Tras tres días de intensos bombardeos

Fuerzas de Gadafi lanzaron un nuevo ataque sobre los rebeldes en Misrata

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Un combatiente rebelde libio pasa junto a los restos de un tanque en un puesto de control montado entre las localidades libias de Ajdabiya y Brega. Residentes en la ciudad pidieron ayuda a la Otan para frenar el avance de las fuerzas leales a Gadafi. Foto: AGENCIA EFE

La tercera ciudad en importancia de Libia es el único gran bastión insurgente en la parte occidental del país.

De la redacción de El Litoral

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Télam-EFE-DPA

Fuerzas leales al líder libio Muamar Gadafi lanzaron hoy al menos 100 cohetes Grad contra Misrata, afirmó un portavoz rebelde, en el tercer día de intensos bombardeos contra la sitiada localidad controlada por insurgentes.

“Esta mañana lanzaron misiles Grad a un área industrial, se dispararon al menos 100 cohetes. No se informó sobre víctimas”, dijo a la prensa el portavoz de los rebeldes Abdelbaset Abu Mzereiq, según informó la cadena televisiva Al Jazira.

Misrata es el único gran bastión rebelde en la zona occidental de Libia. Las fuerzas leales al Gadafi realizaron un largo asedio sobre la ciudad, después de que a mediados de febrero ésta se levantara contra el régimen de cuatro décadas del líder libio.

Ayer cayeron más de 100 cohetes sobre la ciudad y los rebeldes dijeron que las fuerzas del gobierno llegaron hasta el centro de Misrata.

Human Rights Watch aseguró que tenía pruebas de que las fuerzas de Gadafi estaban lanzando bombas de racimo de fabricación española en zonas residenciales de Misrata.

La ONG publicó imágenes de lo que dijo eran bombas de racimo, que liberan granadas diseñadas para explotar en fragmentos y matar al máximo número de personas posible.

Desde agosto del año pasado, la producción, almacenamiento y uso de las bombas de racimo está prohibida.

Musa Ibrahim, un portavoz del gobierno libio, rechazó las acusaciones y desafió a que lo demostraran.

Por otra parte, anoche, un buque griego de ayuda humanitaria llevó a alrededor de 1.200 evacuados desde Misrata a la ciudad portuaria de Bengasi, en el este de Libia, según informó un miembro de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) a bordo del barco griego.

Ayer, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que la situación militar sobre el terreno en Libia, tres semanas después del inicio de la guerra, se encontraba en un punto muerto, sin embargo dijo que aún esperaba que los aliados de la Otan obligaran a Gadafi a dejar el poder.

Piden ayuda

En tanto, los habitantes de la tercera mayor ciudad de Libia, Misrata, volvieron a demandar hoy ayuda, ante el asedio y aislamiento al que las tropas del coronel Gadafi tienen sometida la ciudad.

“Gadafi está intentado tomar Misrata tan pronto como sea posible antes de que la Otan decida llevar a cabo cualquier intervención en tierra”, sostuvo un ciudadano del lugar en un mensaje de voz colgado en Internet. “Toda la gente está contra Gadafi, pero él está tratando de dominarles por la fuerza, con armas, francotiradores y controlando los medios”, agregó.

Pese a la presión de la Otan, testigos afirman que cualquier congregación en la ciudad occidental de Libia se convierte de inmediato en un objetivo para los leales a Gadafi.

“Apreciamos lo que la Otan ha estado haciendo pero se puede hacer más”, dijo otro residente de Misrata.

La ciudad portuaria, una ciudad clave considerada como puerta hacia Trípoli, lleva unos dos meses bajo continuos ataques. De acuerdo con los rebeldes, hasta la fecha han sido asesinadas al menos 1.000 personas.

 

/// EL DATO

Sin bombas

Los países de la Otan se empiezan a quedar sin bombas de precisión cuatro semanas después del comienzo de la misión militar en Libia, según informaciones publicadas hoy por el diario The Washington Post. Ello demuestra la limitada capacidad de Francia, Reino Unido y otros Estados europeos para llevar a cabo incluso un operativo militar de dimensiones relativamente pequeñas, citó el rotativo a oficiales de la Otan.

Europa, según el “Post”, carece de municiones pero también de aviones preparados para llevar a cabo operaciones de combate. Fuentes militares plantearon por ello la pregunta de si EE.UU. podrá seguir conteniéndose en caso de que Gadafi siga aferrándose al poder.

/// análisis

Un gran pantano

Pedro Brieger - Télam

Nadie parece saber cómo destrabar la crisis política de Libia. Por un lado, el gobierno de Gadafi mantiene el control sobre Trípoli, donde goza de cierto apoyo popular y la revuelta en su contra parece haber fracasado. Por el otro, la heterogénea oposición ha logrado sostener su principal bastión en Bengasi, la segunda ciudad del país, a mil kilómetros de la Capital.

Las tropas de Gadafi pueden tomar alguna pequeña ciudad del este, pero la intervención de la Otan les impide un triunfo total.

Objetivamente, la distancia entre ambas ciudades/regiones representa un escollo para la victoria de unos y otros. Por eso crece el temor que este escenario lleve a dividir el país como única salida posible.

Los opositores a Gadafi, que en un primer momento se oponían a una intervención extranjera y apostaban a un levantamiento también en Trípoli, ahora piden una mayor injerencia de la Otan, o quien fuere, para derrocar al líder libio.

Sin embargo, no existe un consenso internacional respecto de lo que hay que hacer en Libia.

La resolución 1.973 de Naciones Unidas sostenía que el principal objetivo era proteger a los civiles, algo que ni siquiera parece haberse logrado, aunque era obvio que el “espíritu” de la resolución implicaba derrocar a Gadafi.

En un artículo conjunto -publicado simultáneamente en inglés y francés- Barack Obama, David Cameron y Nicolás Sarkozy reconocen que la resolución 1.973 “no era para remover a Gadafi por la fuerza. Pero es imposible imaginar un futuro para Libia con Gadafi en el poder. Gadafi debe irse, y para siempre”.

“Más claro, échale agua”, dice un refrán popular. Claro que no todos están de acuerdo con esta postura, ni siquiera en la Otan.

Esta semana Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (el BRICS) se reunieron y plantearon la necesidad de encontrar una fórmula de diálogo entre Gadafi y la oposición.

Por ahora, nadie sabe cómo salir del pantano.