EN UN GOL POWER 1,6 2008

—¿Lo compraste porque te gustó o fue un buen negocio?

—Lo compré porque es un auto para andar en la ciudad, porque es pequeño, ágil y barato para arreglar. Los services son muy económicos. Es un auto bien ciudadano. No tiene airbag ni muchas complicaciones. Para ir y venir del trabajo. Es un auto fiel.

—¿Tuviste alguna anécdota curiosa con autos que has tenido?

—Hace un par de años me agarró la nieve volviendo de San Luis con un Peugeot 206 gasolero. Tuve que manejar por más de 8 horas con nieve que superaba los 80 centímetros. Lo más raro de todo es que yo venía guiando una caravana pero detrás mío venía una Ranger, y el tipo no se animaba a abrir camino. Me bajaba y veía todo blanco, no sabía dónde estaba y tenía nieve hasta los tobillos. En un lugar tuve un derrape y me chocaron de atrás, porque nadie podía frenar. Desde Merlo hasta Río Cuarto le puse 8 horas. Hubo muchos tramos muy largos en los que iba a primera, o como máximo en segunda. El autito se la bancó muy bien, ya que no le pasó nada.

—¿Cuál fue tu primer auto?

—Fue un Fiat 600 del sesenta y pico. Se abrían las puertas de adelante. Después tuve el que más me gustó, que era de colección. No recuerdo si era un 133 pero también se abrían las puertas adelante. Igualmente, el que más recuerdo es el IES 3 CV modelo “73. Viajé muchísimo con ese y nunca me dejó “a pie”. Yo recuerdo que trabajaba en el norte cuando empezaba a hacer televisión, y viajaba en el Citroën por la Ruta 1. No venía nadie en aquella época. Abría la capota, me cruzaba de asiento, aceleraba con una pierna y tomaba sol. Un poco irresponsable, ¿no?

—¿Te pasó alguna vez que hayas querido “prender fuego” un auto tuyo?

—La verdad es que no. ¿Sabés por qué? Porque a mí me gusta escuchar los motores y así te das cuenta cuando algo está funcionando mal. Los escucho y los miro y siempre le descubro las imperfecciones. Y rápidamente consulto y lo hago arreglar.

—¿Sos de maltratar los coches?

—A veces me pasa cuando agarro calles de tierra que le meto el freno de manos y le pego algún derrape. He probado dar vueltas en círculos o salir de una loma bastante rápido y poner el freno de mano en el aire para ver cómo caía. Por ahí las he hecho. Igualmente, trato de ser prolijo y llevarlo a los services cuando le toca. Eso lo aprendí con el tiempo.

—¿Cuál es el auto de tus sueños?

—Me gustan mucho los coches medianos, no los largos y grandes. Hoy por hoy me gusta el Mini Cooper o el Suzuki Swift, autos pequeños pero que tienen motor como para acelerar bien. El problema en Santa Fe con esos coches es que son muy bajos y en la ciudad no se pueden usar. Me gustan los autos pequeños con motor grande.

—¿Qué consejo le darías al automovilista de calle?

—El consejo es tratar de no ir apurado, ya que no conduce a nada. A mí me ha pasado que salgo tarde hacia el trabajo y voy apurado, hasta que me doy cuenta y me digo “por qué”. Son cinco minutos que uno puede tener de tardanza que en realidad no cambian nada en el trabajo, y el apuro puede ser fatal. Respetemos las normas de tránsito. Llegar cinco minutos tarde no es nada; un choque es mucho.