Licencias métricas

Enrique José Milani

En esta tercera nota sobre la estructura poética nos ocuparemos de las licencias métricas, las cuales permiten alargamientos o acortamientos con respecto al número de las sílabas que componen los versos. En primer lugar está la sinalefa. Consiste en pronunciar una o más sílabas gramaticales en una sola métrica, como aquí: “So /ñé / queen / o /troes /ta/do”. Resultado: 9 sil. gram., 7 sil. métricas. La sinalefa puede juntar más de dos vocales y hasta tres sílabas distintas. Ej. “No / pro / te / geaun / im / pí / oel / Se / ñor”; “De / Á / fri / caaEu / ro / pa/ lo / lle / vó / la / fa / ma”.

2º El hiato: es el encuentro de vocales que no se unen por sinalefa, y más cuando dicho encuentro resulta desagradable: “El / jo / ven / dis / cre / to // e / ra.

Entre las sílabas to y e se instaló el hiato, que quiere decir, separación. La lectura rítmica y la métrica, para no desentonar con los otros versos que lo acompañan, exigen dejar sin efecto la posible sinalefa que pudiera unir to y e. Resultado: 8 síl.métricas.

3º Sinéresis: viene a ser una sinalefa dentro de la palabra: se pronuncian en un solo golpe de voz las vocales que pertenecen a sílabas distintas. Ej.: “hé / roe” ( 2 síl.), “real / za / do” ( 3 síl.), “aho / ga / do” (3 síl.). Analicemos éste: “El / boa / to / rui / nas / a / ca / rreóal / im / pe / rio”. Para no desentonar, este verso debe decirse en 11 síl. metr., aunque consta de 14 gramaticales. Se recurre entonces a la sinéresis: boa /to debió ser bo / a / to; a / ca / rreó, a / ca / rre / ó y a / ca / rreó al, a / ca / rre / ó / al.

4º Diéresis: es lo contrario de la sinéresis. Consiste en pronunciar en dos golpes de voz las vocales de una misma sílaba (diptongo), como cuando se dice ru-í-do, su-a-ve, ar-mo-ni-o-so. En lo escrito se señala esta licencia con la crema o diéresis, o sea, dos puntitos sobre la primera vocal del diptongo disuelto: rüido, süave, armonïoso. La diéresis, pues, disuelve el diptongo y transforma una sílaba gramatical en dos métricas. Agrega una sílaba más al verso. Ej.: “Dios / nos / am / pa / re / de / vo / raz / bui / tre” es verso de 10 sílabas, pero si quiero extenderlo a 11 aplico la diéresis: “Dios / nos / am / pa / re / de / vo / raz / bü / i / tre”. Lo mismo en este caso: “An / cia / no,/ tus / ca / nas / ve / ne / ro”: 9 s. m. Pero si necesito que sean 10, lo resuelvo con dicha licencia : “An / cï / a / no, / tus / ca / nas / ve / ne / ro”.

Para finalizar, veamos qué ocurre con los versos en su calidad de agudos, graves y esdrújulos, así clasificados según terminen en palabra aguda, grave o esdrújula. En el verso de terminación grave, no hay novedad; pero en el verso agudo la sílaba final vale por dos. Así en: “a / su / ni / ño / con / tem / pló” se cuentan 8 s. m., lo miso que si fuera “a / su / ni / ño / con / tem / pló / le” que se considera de igual duración. En cambio en el verso esdrújulo las dos últimas sílabas, que se pronuncian con mayor rapidez, equivalen a una sola. Debe, pues, descontarse una sílaba. Por esto: “Empieza tu cántico” dura tanto como “Empieza tu canto”: 6 síl. en ambos. Como regla práctica para determinar la medida de los versos de una composición regular en todas, se busca uno grave que no contenga la posibilidad de ninguna licencia poética estudiada. Si esto no fuera posible, se echará mano de uno agudo o esdrújulo, teniendo en cuenta que hay que sumar o restar según sea uno u otro. Habrá más información sobre el tema en próxima nota.