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Un cuadro a la altura del marco

Darío Pignata

Lerche prometió hace tiempo que en Santa Fe se está levantando “el estadio más lindo del interior de la Argentina”. Los hinchas y socios que arriben esta noche al Cementerio de los Elefantes se encontrarán con un verdadero obrador futbolero: no está más la portada, se impone la estética arquitéctonica de la nueva estructura, se cambian algunos ingresos, se empieza a ensayar con el nuevo estacionamiento para la Copa América y varias cuestiones edilicias más.

Gamboa declaró a los medios nacionales en sus vacaciones atlánticas que “Colón tiene una dirigencia para salir campeón” y Fuertes —referente histórico sabalero— explicó en Mar del Plata a los mismos colegas que “el crecimiento del club es impresionante, nada que ver cuando yo llegué: el estadio nuevo, la pensión, el predio y hasta un hotel propio”.

Está claro que los goles no se hacen con ladrillos sino jugando a la pelota, pero se supone —con profesionales que admiten que esto es casi un oasis porque cobran siempre al día— que el equipo (cuerpo técnico y jugadores) deberá estar a la altura de la circunstancias institucionales. Diego Pozo, uno de los más regulares en su puesto en los últimos torneos, dijo que está “cansado” de las campañas de 25 puntos y que quiere pelear un campeonato.

El debut de un pibito de las inferiores parece inyectarle aire fresco en un puesto donde desfilaban todos productos propios: hoy Gabriel Graciani “saltó” a Quilez y Soto. Ésta sí es una buena noticia porque Gamboa lo pone de entrada, con toda la fuerza y no como “manotazo de ahogado” cerca del final porque los grandes no respondieron. Lo de Cano titular es una señal: juega el que anda mejor y no el que tiene más nombre. Larrivey e Higuaín terminaron en el subsuelo, aunque debo admitir que a Cano lo debo haber visto en total 20 minutos en Primera.

Otro año, otro campeonato, otro sueño. El jugador insignia sigue siendo el “Bichi” Fuertes, a pesar de que pasan los técnicos, los dirigentes, los compañeros adentro del campo. Ojalá sus ganas de entrenar, hacer una pretemporada con todo a los 38 años, concentrar y jugar con los nervios del primer día puedan contagiar. A los que llegaron como refuerzos y a los pibitos que asoman desde el semillero.

En las alturas, el mejor estadio del interior del país —al decir de Lerche— merece abajo —en el verde césped— un equipo en sintonía. Es hora que el cuadro se ponga a la altura del marco.

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