Hubo acuerdo entre los países

Boudou se mostró satisfecho por

resultados de la reunión del G20

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Amado Boudou y el vicepresidente del Banco Central, Miguel Ángel Pesce, llegan al Palacio Elíseo para asistir a una reunión de ministros de Finanzas del G20.

Foto: EFE

El ministro de Economía argentino destacó la decisión de las potencias de atacar la suba de los precios de los alimentos con un aumento de la oferta.

 

De la Redacción de El Litoral

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EFE

El ministro de Finanzas, Amado Boudou, se mostró satisfecho porque el G20 ha renunciado a una regulación de los precios de las materias primas, en particular los alimentos, y ha convenido en que la forma de abordar la tensión actual en los mercado es estimular la oferta.

“En el comunicado queda suficientemente claro cuál es el camino“ y que “la verdadera solución tiene que ver con el aumento de la oferta” de alimentos, destacó Boudou en conferencia de prensa en referencia a las conclusiones de la reunión de ministros del G20, en la que participó viernes y sábado en París.

“Está claro que la regulación de los precios no es la solución que se va a seguir” porque eso sería un freno para el aumento de la producción necesaria para hacer frente a la demanda mundial, recalcó.

También destacó que “hay consenso en limitar las operaciones especulativas” en los mercados de materias primas, y en particular en los de futuros, con el objetivo más general de “una mayor regulación” de los mercados financieros.

La presidencia francesa del G20 tiene como una de sus prioridades luchar contra la volatilidad de los precios de las materias primas, un tema candente por la escalada del petróleo, de minerales y, muy particularmente de los alimentos.

En ese contexto, algunos grandes exportadores de alimentos como Brasil y Argentina habían manifestado su oposición a que la iniciativa francesa se tradujera en medidas que pretendieran controlar los precios.

En el comunicado final de este encuentro ministerial de París se insiste en “la necesidad de invertir a largo plazo en el sector agrícola de los países en desarrollo”, “mejorar el diálogo entre productores y consumidores” o avanzar en “la regulación y la supervisión de los mercados de derivados de materias primas” con más transparencia y evitando abusos.

Calificadoras

Boudou también se felicitó por la posición adoptada en el G20 respecto a las agencias de calificación ya que, según sus palabras, “es esencial que las calificadoras de riesgo tengan menos importancia en la asignación de capitales”.

A ese respecto, puso el acento en su coincidencia con la presidencia francesa y en que “está surgiendo un nuevo consenso internacional en que estas empresas (las agencias de calificación de riesgo) han tenido un rol desmesurado”.

En esa misma línea, el ministro argentino dijo que “vemos de buen grado que se empiecen a incorporar” en la discusión internacional herramientas para el control de flujos de capitales que no vayan destinados a la inversión, algo que ya ha hecho su país.

Unos mecanismos que, a su parecer, permiten “que no haya saltos bruscos en los tipos de cambio”.

Igualmente aludió a que en el comunicado final de esta cita ministerial del G20 se han fijado “parámetros para un nuevo orden monetario internacional”, y a ese respecto indicó que le parece “muy importante” que se esté hablando de incorporar más monedas a una canasta de divisas internacionales que reemplazaría al dólar como única moneda de reserva global.

Recordó que Argentina trabaja conjuntamente con Brasil para hacer del real y del peso monedas de referencia regionales y por eso “estamos muy confortables con esta proposición” del G20, dijo Boudou.


Acuerdo para medir desequilibrios

Los ministros de Finanzas del G20 acordaron, además, establecer indicadores para medir y vigilar los desequilibrios financieros, por considerar que estos impiden una salida completa de la crisis económica mundial, y que permitirán tomar decisiones políticas para corregirlos.

Para ello, decidieron establecer cinco áreas en las que en abril próximo se diseñarán directrices sobre las medidas a adoptar en cada país. Aunque la amenaza de un fracaso, ante las reticencias de varios países emergentes -sobre todo China-, sobrevoló la reunión, finalmente los participantes en la misma lograron un consenso que, matizaron, tendrá en cuenta “las circunstancias nacionales o regionales”.

Los indicadores que finalmente tuvieron en cuenta los ministros y gobernadores de bancos centrales incluirán los datos de deuda pública y déficit fiscal, la tasa de ahorro y deuda privada y los desequilibrios externos.

Estos observarán específicamente los desequilibrios comerciales, los flujos y transferencias netas de inversiones y tendrán en cuenta los tipos de cambio y las políticas monetarias y fiscales, precisó el comunicado final.

Bajo la guía de lo que señalen esos indicadores ahora acordados, el G20 pretende hacer que los países miembros y asociados vigilen la evolución tanto de sus datos macroeconómicos internos como de los externos.

“Estamos muy satisfechos del resultado conseguido”, destacó la ministra gala de Economía y Finanzas, Christine Lagarde, al presentar el resumen de la reunión.

Lagarde subrayó la importancia de haber incluido la referencia a los tipos de cambio, a lo que se oponía China, e insistió en que todos los indicadores se van a tener en consideración para establecer políticas económicas que permitan un crecimiento “fuerte y sostenible”.

“Todos ganamos con un crecimiento equilibrado” porque con la situación actual “estamos seguros de que vamos a crear otra crisis”, explicó para justificar la pertinencia de estos indicadores.