El eterno rebelde hubiera cumplido 80

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James Dean -una de las leyendas de Hollywood- hubiera festejado sus 80 años el pasado 8 de febrero. Fue una estrella pese -o precisamente- debido a su forma de ser poco ortodoxa, improvisada.

TEXTOS. CHRIS MELZER (DPA). FOTO. EL LITORAL.

Las leyendas deben morir jóvenes. Marilyn Monroe tendría hoy 84 años, quizás iría por su noveno matrimonio y sufriría de sobrepeso o sería alcohólica. John Lennon podría estar haciendo un intento de volver a ocupar los titulares y participar en un reality en la jungla, y James Dean ya sería una estrella olvidada y tendría un papel de invitado especial para actuar de abuelo en “Desperate Housewives”.

Pero en vez de dejar que el tiempo pase, estas estrellas siempre serán una leyenda. Y James Dean, que el pasado 8 de febrero hubiera cumplido los 80, será el eterno rebelde.

“East of Eden” (Al este del paraíso), “Rebel Without a Cause” (Rebelde sin causa) y “Giant” (Gigante) llegaron a la gran pantalla en un lapso de tan sólo un año y medio. Si bien fueron las películas que cimentaron la fama de Dean, el joven ya había trabajado muchas veces ante las cámaras, por ejemplo al actuar en películas de guerra y en comedias.

Sin embargo, hasta ese momento sus papeles habían sido tan menores que a veces su nombre ni siquiera aparecía en los créditos del final. En televisión ya había aparecido unas treinta veces, una vez incluso junto a Ronald Reagan.

En ese film, el joven James Byron Dean -del Estado de Indiana-, cuya imagen luego sería sinónimo de rebeldía, actúa de pequeño bandido, y Reagan, que con el tiempo sería presidente de Estados Unidos, hace de un médico que finalmente logra doblegar al joven armado. En la película, Dean “pierde”, pero tiene una presencia mucho mejor que su vencedor. Y ésa será su carta de presentación durante el resto de sus días.

Las dotes de Dean quedaron de manifiesto desde muy temprano. Apenas podía caminar tomó clases en una escuela de actuación, estudió violín y a los cinco años participó en un espectáculo bailando tap.

El motor creativo era su madre, que murió en 1940 de cáncer cuando aún no había cumplido los 30 años. James en ese momento tenía 9 años y nunca superaría la pérdida de su madre.

Pero el pequeño de la granja quería ser actor. En la escuela actuaba y en high school su talento llamó la atención. En la Universidad de Los Angeles se lo veía con más frecuencia actuando que en las clases de Derecho. Al fin y al cabo, fue allí donde lo descubrieron: después de actuar en una obra de la universidad lo invitaron a actuar por primera vez ante las cámaras. Fue para una publicidad de Pepsi. ¿Qué decía?: “Nada”.

ÉXITOS Y DERROTAS

Su vida siempre fue una montaña rusa. A los éxitos les siguieron las derrotas; a los excesos, las depresiones; a las grandes alegrías, las golpizas. Pero en Broadway fue una estrella pese o precisamente debido a su forma de ser poco ortodoxa, improvisada.

Eso fue lo que hizo que le dieran el papel de Cal en “East of Eden”, donde lucha desesperadamente por el afecto de su padre, que lo rechaza una y otra vez. Era un papel que le iba bien: la relación con su propio padre siempre fue fría.

Dean saltó de inmediato al estrellato. Las series fotográficas que lo retratan con ojos rebeldes hicieron que fuese aún más deseado. A pesar de tener dinero y estar siempre acompañado de hermosas mujeres, daba la impresión de no ser feliz y de estar continuamente buscando otra cosa. En parte, era un fiel reflejo del espíritu de aquella época de posguerra, mucho antes de que hiciera irrupción la figura de un John F. Kennedy.

En “Rebel Without a Cause”, como ya dice el título, Dean también actúa de renegado. La secuencia en la que él y un compañero se miden en una carrera de coches robados pasó a la historia.

Pero Dean no sólo actuaba de rebelde. En lugar de aprender su texto para la película “Giant”, improvisó. Y eso hizo estallar de furia al director George Steven. El joven, por entonces de 24 años, prefería jugar a las carreras de autos que sentarse a aprender partes.

AMANTE DE LOS FIERROS

Los buenos motores eran su pasión desde que su padre adoptivo le había comprado una moto. Con la primera paga que obtuvo en Hollywood se compró un coche de carreras MG, luego un Porsche y luego otro. Con uno de ellos, el ‘Spyder plateado’, salió a la ruta 46 un 30 de septiembre de 1955 y chocó contra un Ford.

Quien iba en el asiento acompañante, el alemán Rolf Wütherich, sobrevivió con serias heridas y murió muchos años después, en 1981, en un accidente de tránsito. Dean fue trasladado a un hospital cercano, pero ya estaba muerto.

Dos de sus tres películas fueron estrenadas después de su muerte, al igual que una publicidad para la televisión que había filmado dos semanas antes del accidente. Allí instaba a los conductores a manejar con cuidado.