No siempre la verdad sale a la luz

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“Sin título” (1964), de Ernesto Deira.

Por Patricia Severín

“En la resaca”, novela de José Gabriel Ceballos, ediciones Edaf, España.

Al inicio de la novela, Ceballos, se pregunta por el tsunami y sus implicancias: el mar sale de cauce y la tierra es arrasada por completo. Del mismo modo, dice el autor, los militares argentinos tomaron el poder e invadieron inundándolo todo; el mar siguió avanzando, destruyendo por su propia inercia, empujado por su propia inmensidad. A partir de esta premisa, Ceballos, construye su “teoría de la resaca” (resaca en todas sus acepciones), y la pone en boca del personaje principal, Patricia, una periodista inescrupulosa que se empeña en realizar una nota, con tintes sensacionalistas, a cualquier precio, para un periódico español. Para lograr su cometido, pone en movimiento una maquinaria infernal cuando saca -con sobornos- del geriátrico, en donde está internado, al ex represor, teniente coronel Nicomedes Vernengo. Ambos se trasladan a Fulgor, el pueblo en donde el militar tuvo su actuación en los años de plomo. La idea de la periodista es ver si en Fulgor alguien reconoce a Vernengo; en caso de que así sea, evaluar las reacciones de los ciudadanos, parientes, conocidos y afectados, por las acciones del militar.

Con una prosa ágil y precisa, Ceballos, va delineando los personajes de este pequeño mundo -réplica de muchos otros a lo largo y a lo ancho de la Argentina-, que se expresan a través de sus vivencias pasadas y actuales. Así es como aparecen implicados en la historia, Alelí, el mudo, que se encarga de las flores de la plaza y el cual tuvo un actuar poco claro en las épocas de la dictadura; Zeniquel, el ingeniero, cómplice de los militares, que pasa su tiempo hablando con los fantasmas de los “secuestraditos”; el doctor Miguens, abogado, que se encargará de las cuestiones legales de la periodista; Luicho, que vive con su hermana en condiciones precarias e incestuosas, con un hermano desaparecido; el padre Ulrico, cura de Fulgor, atenazado por las culpas de lo que la iglesia ocultó; Beba, la espiritista, que se conecta con los muertos y trae noticias del más allá. Y en el centro de ellos, Patricia -la periodista-, y Vernengo -el represor-, que padece Mal de Alzheimer, y es manipulado por la muchacha, cuyo único objetivo es hacerse famosa en el mundo del periodismo, con la nota que realizará sobre el oscuro pasado argentino y sus protagonistas.

Lo que Patricia no ve -en su juventud y soberbia- es que las conductas humanas son imprevisibles e incontrolables, y pueden salirse de cauce. Y esto es lo que sucede, justamente, a los pocos días de arribar a Fulgor, cuando la periodista da por hecho que su trabajo será un éxito.

La diferencia de este libro de Ceballos con otros que se han escrito sobre la dictadura argentina es su planteo último: la verdad profunda sigue escondida en las tinieblas, enterrada en las entrañas de la tierra, al igual que muchos de los desaparecidos; y aunque se proclame a viva voz, sobre la verdad y la justicia, no a todos les conviene develar los hechos.

En un final sobrecogedor, con la potencia narrativa que lo caracteriza, Ceballos, nos muestra quiénes son -en realidad- los vencedores, y quiénes los vencidos, en una sociedad que aún permanece ciega y muda, ante las atrocidades del pasado, y la arbitraria manipulación del presente.

Ceballos obtuvo con En la resaca, el XII Premio Alfonso VIII de la Diputación de Cuenca, y editorial Edaf, cuyo jurado fue presidido por Almudena Grandes. Ceballos nació y vive en Alvear, Corrientes, pequeña ciudad lindante con Brasil. Es autor de una vastísima obra narrativa en la que se destacan en cuento, El patrón del chamamé (Premio Educa, San José de Costa Rica), Entre Eros y Tanatos (Premio Tiflos, Madrid) y las novelas, Ivo el emperador y Víspera Negra (Premio Ciudad Alcalá de Henares).