Ayer a la tarde, detrás de la Universidad Tecnológica Nacional

Asaltan y balean a docente universitario

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Fernando Otaegui (29) permanece internado en un nosocomio privado. Los dos balazos quedaron alojados en su cuerpo. Los médicos evalúan una intervención quirúrgica. Foto: Danilo Chiapello.

La víctima tiene 29 años. Dos delincuentes le quisieron robar su motocicleta. Recibió dos tiros a quemarropa.

 

Danilo Chiapello

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Ayer, a las 19 en punto, Fernando Matías Otaegui terminó con una de sus clases en la Universidad Tecnológica Nacional.

Nunca supo que 15 minutos después la delincuencia iba a jugarle su carta más brava.

Tras intercambiar los saludos del momento entre alumnos y allegados, Fernando se dirigió al sector posterior de esa alta casa de estudios (del lado de Antonia Godoy), donde había dejado estacionada su motocicleta.

Iba por la vereda llevando la moto a su lado, cuando de repente aparecieron en escena dos sujetos, que se conducían en una bicicleta. Los recién llegados eran jóvenes, no mayores a los 20 años, y actuaron a cara descubierta.

Sin mayores trámites uno de los rufianes sacó a relucir un arma de fuego y encaró al docente. Apuntándole a la cabeza ordenó que le entregue la moto. Acompañó su acción con una serie de insultos y amenazas hechas a los gritos.

El caco se mostraba nervioso y fuera de sí. Fue entonces cuando sobrevino el instante crucial.

Quizás fue la suerte. Quizás el instinto de supervivencia. Lo cierto es que la víctima adivinó el momento justo en que el rufián iba a ejecutarlo con un disparo a la cabeza.

Entonces de un manotazo desvió el cañón del arma. En simultáneo el estruendo de un disparo retumbó en el ambiente.

Por la maniobra, el proyectil se incrustó en el hombro izquierdo del docente, que de inmediato tomó distancia de sus agresores.

Pero no todo iba a terminar allí. Antes de darse a la fuga, el malviviente hizo un segundo disparo el que impactó en la pierna derecha de la víctima.

Finalmente, junto a su compinche, escaparon a toda velocidad a bordo de la bicicleta.

Tensa espera

Terminado el episodio, Fernando quedó lógicamente conmocionado. A punto tal que ni se había dado cuenta de que estaba herido.

“No pensé que me habían baleado”, dijo hoy en diálogo con este diario desde su cama del hospital.

“Recién me di cuenta de la gravedad de todo cuando me toqué y sentí la sangre. Entonces me senté en la vereda y comencé a pedir auxilio.

Algunos vecinos se acercaron. La policía llegó a los 10 minutos. Pero la ambulancia demoró más de 40.

La espera fue muy extensa. De todos modos, no entré en pánico gracias a la intervención de una chica que se identificó como estudiante de medicina.

Fue ella quien me tranquilizó. Sacó un cronómetro y comenzó a medirme el pulso. Quiero agradecerle públicamente.

Al borde

Minutos después de las 20 Fernando ingresó al hospital Cullen. Los médicos de guardia que lo recibieron le diagnosticaron herida de arma de fuego en hombro izquierdo y pierna derecha.

Ambos proyectiles quedaron alojados en su cuerpo. El más grave es del hombro ya que ingresó de arriba hacia abajo y quedó instalado entre el omóplato y el pulmón. “Los médicos me dijeron que si la bala tocaba el pulmón esto pudo haber terminado muy mal”, recordó.

Tras las primeras curaciones de rigor fue derivado un nosocomio privado donde aun permanece internado, a la espera de una posible intervención quirúrgica.

El profesor estaba acompañado por familiares y amigos. Todos son oriundos de Concordia, en la provincia de Entre Ríos. Recordaron que Fernando llegó a nuestra ciudad hace 9 años cargado de sueños. Los que estuvieron a milímetros de quedar truncos.