Diabetes infantil: investigan cómo mejorar el autocuidado

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El programa educacional desarrollado durante el campamento para los niños con diabetes, seguido por el del fin de semana con familiares, optimiza su manejo de las herramientas de control de la diabetes y de la glucemia.

TEXTOS. IRENE MAIER (CIC). FOTO. EL LITORAL.

Según estadísticas mundiales, uno de cada 500 niños tiene diabetes tipo 1, una enfermedad crónica que se produce cuando el páncreas se queda sin células productoras de insulina. Esta hormona es indispensable para que las células del cuerpo puedan incorporar glucosa, un tipo de azúcar que produce nuestro organismo al procesar los hidratos de carbono que ingerimos y que es una de sus principales fuentes de energía.

Sin insulina disponible aumenta el nivel de glucosa en sangre (llamado glucemia) y, si esta condición se mantiene por largo tiempo, pueden producirse trastornos graves en diversos órganos, entre ellos riñones, nervios y retina. Por ello los enfermos deben recibir diariamente dos o más dosis de insulina.

Por eso, los niños y jóvenes diabéticos deben aprender desde pequeños cómo medir su glucemia y a inyectarse la insulina. Pero esto no basta para mejorar el control de su metabolismo, ya que los chicos y sus familias deben saber interpretar los resultados de las mediciones y calcular la dosis apropiada de insulina, la cantidad de hidratos de carbono que pueden consumir y la actividad física a realizar.

Un método de enseñanza muy útil para los niños es concurrir a campamentos que combinan sesiones educativas sobre la diabetes y su control, con actividades recreativas y deportes. Allí pueden intercambiar experiencias con sus compañeros y con instructores diabéticos, además de aprender cómo interpretar resultados del automonitoreo de glucosa en sangre, identificar el efecto de alimentos y de diversas actividades sobre la glucemia, en un ambiente supervisado.

Estos campamentos tienen efectos positivos sobre los chicos, pero aún hay pocos estudios que documenten cuáles son los beneficios a largo plazo en el control de la glucemia de los participantes.

LA EVALUACIÓN

Por eso, el Centro de Endocrinología Experimental y Aplicada (Cenexa), perteneciente a la Universidad Nacional de La Plata y al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), que cuenta con el apoyo de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC), encaró esta investigación.

Con la colaboración de integrantes del Centro de Educación Terapéutica B. A. Houssay y de la Unidad de Endocrinología del Hospital de Niños Sor María Ludovica, el Cenexa realiza anualmente un campamento de una semana para niños en edad escolar.

Sus organizadores investigaron lo ocurrido con 37 chicos participantes de ambos sexos, de entre 7 y 13 años. Diecinueve de ellos recibieron además un refuerzo de enseñanza junto con uno de sus padres, en una convivencia de fin de semana. El estudio evaluó cuáles eran los conocimientos y capacidades de autocontrol de la diabetes que tenían los niños antes del campamento y las que adquirieron en él.

Posteriormente se investigó qué conocimientos conservaban a los 4 y 7 meses de realizado y cómo habían evolucionado los parámetros indicadores del grado de control metabólico de su diabetes. Entre éstos se determinó el nivel de la hemoglobina A1C de todos los niños, antes y después del campamento. Su valor es muy importante, ya que está relacionado con los niveles promedio de glucemia en un período de aproximadamente 2 meses antes del análisis.

LOS RESULTADOS

Los investigadores encontraron que -al finalizar el primer campamento- había mejorado tanto el conocimiento sobre la enfermedad como los valores de A1C de todo el grupo. En las evaluaciones hechas 4 y 7 meses después, los chicos que participaron también en el campamento de fin de semana familiar habían mantenido buenos valores de A1C.

En cambio, entre los que no concurrieron al segundo campamento los valores de A1C volvieron a subir, en especial entre aquéllos con coberturas médicas que entregan menos tiras de control de glucemia. Estos resultados fueron publicados en una revista internacional de la especialidad.

“Nuestro estudio muestra que el programa educacional desarrollado durante el campamento para los niños con diabetes, seguido por el del fin de semana con familiares, optimiza su manejo de las herramientas de control de la diabetes y de la glucemia. Pero el mantenimiento de estos beneficios a largo plazo depende de que los niños puedan continuar la educación y tengan acceso a los elementos que les permitan controlar la glucemia”, concluyó el Dr. Juan José Gagliardino, director del Cenexa.

Los niños con esta enfermedad deben saber la cantidad de actividad física que deben realizar.

Cómo se advierte

Un aumento crónico de glucosa en sangre por falta de insulina puede provocar pérdida de la visión, infarto de miocardio, insuficiencia renal y problemas neurológicos. Pero inyectarse un exceso de insulina es perjudicial si baja demasiado la glucemia, ya que esto puede causar debilidad, confusión, desorientación o palpitaciones.

Cuando el organismo no puede emplear la glucosa como fuente de energía empieza a utilizar la grasa corporal. Entonces se liberan en la sangre sustancias que se transforman en los llamados cuerpos cetónicos, que acidifican la sangre. El exceso de ácido altera el equilibrio ácido-alcalino del organismo y, si no es tratado, puede llevar al coma o incluso a la muerte. Algunos cuerpos cetónicos, así como el exceso de glucosa, son eliminados a través de la orina y pueden detectarse en ella.