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Tienen la misma pasión: hacer música y bailar. Las calles de alto verde y barranquitas los reciben felices.

Comparsas barriales: todos encantados por el carnaval

En medio de un ambiente que a veces se vuelve hostil, hacen música y bailan para festejar el carnaval. “Pompa y Gira” y “Eclipse” forman parte de las 50 comparsas barriales de la ciudad que se presentarán en diferentes sedes hasta marzo. Todo a pulmón, con mucho brillo y ritmo.

TEXTOS. SALOMÉ CRESPO / [email protected]. FOTOS. LUIS CETRARO/ARCHIVO EL LITORAL.

Comparsas barriales: todos  encantados por el carnaval Con  bombos  y platillos

Pese a que el cielo amenazaba con llover nada impidió que la comparsa “Pompa y Gira” mostrara sus galas por las calles de Alto Verde. El pueblo costero la vio nacer en febrero de 2008 y ahora le brinda su apoyo en cada presentación o cuando ensaya y los vecinos mueven el cuerpo en la vereda al ritmo de la batucada, que se cuela por todos los rincones.

Aunque la hora de la siesta se acercaba, los vecinos demoraron el sagrado descanso para observar la demostración que la formación realizó para Nosotros.

En la ciudad actualmente existen 50 comparsas que, como “Pompa y Gira”, avivan con su música y cumplen una importante función social en barrios como San Agustín, El Abasto, San Lorenzo, Santa Rosa de Lima, La Guardia, entre otros. Las más destacadas por su trayectoria son “Litoral Samba Show” y “Santa Fe Cordial”, de San Martín y El Pozo, respectivamente. Entre 90 y 100 personas componen sus filas.

“Nos juntamos porque en Alto Verde se estaba perdiendo la cultura carnavalesca y queríamos formar un espacio para que los chicos puedan disfrutar de eso”, explicó Andrea Bustos, mientras le acomodaba un tocado de plumas amarillas a Maira, una de las pasistas. En el comienzo el municipio colaboró con la compra de instrumentos y luego la joven convocó a los integrantes, que hoy son 70 de entre 13 y 25 años.

Andrea reparte su tiempo para cumplir con sus obligaciones en la recepción del Museo Municipal de Artes Visuales y organizar las tareas de la comparsa. Nicolás Monzón, Fernando Aguilera y Marcelo Agüero son los encargados de enseñar los ritmos de la batucada que, después de aprendidos, seleccionan entre todos para tocar en los shows. Gilda Zapata, colabora en la confección de los vestuarios con materiales que se consiguen “a pulmón”.

“En “Pompa y Gira’ los chicos tienen un espacio, una identidad y se sienten necesarios”, explicó Andrea con lágrimas en los ojos. Es que, conoce el barrio en el que se crió y sabe que a veces las oportunidades para destinar el tiempo en algo fructífero no son muchas.

ECLIPSE EN BARRANQUITAS

En Barranquitas Sur ocurre algo similar con “Eclipse”. El sonido de los tambores y redoblantes se mezclaban con el de “La Champion Liga” que salía de la casa de algún vecino. En medio de la precariedad, la música y el baile generan un microclima de alegría y unión.

En la calle, la formación ensaya bajo las órdenes de Miguel Sánchez, un referente en el barrio iniciado a los ocho años en “Patoruzú”, otra escuadra del lugar que se disolvió.

“Eclipse” existe desde 2006 con 60 integrantes de todas las edades. “Para hacer todo esto es importante sentirlo y que guste; es como un deporte. Hay que aguantar a los más chicos y hacer el esfuerzo de reciclar los trajes con mucha dedicación”, contó Miguel mientras mostraba los atuendos de tafeta de colores estridentes y decorados con lentejuelas. Él mismo los diseña y confecciona con la ayuda de su esposa Moni y su hermana.

Al igual que en “Pompa y Gira” todo se consigue con mucho esfuerzo, cada uno aporta lo que puede para hacer los trajes. “Les ponemos ingenio, miramos los desfiles de las comparsas de Gualeguaychú y sacamos ideas, aunque sabemos que no es lo mismo”, explicó Miguel que lejos de achicarse en la comparación retrucó: “Esas comparsas podrán tener mucho dinero encima pero les falta baile, que es el espíritu de la fiesta”.

BAILAR Y EDUCAR

El reiterado encuentro de un importante número de jóvenes para practicar pasos es un momento que también se aprovecha para dictar talleres de oficios y educativos.

“En Alto Verde, la juventud no tiene muchas posibilidades de no relacionarse con la droga, por ejemplo. Entonces, los enganchamos con la comparsa y la música que les encanta y damos charlas sobre los modos de prevenir el contagio del HIV o evitar el consumo”, mencionó Andrea Bustos.

El próximo objetivo del grupo es conseguir los fondos necesarios para terminar un salón que servirá para los ensayos y el cursado de los talleres. También, anhelan concretar la vinculación con la Universidad Nacional del Litoral, a través de la gestión municipal para conseguir los docentes y especialistas que se encarguen de las tareas educativas.

BRILLO Y COLOR

Eduardo Bavorovsky, coordinador de Arte y Comunidad de la Secretaría de Cultura municipal, tiene a su cargo la organización de “Carnavales Entre Todos”, ciclo de presentaciones de las comparsas barriales.

El objetivo planteado desde el inicio de la gestión municipal actual fue recuperar la festividad del carnaval que “aunque se hacía, no tenía intervención oficial”. El aporte es en dinero cada vez que muestran sus shows, afrontan el traslado de las agrupaciones, colocan baños químicos durante las presentaciones y realizan la divulgación en el cronograma de actividades que organiza la Secretaría para la temporada estival.

“Comenzamos con 20 comparsas y llegamos a 50 con la formación de nuevas y otras más antiguas que se habían disuelto”, precisó Bavorovsky.

el sol caía en barranquitas mientras sonaba la batucada de “Eclipse”.

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+datos En la ciudad

“Carnavales entre todos” es el modo en que la Municipalidad denomina las presentaciones que las murgas y comparsas harán por los barrios. Las fechas son en febrero desde las 21: viernes 4 : Jardín Botánico (Gorriti 3800); sábado 5: Santa Rosa de Lima (Mendoza y Aguado); domingo 6: La Guardia (Plaza Central); viernes 11: Alto Verde (Manzana II); sábado 12: Yapeyú (avenida 12 de Octubre y Chaco); domingo 13: Barranquitas (Iturraspe entre avenida Perón y López y Planes). Para el domingo 6 y lunes 7 de marzo está programado el cierre en la Costanera Este.

Santa Fe honra al Rey Momo

En la memoria de los santafesinos que peinan canas están conservadas las imágenes de avenida Freyre, de calle San Martín o del club Regatas con los arreglos para celebrar Carnaval pero mucho antes, la festividad tenía lugar, incluso cuando la ciudad no estaba organizada, como hoy se la conoce.

En uno de los fascículos Rastros y Memorias -publicados por El Litoral-, la Prof. Graciela González escribió que “en Santa Fe la Vieja, se honraba al Dios Momo, según consta en un acta capitular de finales de 1646”. Pero, los desfiles de enmascarados y comparsas se inician regularmente después de la organización política del país mediante la sanción de la Constitución de 1853.

Para 1894 comenzaron los bailes de carnaval en el club Gimnasia y Esgrima y el Club del Orden. También en las casas de familias de la ciudad se organizaban tertulias, como en lo de Escolástica de Suárez, doña Cirila Britos de Fogues y doña Petrona Seco. “No quedaba modista que no tuviera a su cargo la confección de vaporosos vestidos para corsos y bailes en salones sociales y teatros”, escribió González.

En la misma época, “según cuenta Clementino Paredes, los bailes más populares eran los que se hacían en la Plaza de Mayo. El intendente Municipal, la Comisión del Corso y el Jefe de la Policía arreglaban una sala de baile al aire libre en la vereda del costado norte de la plaza frente a la casa del Dr. Simón de Iriondo”.

El 1900 trajo el ritmo del Dos por Cuatro para amenizar “los saraos que comenzaban alrededor de las 21, a cargo de la banda de la Policía, que alternaba con una orquesta típica de acordeón y guitarra”.

Las primeras comparsas que se recuerdan en la ciudad son La Fraternal, Los Locos (precursores de la murga, de las cuales la más recordada fue La Zampanguita), Los Caballeros de la Noche, La Estrella de Mar, Pierrots y Colombinas y La Perla del Oeste, entre otras.

El entierro del carnaval también implicaba una ceremonia: “Se preparaba un muñeco, el Judas que se colgaba de un alambre y estaba relleno de bombas de estruendo y buscapiés que se hacían detonar”.

Entre 1870 y 1895 lo colocaban frente al local de Juan Bautista Medrado, en Primero de Mayo y General López, o en el de Demetrio Godoy en San Martín y Entre Ríos (por entonces calle Paraná). La función comenzaba alrededor de las 19 con fuegos artificiales que anunciaban la quema. A las 21, iniciaban las oraciones fúnebres encendiendo cohetes y la banda tocaba la marcha fúnebre en señal de duelo mientras prendían fuego al monigote. La comisión de entierro obsequiaba a los oradores copas de caña o ginebra.

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muchos niños integran las filas de “eclipse”.

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maira, luisina, ailyn y maría de “pompa y gira” posan para nosotros.

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El carnaval se estaba apagando y queríamos volver a vivir esos viejos tiempos de Alto Verde lleno de color y baile”.

Andrea Bustos

Murgas

Con bombos y platillos

Si la festividad de las carnestolendas hoy en día es sinónimo de comparsas, también lo son las murgas. De raíz popular, convocante y llamativa tiene su origen en el país en ambas márgenes del Río de la Plata.

“Los Príncipes de Momo” y “Cristo Obrero” son referentes en Santa Fe en el género, como otras que se gestaron en barrios como Villa del Parque, Chalet, Cabal, San Agustín y Santo Tomé.

Osvaldo Rodríguez, del grupo Puro Teatro y referente murguero, la definió como “una expresión teatral desde lo estético que junta a las personas y que -como toda manifestación popular- implica una reivindicación de las soluciones a los problemas de una sociedad”.

El teatro acercó a Rodríguez a la murga, ya que las convocatorias a participar de los talleres por los barrios las realizaban al ritmo de bombos y tambores. “Llamaba mucho la atención, entonces a partir de eso nos fuimos interiorizando en lo que era la murga y después, la sumamos como actividad en los mismos lugares donde hacíamos teatro”, contó. Así, el objetivo fue “rescatar la historia murguera que se había perdido en Santa Fe cuando retiraron el feriado de carnaval y con la desaparición de las vecinales durante gobiernos militares”.

Las comparsas y las murgas no son la misma cosa. Las primeras utilizan plumas en los trajes y los ritmos tienen su origen en Brasil, impulsado por los negros. El baile murguero es más agresivo, con patadas y movimientos fuertes de brazos y los integrantes, a través del canto y el baile, cuentan una historia. “Lo que se hace en Santa Fe tiene más que ver con la murga uruguaya derivada de las bandas de músicos callejeros que llegaron de España”, resaltó Rodríguez.