Mañana en Bruselas

Gadafi y Japón se cuelan en la cumbre europea

De la Redacción de El Litoral

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DPA

El Consejo Europeo de Bruselas de mañana y el viernes será el foro perfecto para que la Unión Europea (UE) convenza a los mercados y a las agencias de calificación de la solidez de la moneda única, con la aprobación del refuerzo al fondo de rescate para socios con problemas de deuda y con el estreno del “pacto por el euro”.

No obstante, la grave crisis en Libia, con las profundas fisuras en el seno de la coalición internacional ante los próximos pasos a seguir en el país norteafricano, sumada a la inquietante situación en Japón tras el terremoto y la subsiguiente crisis nuclear en la central de Fukushima, además de la reapertura del debate sobre la seguridad nuclear en Europa, protagonizarán -al menos- la mitad de una muy complicada agenda.

Los 27 jefes de Estado y gobierno pretenden exhibir el “músculo económico” de Europa, que comienza tímidamente a salir de la recesión, aunque con malas excepciones como España. Para ello, entre otras medidas, ratificarán las decisiones tomadas por los ministros de Economía y Finanzas del bloque en una reunión extraordinaria el pasado lunes.

Entre los documentos que se sancionarán figura, de manera destacada, el “pacto por el euro” (ex “pacto de competitividad”), impulsado por la canciller alemana, Angela Merkel, para dotar a la UE de un severo mecanismo punitivo que, a modo de látigo jurídico, pueda dar una vuelta de tuerca a los socios incumplidores, sobre todo en materia de disciplina fiscal.

Alemania, que aporta la mayor parte del “pastel” del fondo permanente para el euro (27,1 por ciento del total, 22.000 millones en efectivo más 168.000 en garantías) no quiere más rescates en Europa, tras el susto de Grecia (110.000 millones de euros) y el de Irlanda (85.000 millones).

Mientras tanto, España acude a Bruselas intentando sacar pecho. En Madrid el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y su ministra de Economía, Elena Salgado, confían en que por fin se haya logrado establecer una especie de cordón sanitario o de empalizada psicológica que aísle al país del efecto contagio “a la griega” y que los mercados y las agencias de ráting sepan diferenciar a España de su socio ibérico, Portugal, en graves problemas.

Pero las últimas declaraciones del ministro portugués de Finanzas, Fernando Teixeira Dos Santos, en el sentido de que la actual crisis política en su país podría precipitar a Lisboa a pedir ayuda del fondo de rescate del euro (que será permanente a partir de 2013), al que España aporta 9.500 millones, no parecen tranquilizar al comisario de Economía de la UE, Olli Rehn, ni a las agencias de calificación como Fitch o Standaard and Poor’s.

Sindicatos

El próximo Consejo Europeo de Bruselas será también testigo de una gran manifestación convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Los organizadores prevén que en torno a 20.000 personas se concentren ante la sede de las instituciones comunitarias para gritar un ‘no‘ a los duros planes de ajuste que padecen algunas de las economías periféricas del euro, como Portugal, Irlanda, Italia, Grecia o España.

En ese sentido, los jefes de Estado y gobierno del bloque comunitario no tendrán más remedio que constatar que en Europa -y entre los 17 socios de la eurozona- existen dos velocidades económicas marcadas.

Están quienes comienzan a salir de la crisis, como Alemania, que ha retomado su papel de tren de alta velocidad económica, y otros, por ejemplo, como Grecia, que aunque parecen a salvo del “default”, no tienen influencia en la zona euro y parecen haber quedado relegados a una función de satélite, a expensas de las decisiones tomadas en Bruselas.

Europa se divide también en dos hemisferios político-económicos, a falta de que algún día exista una real coordinación de políticas europeas con un “gobierno económico europeo”, como desea el comisario Olli Rehn.

Otro de los puntos candentes será la aprobación del nuevo esquema del fondo de rescate permanente (el Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera), que sirvió para ayudar a Irlanda y que ahora está dotado, en su tramo intergubernamental, de 440.000 millones de euros.

No obstante, de esa cifra solo puede prestar 250.000 millones, ya que el resto debe reservarse como garantía para mantener su calificación de solvencia en el máximo, la triple A.

Por ello, los líderes europeos aprobarán formalmente reforzar la capacidad financiera del tramo intergubernamental -constituido por las aportaciones de los gobiernos del euro- para que llegue hasta 500.000 millones de euros. El fondo actual conjunto (UE-FMI) tiene 750.000 millones de euros.