Nueva ruta turística abierta en Europa

De vacaciones en el cementerio

Están distribuidos de un extremo al otro del continente, y sus tumbas de alto valor histórico son su principal atractivo. Algunos son muy conocidos del gran público, sobre todo los de las grandes capitales, pero también hay otros pequeños y encantadores, tan encantador como puede ser un cementerio. Pero hay gente para todos los gustos.

De vacaciones en el cementerio

El más famoso y también el más visitado, el Père Lachaise de París, donde un grupo de visitantes se detiene frente a la tumba de Federico Chopin. Para los amantes de otros géneros musicales, también allí reposa Jim Morrison.

Foto: Agencia EFE

Javier Nieto Remolina

EFE

De lugares inspiradores de historias de miedo y terror a “museos a cielo abierto”. Cincuenta y cuatro cementerios de Europa son ahora destinos turísticos que permiten conocer el patrimonio funerario y parte de la historia de pueblos y ciudades de 18 países.

Desde Oslo hasta la isla de Cerdeña, en Italia, y de Bucarest a Oporto, en Portugal, la Ruta de los Cementerios Europeos cuenta con cuarenta destinos en los cuatro puntos cardinales del viejo continente, una ruta integrada por el Consejo de Europa en su programa de circuitos culturales.

La promotora del proyecto fue la española María Luisa de Yzaguirre, presidenta de la Asociación de Cementerios Significativos de Europa (Asce).

“Los cementerios albergan las diferentes costumbres y creencias de los pueblos y eso permite comprender muchos de los valores europeos: tolerancia, democracia, el diálogo entre culturas, los derechos humanos”, dijo Yzaguirre en una conversación con EFE al comentar algunas ideas relacionadas con la nueva Ruta.

Un libro abierto

Yzaguirre recuerda que “cada cementerio es un libro abierto sobre la historia de su ciudad; espacios que evolucionaron junto con los personajes locales, y eso -dice- no debe dejarse perder”.

Esta característica de los camposantos los hace merecedores de ser considerados como “una parte importante del patrimonio cultural europeo, desde el punto de vista artístico, histórico y antropológico”, señaló.

Entre los muros de todos estos cementerios hay esculturas, sepulcros de capricho, capillas, panteones monumentales, lápidas e inscripciones, fuentes, historias curiosas y, lo que llama la atención de muchos visitantes, tumbas de personajes famosos.

Como en el Cementerio No Católico, de Roma, más conocido como el de “los poetas y artistas”, donde están las tumbas del poeta inglés John Keats (1795-1821) o la del fundador del Partido Comunista de Italia, Antonio Gramsci (1891-1937).

En el más famoso de todos, el parisino Père Lachaise, reposan la cantante francesa Edith Piaf, el escritor irlandés Oscar Wilde, el músico Frederic Chopin, el compositor italiano Gioachino Rossini o el novelista francés Marcel Proust, y sus tumbas reciben miles de visitas al año.

Abierto por el emperador Napoleón I en 1804, fue nombrado Père Lachaise en honor a Francois d’Aix de la Chaise, confesor del rey Luis XIV de Francia. El cementerio más grande de París y uno de los más conocidos en el mundo, alberga unas 300 mil tumbas de desconocidos y famosos que anualmente reciben la visita de cientos de miles de personas, como es el caso de la sepultura del músico Jim Morrison.

El visto bueno del Consejo de Europa a la Ruta Europea de Cementerios (www.cemeteriesroute.eu) llegó el 16 de septiembre pasado en la asamblea general de la Asce, celebrada en Cagliari, en la isla italiana de Cerdeña.

De vacaciones en el cementerio

La Pirámide Cestia es el monumento más destacado del “cementerio no católico” de Roma que alberga a algunos de los más renombrados poetas del romanticismo, los británicos John Keats y Percy Shelley, y al fundador del comunismo italiano, Antonio Gramsci. La Pirámide fue construida en el año 12 a.C. para sepulcro del pretor romano Cayo Cestio.

Foto: Agencia EFE

El surgimiento

La presidenta de la Asce recuerda que los cementerios surgieron en Europa al ser prohibidos los enterramientos dentro de las iglesias.

“Hubo una época en la que la gente quería ser reconocida después de su muerte, y fue entonces cuando se construyeron grandes panteones con esculturas que preservaran su recuerdo”, recuerda Yzaguirre, que añade que los encargados de edificar las tumbas fueron los mismos arquitectos y escultores que habían levantado sus casas.

María Luisa de Yzaguirre destaca que en la actualidad las grandes familias ya no encargan mausoleos. “A principios del Siglo Veinte se acabó la costumbre del enterramiento y ahora -dice- es muy común la incineración; la gente ya no visita los cementerios como antes, no practica el recuerdo”.

Para el recuerdo quedan los cementerios de la Ruta, como los de Viena, Sarajevo, Zagreb, Tallin, Berlín, Cracovia, Oporto, Bucarest, Liubliana y los de varias ciudades del Reino Unido, Italia o España.

Y también el Woodland, de Estocolmo, Patrimonio Universal de la Unesco desde 1994, un proyecto paisajístico en el que las tumbas son casi invisibles, pequeñas, todas del mismo tamaño, para recordar que la mue rte iguala a todas las personas.

En La Recoleta también

El Cementerio de La Recoleta, en Buenos Aires, también se ha convertido en un importante destino turístico para argentinos y extranjeros. De los argentinos por la familiaridad que tienen, por su conocimiento de la historia, con algunos de los personajes que allí están enterrados. Para los extranjeros, por la riqueza de su arquitectura funeraria.

Allí descansan algunos de los más importantes próceres militares argentinos, desde Juan Galo de Lavalle a Carlos María del Alvear. También tienen allí su tumba destacados personajes de nuestra vida cívica, como los ex presidentes Nicolás Avellaneda, Julio Argentino Roca, Carlos Pellegrini y Marcelo T. de Alvear; está el Panteón de los caídos en la Revolución del ‘90 y otras de particulares llenas de misterios.