Con lo peor del pasado

Crecen los rumores sobre una mayor intervención en el comercio granario. Una organización oficialista proponen crear una agencia estatal.

José Zenclussen

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No quedan dudas en estos casi 8 años de kirchnerismo de su devoción por el pasado. Y si con esa vuelta atrás se perjudica a un sector con el que esta enfrentado desde 2006, el amor por lo “viejo” aumenta. En la edición del pasado domingo 10, el diario oficialista Página 12, expresó que el Gobierno tiene en estudio un plan donde se definirían cupos de abastecimiento de granos, carne y leche para el mercado interno. La comercialización se dividiría entre empresas exportadoras y de consumo local.

Además habría un nuevo sistema de subsidios y por sobre todas las cosas se intentaría nuevamente enviar al Congreso un nuevo proyecto de retenciones móviles, lo que muestra a las claras su sed de revancha.

La iniciativa -que pretende rememorar lo actuado por la extinta Junta Nacional de Granos- es llevada adelante por la Corriente Agraria Nacional y Popular (Canpo), con el objetivo de “garantizar la seguridad alimentaria” y evitar distorsiones en los precios de los alimentos. Esta agrupación que tiene entre sus filas a técnicos del oficialismo, el INTA, universidades, funcionarios como los ministros de Agricultura, Julián Domínguez, y de Economía, Amado Boudou, quienes cerraron un encuentro técnico de esta organización en el mes de marzo.

Hugo Luis Biolcati, presidente de la SRA, fue quien expreso la bronca del campo sobre este nuevo intento de captar gran parte de los millones que genera el comercio exterior de grano. “Se habla de estatizar el comercio de granos, de volver a las retenciones móviles, si en las próximas elecciones presidenciales gana el oficialismo, las perspectivas para el campo no son buenas: se profundizaría un escenario ruinoso para el sector”.

Las dudas que se generan con esta “vuelta al pasado” no hacen más que apuntalar los problemas en la comercialización granaria como es el caso de los miles de productores que aún no han podido vender su producción de trigo ó maíz al precio pleno que les correspondería por su producción.

A partir de 2008 la agresión hacia uno de los sectores más dinámicos de la economía no ha cesado y este tipo de cuestiones y “proyectos nacionales y populares” poco ayudan a mejorar y aumentar la producción. El campo necesita políticas estables donde se defienda al productor y se aproveche de una vez por todas las oportunidades que el mundo nos ofrece.