 pesos al mes.

Los que no tienen ingresos para pagar esas canastas son pobres y suman 4,8 millones de argentinos según las cuentas oficiales. Para el economista Ismael Bermúdez, el Indec oculta que, en realidad, en esas condiciones hay en el país 9,3 millones de personas.

Está claro que no es la realidad lo que cambia, sino la regla con que se la mide. El propio líder de la CGT dice que el trabajador destina hasta 80 % de su ingreso al sustento básico, fundamentalmente en alimentos.

Allí coincide con las consultoras privadas, que aseguran que la inflación no fue del 10,9 % en el año como dice el Indec, sino que sumó entre 25 % y casi 30 %, según las distintas lecturas privadas de la economía nacional. Para ellos, la Canasta Básica Total está muy por encima de los 2 mil pesos mensuales.

Récord

La inflación anual oficial fue de 10,9%, la más alta desde que el Indec fue intervenido tras un 2005 con 12,3 % de aumento de precios. Pero incluso para el organismo, el año cerró con 16,71 % de aumentos en el precio de los alimentos. De todas maneras el índice general de precios fue para los privados dos veces y media el oficial: Ecolatina 26,6 %; Buenos Aires City 25 %; Economía y Regiones 26,3 %; Orlando Ferreres 26 %. Para todos ellos, la inflación fue la más alta tras la crisis de 2001.

 

La “mentira” del Indec y “dos patrones” a la mesa

 

El cierre del año del Indec desató las críticas de la oposición. La titular del GEN, Margarita Stolbizer, opinó que debido a la “inflación galopante” y “al sindicalismo corporativo en sociedad con el gobierno”, los “trabajadores argentinos están más que indefensos”.

“Moyano expresa públicamente frases demagógicas, pero lo cierto es que no se puede ser sindicalista y empresario ni socio del gobierno y defensor de los trabajadores”, dijo Stolbizer.

La líder del GEN dijo que “hay que democratizar la representación sindical que a esta altura pone a los trabajadores frente a dos patrones: los empleadores y sus seudo representantes gremiales” agregó.

El diputado nacional Francisco de Narváez dijo que la pobreza, medida con “la inflación real, es el doble de la que admite el gobierno. Tres de cada 10 personas son pobres en nuestro país por culpa de la inacción del gobierno en admitir y combatir la inflación”, sostuvo.

Agregó que “más de la mitad de los pobres está en la provincia de Buenos Aires” y cuestionó el “nefasto récord de estar entre los países con mayor inflación del mundo, donde lidera Venezuela con 30 por ciento, seguido de Pakistán, Irán, Vietnam y Argentina en quinto lugar con el 11 por ciento oficial”.

Señaló que si se tomara la inflación verdadera de la Argentina “del 25% que calculan todas las consultoras privadas, pasamos al segundo lugar”, lo que calificó como “una vergüenza y un golpe en la nuca a los sectores pobres y trabajadores”.

Por su parte el vicepresidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara Baja, Miguel Angel Giubergia (UCR), afirmó que la cifra oficial de una inflación de 10,9 por ciento en 2010 es una “mentira”, y consideró que “la negación permanente” de los problemas es el “gran pecado” del gobierno.

El legislador jujeño juzgó que “desde hace mucho tiempo el kirchnerismo viene anunciando mediciones engañosas que únicamente creen los funcionarios del gobierno, mientras que cada uno de los argentinos ve cómo sus ingresos mes a mes le rinden menos”.