MUESTRA EN EL CENTRO CULTURAL RECOLETA

Charly en imágenes

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Son capturas de 14 años. Foto: MAXIMILIANO VERNAZZA.

“El Charly de Vernazza es el último Charly maldito y lo que Vernazza encuentra es la caja negra de esa maldición’’, reza el catálogo.

 

Dolores Pruneda Paz

Más de 70 imágenes de Charly García que a lo largo de 14 años tomó el fotoperiodista Maximiliano Vernazza se pueden ver hasta el 27 de marzo en el Centro Cultural Recoleta, con la muestra “El Charly que yo conozco“.

En el espacio central de Junín 1930 cuelgan cuadros de un metro por un metro que emulan tapas de discos y “retratan al Charly de carne y hueso, el que no escapa del ídolo pero se muestra en una cotidianeidad que lo aleja del personaje’’, sintetiza Vernazza.

Momentos íntimos durante la grabación de “Kill Gill” en Nueva York, giras, cumpleaños, sus habituales vacaciones en Pinamar y Villa Gesell o retratos tomados a pedido en el baño del departamento de Coronel Díaz y Santa Fe -“el búnker’’ dice Vernazza- son algunas de las fotos que tapizan la planta baja del museo.

“Cómo poner 74 fotos en 26 cuadros’’, ironiza, ésa fue la cuestión con la que se topó el fotógrafo Tony Valdéz, editor del trabajo que resolvió en mosaicos: “No están ordenados cronológicamente, sino a partir de un criterio estético que tiene que ver con el rock’’.

Algunos de esos cuadros tienen una sola imagen -García con gafas amarillas en la pileta, componiendo en el balcón, en la calle...- otros tienen tres o seis imágenes que se completan con manos, con pies. “No tiene que ver con el collage, se relaciona con el diseño discográfico’’, insiste el fotógrafo que conoció al músico por una cuestión aleatoria, un trabajo para la revista Gente. Poco afecto a las fotos, “desde ese encuentro inicial en 1997 cada vez que me veía llegar sonreía y ordenaba: ‘Sí, que pase’. Y así se armó un código especial en el que él sabía hasta dónde llegaba yo, y yo sacaba hasta donde el sentido común me indicaba’’, cuenta Vernazza.

COMO CUALQUIERA

“Me acuerdo lo que me decían cuando me asignaron la nota -‘ojo con Charly’, ‘tené cuidado’, ‘si no le gustás te manda a la mierda’ -reseña-. Pero hice esas fotos en un momento en que no se mostraba mucho en público y después, cada vez que había una nota, quería que vaya yo. A partir de ahí nos hicimos bastante amigos’’.

La historia de Charly es muy grande y 14 años no es nada, “su personaje ya existía cuando lo conocí y por eso quise mostrarlo como un tipo común, como lo que es, más allá de todo eso de si rompió tal hotel o se bajó los pantalones en tal lugar’’, explica el fotógrafo.

Y por eso lo muestra en su cama, con su teclado, “en su quilombo personal donde no pierde nada, él sabe dónde está todo en su propio caos, cocinando en su cocina o en la pile con los flota meditando, descansando ¡bah!, como cualquier hijo de vecino’’, grafica.

“Aunque es una estrella de rock y vivía como estrella, con su limousine y sus caprichos ridículos, en la diaria no deja de ser uno más y acá aparece sin disfraces: no le pongo un traje y lo retrato con un fondo blanco, muestro cómo vive’’, dice Vernazza.

Lo que hizo, en resumidas palabras, fue exponer esa otra parte de su humanidad: la foto de Charly desnudo en el balcón “es para mí la del tipo tomando sol en su intimidad, en su rollo, a su bola’’, define.

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Un código especial le permitió al fotógrafo capturarlo como “cualquier hijo de vecino’’. Foto: MAXIMILIANO VERNAZZA