La lógica del pensamiento

Evangelina Simón de Poggia

[email protected]

El genial gramático del siglo XVII, Claude Lancelot, profesor de Petites Ecoles de Port Royal, escribió una gramática que llamó: Gramática General y Razonada. En ella trata de enunciar ciertos principios a que obedecen todas las lenguas, es decir que trata de definir el lenguaje del cual las lenguas particulares son casos particulares. El aprendizaje de las lenguas particulares tenía que hacerse a la luz de una gramática general, porque si no era un ejercicio puramente mecánico en el que sólo intervenían la memoria y el hábito. El razonamiento se basaba en el concepto de que si todas las lenguas tienen una base común es porque todas tienen como objeto permitir a los hombres “significar”, es decir poder hacer conocer sus pensamientos y sentimientos. Por otro lado, admite que la comunicación del pensamiento a través del habla exige que ésta última sea una especie de “cuadro de imitación” del pensamiento. Cuando se dice que la lengua tiene por función la representación del pensamiento, no se trata de decir que la palabra es signo solamente, sino también espejo, conformando una analogía con el contenido que transmite. Pero...¿Cuándo es posible que esas palabras que no tienen nada que ver con nuestro espíritu y lo que en él sucede puedan imitar los movimientos de nuestra alma? Para Lancelot y sus seguidores dentro del ámbito de Port Royal, no se trata de buscar en la materialidad de la palabra una imitación de la cosa o idea. Para ellos, sólo la organización de las palabras en el enunciado tiene poder representativo. Pero..¿Cómo es posible que un conjunto de palabras sucesivas puedan representar un pensamiento si su característica fundamental es la indivisibilidad? La fragmentación impuesta por la naturaleza material de la lengua ¿No contradice la unidad esencial de nuestro espíritu?

La respuesta a estos interrogantes es maravillosa, pues se apoya en la observación y análisis del pensamiento que, aún descomponiéndolo, respeta su unidad: el análisis lógico. Esto se ve claramente en una proposición bimémbrica en la que podemos diferenciar al Sujeto del Predicado, sin embargo no se rompe la unidad de pensamiento puesto que cada uno de esos elementos sólo puede definirse en relación y oposición con el otro, unidos, a su vez, por una relación de interdependencia, en la que el sujeto exige la presencia del predicado y a la inversa, constituyendose una verdadera unidad. La lógica está en el pensamiento, en la estructura profunda de pensamiento, no en la formalización del mismo en la estructura superficial; en esta no importa el orden siempre y cuando goce de coherencia, pues la unidad y la lógica están instaladas y su sede es el espíritu, el pensamiento. Es por esto que se dice que está universalmente comprobado que el pensamiento del hombre siempre es bimembre, haciendo abstracción de la comunidad parlante a la que pertenezca, lo es por naturaleza.

Por lo expuesto, el habla permitirá observar la unidad del pensamiento, la indivisibilidad del acto intelectual o cognitivo, siempre que el fraccionamiento en palabras reproduzca el análisis lógico del pensamiento.

Lengua viva