Agradecimiento al Dr. Cóceres

Silvia Restagno

DNI. 5.116.409.

Señores directores: Hace un año se jubiló el Dr. Alberto Cóceres. Fue mi médico personal y vecino durante casi 30 años. Hoy quisiera expresarle mi profundo agradecimiento por mantener en mí siempre viva la esperanza de que en la vida y en nuestra Argentina se puede ser muy honesto a pesar del entorno.

A todos sus pacientes nos enseñó, con su ejemplo de vida, que esta Argentina que tanto queremos y que tanto nos duele, sólo va a ir cambiando en la medida que cada uno de los ciudadanos cambiemos de actitud.

Porque tenía claro que nuestros hijos y nietos imitan nuestro actuar, no nuestras palabras. Y el futuro de esta patria, depende de ellos. No esperemos más que las decisiones y ejemplos los den quienes deberían darlos en primer lugar.

Gracias Dr. Cóceres por habernos hecho sentir que usted no trataba ni un hígado ni una garganta, sino que trataba a personas. Nos daba usted un gran placer cuando entrábamos a su sala de espera y no exhibía decenas de diplomas que no dicen nada. Todos sus pacientes sabemos que usted es un gran lector y se actualiza al máximo, sin tantos papeles en las paredes.

Gracias doctor por no haber mirado primero qué obra social tenía el paciente. Nos trató a todos por igual, con el mismo tiempo y la misma dedicación. Claro, usted no daba turnos cada diez minutos y eso, me imagino, se haría sentir en su facturación mensual. Gracias por respetar el tiempo de sus pacientes, porque nosotros también trabajamos y tenemos familia. Nunca nos atendió apurado, haciéndonos sentir que sólo vale el tiempo suyo. Gracias por no haber cobrado plus jamás a nadie, ni habernos dicho que una intervención suya tenía un precio con factura y otro precio sin ella. Gracias por no comentarnos sus problemas con las obras sociales; usted sabe, claro, que nosotros, los pacientes, también tenemos nuestros propios problemas con ellas. Gracias por no haber publicado nunca que iba a estar ausente en un congreso en el exterior; claro, usted nunca nos recetó un remedio junto a una tarjeta de tal o cual laboratorio, con su firma y sello.

Gracias por nunca habernos derivado a tal o cual laboratorio químico o instituto para hacer estudios.

Eso sí, usted tuvo una gran ventaja en la vida. Nunca necesitó secretaria para que ponga la cara por usted. Hace alrededor de 40 años que cuenta con la invalorable ayuda de Norma, su compañera de vida y profesión, madre de sus hijos. Por último, gracias doctor por mostrarnos ahora esa imagen serena, esa frente alta, parado a la puerta de su misma casa antigua refaccionada en la que viven hace tantos años, mientras Norma barre la vereda, compartiendo la suerte de todos los vecinos. Muchísimas gracias, matrimonio Cóceres, por su testimonio de vida.

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