En una joyería de Rosario

Roban 380 mil dólares y 2,5 kilos de oro en joyas

Un joyero fue asaltado por dos ladrones en su casa del barrio de Pichincha.

Corresponsalía Rosario

Un reconocido empresario del ramo de la joyería fue asaltado el jueves a la noche en una vivienda en el barrio de Pichincha, en Rosario, donde dos ladrones se llevaron un botín compuesto por unos 380 mil dólares y más de dos kilogramos y medio de oro.

El empresario que fue víctima del asalto se llama José Luis Bedoya, de 67 años, un hombre muy conocido en el ambiente de las joyerías -posee actualmente un importante local de compra y venta de alhajas en Sarmiento al 900, pleno centro de Rosario-, quien hace algunos años ha diversificado sus inversiones en otros rubros como salones de fiestas, confecciones de vestidos de novia y autos de alquiler.

Bedoya vive al lado de una de las salones de fiesta que posee en Vera Mujica 14 Bis, en pleno barrio de Pichincha. Un departamento de dos plantas es su morada ocasional, por cuestiones de trabajo.

El golpe

Poco después de las 21 del jueves a la noche se encontraba en su propiedad cuando dos empleadas de la cocina del salón de fiestas tocaron el timbre. Hacía unos minutos que las cocineras se habían retirado, pero retornaron y tocaron timbre en la casa de Bedoya para que les pidiera un taxi por teléfono, según relataron fuentes policiales.

Cuando Bedoya abrió la puerta de ingreso, mientras las empleadas esperaban en la vereda, aparecieron dos hombres. En medio de la oscuridad uno de ellos blanqueó parte de sus pretensiones: “Venimos de parte de una amiga tuya y necesitamos trabajar”. Unos segundos después uno de los desconocidos sacó un arma de entre sus ropas y apuntó a Bedoya.

Claro objetivo

“Ahí vi como que el joven dudó. Hizo unos pasos para atrás y sacó el arma. Estaba muy asustado, como temeroso. No estiraba el brazo. Me pareció que no se animaba a robarme. Después tomó coraje, me apuntó al pecho con una pistola 9 milímetros y me exigió que entrara a la cocina. Ahí nos alcanzó su cómplice, también joven. Mientras caminábamos por el pasillo para llegar a la sala de la cocina, me saqué la cadena de oro que tenía con una medalla en forma de Biblia y la deslicé por la camisa. Es lo único que no me llevaron”, relató Bedoya a los medios.

El joyero y sus dos empleadas -de 25 y 28 años de edad- ingresaron al garaje de la propiedad de Bedoya, obligados por los dos hombres fuertemente armados, uno de ellos los apuntaba con dos revólveres. Uno de los ladrones los obligó a tirarse al suelo, mientras el otro recorría la vivienda en busca del botín.

“Cuando estábamos en el piso a nosotras nos dijeron: “Ustedes calladitas la boca. Están en el momento y en el lugar equivocado. Nosotros venimos por él (Bedoya). Sabemos que tiene mucho dinero’”, recordó, una de las dos empleadas que estaban al momento del robo, según publica hoy el diario La Capital.

Dato preciso

Por lo que deducen los investigadores del caso, los ladrones tenían información muy fina de lo que el joyero guardaba en su casa. Uno de los ladrones le pidió a Bedoya que se levantara y apuntándolo en el pecho lo llevó hasta un pequeño lavadero. Allí el joyero sacó un paquete de una especie de claraboya y se lo entregó.

En ese bulto había relojes de oro y alhajas, con un peso estimado en unos 2,5 kilogramos.

Después lo condujeron hasta uno de los dormitorios del joyero, donde de un placard sacaron un bolso donde había 380 mil dólares. Todo fue muy rápido, pero antes de retirarse con el botín uno de los ladrones hizo un disparo hacia arriba que quedó marcado en el techo de la vivienda.

Quince minutos

En menos de 15 minutos, los asaltantes se llevaron un botín valuado en más de 500 mil dólares. El joyero dijo que los ladrones le gatillaron en dos oportunidades: en una el disparo no salió y el otro le rozó la mano.

Bedoya y la policía manejan como hipótesis que los ladrones tenían información muy precisa de las pertenencias del joyero, por lo que deducen que alguien de su entorno podría haber participado como cómplice del asalto.

La pesquisa del caso está a cargo de la comisaría 7º y de la Brigada de Investigaciones, y bajo la instrucción de la jueza Mónica Lamperti.