Ex guerrillero uruguayo Eleuterio Fernández Huidobro

“Nos deben en ese boliche de la tortura”

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Eleuterio Fernández Huidobro, del Frente Amplio, pasó 15 años preso por su lucha armada. Votó a favor de invalidar la Ley de Caducidad pero luego renunció a su banca en el Senado uruguayo.

Foto: AGENCIA TÉLAM

Renunció a su banca de senador en el Frente Amplio por estar en desacuerdo con la anulación de la Ley de Caducidad.

 

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EFE

El ex guerrillero uruguayo Eleuterio Fernández Huidobro, del Frente Amplio y quien anunció su dimisión a su escaño en el Senado, no olvida sus 15 años en prisión y espera ver tras las rejas a todos los culpables de los años de la dictadura en Uruguay.

Vehemente, locuaz, a ratos hilarante y siempre polémico, Fernández Huidobro no deja títere con cabeza cuando un tema le toca de cerca, y la Ley de Caducidad, que dejó impunes a los militares y policías que violaron derechos humanos durante el gobierno de facto (1973-1985), es quizás el más sensible para él.

“Pagamos todo con propina incluida y aún nos quedaron debiendo en ese boliche, ese restaurante de la tortura”, afirmó ayer en una entrevista con Efe en su despacho de la Cámara alta, después de anunciar su dimisión.

Al igual que el presidente uruguayo, José Mujica, y varios ministros y legisladores del izquierdista Frente Amplio (FA), el todavía senador integró en las décadas de 1960 y 1970 la guerrilla tupamara, que combatió a gobiernos constitucionales y a la dictadura con atentados, asesinatos y secuestros.

Aunque parece quitar hierro a su situación personal, no olvida que la Ley de Pacificación Nacional, que permitió a los subversivos salir de la cárcel en 1985, no fue para él, Mujica y otros guerrilleros una amnistía total.

Fueron “reprocesados” por la justicia civil y por cada año de prisión cumplido les restaron tres en la nueva sentencia, una proporción insuficiente para el senador, tomando en cuenta las condiciones infrahumanas en que estuvieron recluidos.

Fernández Huidobro, que pasó 15 años en la cárcel por su lucha armada, centró toda la atención informativa de su país esta semana por sus críticas al proyecto oficialista que el martes invalidó la Ley de Caducidad en el Senado, pero sobre todo por su sorpresiva renuncia al cargo, a pesar de haber votado a favor de su aprobación.

Entre otras cosas, está convencido de que la Suprema Corte de Justicia declarará inconstitucional la iniciativa de ser recurrida, y, en ese caso, “¿qué le decimos a los familiares (de las víctimas), a la gente que creó expectativas?”, se pregunta.

Además, argumenta que la ley vulnera los dos referendos que en 1989 y 2009 ratificaron la vigencia de la Ley de Caducidad, de 1986. Ambos fueron impulsados por la izquierda y el segundo realizado con el FA ya en el poder.

“Erosionamos el instrumento de la democracia directa, que a Uruguay le ha servido muchísimo, y mañana lo podemos necesitar en horas dramáticas, este mismo gobierno lo puede necesitar”, denuncia alzando la voz.

Las consultas populares “le han servido muchísimo” al país, como en 1980, cuando un referéndum convocado por la dictadura para tratar de reforzar su poder acabó convirtiéndose en el principio del fin de aquel régimen, recuerda.

En 1992 otra consulta popular, ésta impulsada por la izquierda, frenó la privatización de varias empresas estatales, según recuerda.

“¿Y ahora?”

La pregunta es: ¿qué pasará a partir de ahora?

“Quedamos en una situación muy débil, con flancos totalmente abiertos y la derecha nos va a atacar por ese lado”, pronostica.

Sin embargo, aunque desaprueba el camino legal seguido por el FA en el caso de la Ley de Caducidad, Fernández Huidobro no abandona su lucha contra la impunidad.

“Tenemos una tragedia como pueblo que se viene arrastrando desde hace muchos años”, por “una confrontación que fue mal finalizada, mal resuelta”, al final de la dictadura, argumenta.

“No hemos enterrado a los muertos, tenemos cantidad de desaparecidos” y esa realidad “no se resuelve gritando, ni tampoco con consignas fáciles”, agrega.

Sobre los ex represores, habla también sin tapujos: “Son un detritus de un mundo que se fue, han vivido una buena vida, están muy bien conservados y muchos de ellos van a llegar a casi noventa y pico de años, y van a seguir jodiendo”, dice.

Con 69 años, el senador saliente no es mucho más joven que los viejos uniformados de los que habla. Por eso cree que la solución al problema puede estar en el fondo más cerca de lo que algunos creen.

“Nosotros estamos viejos y nos vamos a morir, a reventar, como dice Mujica, con la mochila de nuestros queridos odios a cuestas”, manifiesta.

Cuando deje el Senado, Fernández Huidobro regresará al anonimato de las bases, aunque pocos dudan de que su opinión seguirá por lo menos dando mucho de qué hablar en Uruguay.