La conclusión de Mario Sciacqua

El técnico de Colón apostó al mismo juego y las ganas que mostró el equipo ayer frente a Vélez. Dijo que ya piensa en Estudiantes.

Ignacio Andreychuk

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Los aplausos del final dieron el veredicto: Mario Sciacqua le devolvió al plantel un poco “sangre caliente” para salir a jugar de local tras el alejamiento de Fernando Gamboa. El conjunto respondió; en parte recuperó el rendimiento y fue tozudo en un mayor porcentaje, alma madre de todo proceso de reestructuración. El entrenador confía en que estos jugadores tienen que seguir por este camino en busca de “la mística que todos pretenden”.

Sciacqua habló de “la sensación encontrada” que se llevó, ya que “por un lado da tranquilidad lo que plasmaron los jugadores en la cancha pero, por otro, en la última jugada del partido se produce el empate del rival”.

—¿Se puede tomar esta igualdad como un golpe anímico para el plantel, por la recuperación que mostró a lo largo del juego?

—En la calentura del vestuario, lógicamente que la sensación es ésa, de mucha tristeza. Hicimos un gran partido, con mucha intensidad y ante un gran equipo. En ningún momento el equipo se desordenó y además planteó el partido como lo planificamos durante la semana. Igualmente, en el primer reencuentro con los jugadores asimilarán más el esfuerzo que hicieron y el buen rendimiento a lo largo de los 90 minutos. Por otra parte, valoro que los futbolistas se vayan con esa sensación amarga porque habla del compromiso que tienen.

—¿Esperabas esta respuesta de parte de los jugadores tras la presentación anterior?

—Era una incertidumbre desde mi punto de vista. Ante la experiencia que estoy viviendo, ese sentimiento sumado al nerviosismo que sentía antes del partido no lo puedo negar. Pero me dio mucha tranquilidad verlos a ellos durante la semana muy comprometidos con el trabajo y con las charlas que tuvimos. Notaba esa intención de cambio y de generar otro tipo de respuestas, fundamentalmente por el grupo en sí.

—¿En qué hicieron hincapié para que se viera un Colón distinto?

—Trabajamos mucho en el orden defensivo y de los dos volantes de contención, teniendo en cuenta las características de los jugadores que presentaba Vélez, porque ellos saben jugar entre líneas y salir desde los costados hacia adentro. Entonces apuntamos a que los marcadores no perdieran la espalda. Nos costó afianzarnos, pero cuando agarramos la pelota la manejamos bien. En el segundo tiempo, la intención ofensiva fue más notoria a partir de una mayor presencia en el sector medio y salidas rápidas por los laterales.

—¿Cómo notaste a Fuertes?

—La solidaridad que tiene Esteban lo hace el líder que es dentro del plantel. Él contagia permanentemente.

—¿Este Vélez es un parámetro para saber dónde está parado Colón?

—Todos los fines de semana vamos a tener un examen parecido, especialmente porque estamos en una situación de buscar nuestro mejor funcionamiento. Los jugadores saben lo que pueden dar y nosotros también lo sabemos, más allá del rival. Ya tenemos que pensar en cómo vamos a preparar el partido con Estudiantes e intentar que el equipo juegue con la misma intensidad que lo hizo ahora.

—¿Por qué Colón presenta un cambio tan significativo de un partido a otro?

—La situación del alejamiento de un técnico no es algo grato para el club ni para los jugadores. Ellos entienden que no es bueno para el grupo, entonces sacan a relucir esa solidaridad que llevan adentro y redoblan su esfuerzo para tratar de mejorar. Colón tiene un gran plantel, con una capacidad humana importantísima.

Cristian Ledesma,

uno de los volantes centrales de Colón, levantó su rendimiento y fue clave para la contención. “Me voy con un poco de tranquilidad y alegría por el partido que jugamos, pero a la vez con mucha bronca por cómo nos empató Vélez, en el último minuto. Sin embargo, con estos equipos no podés descuidarte ni un segundo”, dijo. El “Lobo” agregó que Vélez es “rival duro”, al cual no hay “que dejarlo crecer en la cancha” y por eso se abocaron “tanto a la marca como a la intensidad”.

Pablo Lunati,

árbitro del partido, puso el normal desarrollo del juego al borde del “colapso”. Innumerables gesticulaciones e innecesarias charlas con los jugadores impacientaron a los cuerpos técnicos y, sobre todo, a los espectadores. Hasta se dio el lujo de discutir con su primer asistente, Javier Uziga, por una falta en el lateral de Maxi Moralez a Juan Quiroga. No tuvo incidencia en el marcador final y estuvo acertado en un supuesto penal a Acosta, que no fue.

Sebastián Prediger,

el otro mediocampista interno, también cumplió una interesante tarea a la hora de custodiar el anillo central del terreno. “Se vio un partido en el cual Colón fue protagonista y quiso ganar en todo momento. Lamentablemente perdimos dos puntos que ya estaban en casa. A lo mejor, en algún momento nos tocará a nosotros tener una alegría de esa manera”, señaló. También resaltó la superioridad sabalera, a su entender, “durante los 90 minutos”.

De enganche a carrilero

Damián Díaz actuó de volante ofensivo por el sector izquierdo. El técnico le pidió que se moviera por ese sector, sin tirar las diagonales que el “10” ensaya habitualmente. “Kitu” se apareció por detrás de Augusto Fernández y logró llevar peligro al arco de Barovero.

Sobre el partido, Díaz indicó: “Mejoramos un montón con respecto a lo que veníamos jugando en nuestra cancha, pero nos vamos con la bronca de no haber dejado los tres puntos. Si bien no fue una diferencia muy notoria dentro del campo de juego, nosotros contamos con las mejores ocasiones para definir el partido. Lamentablemente nos empataron con una jugada aislada cuando el partido se terminaba”.

Asimismo, el enganche sabalero aseguró que si lo futbolístico no apareció en todo este tiempo “hay que reemplazarlo con actitud, entrega, compromiso y mucha humildad, sobre todo por los nombres que hay en este plantel y que entendió que los partidos ya no se ganan con eso. Se necesita solidaridad dentro de la cancha y Colón la tuvo”.

Agregó que hizo los deberes “lo mejor posible en la posición que me pidió Mario (Sciacqua). El cambio vino por el cansancio de hacer el recorrido por el lateral”. Damián entra menos en contacto con la pelota, pero al menos intentó “jugar a las espaldas de los volantes y generarles preocupación”.

Sobre su gesto de enojo al ver su número en el cartel electrónico del cuarto árbitro, Díaz expresó: “Me fastidié en el momento porque no me gusta salir, pero fue sólo eso. Siempre voy a tratar de aportar por el grupo, eso no cambia”.

12

remates al arco

tuvo Colón a lo largo de los 90 minutos. Cinco tiros atajó Barovero, la misma cantidad salieron desviados, un remate de Acosta rozó el caño horizontal tras la intervención del arquero velezano y el cabezazo al gol de Iván Moreno y Fabianesi.

5

offsides

le sancionaron al equipo sabalero. La mayoría fue al “Bichi” Fuertes, quien le reclamó enérgicamente a los líneas y particularmente al segundo árbitro asistente, Adrián Pérsico.

4

tiros de esquina

ejecutó Colón durante el partido ante Vélez. Por esta vía llegó el tanto del “Torero”, quien conectó de cabeza un preciso centro de Damián Díaz.

Toma color

El estadio Brigadier Estanislao López ya ingresó en la recta final de las obras. El codo noroeste luce espléndido a la espera de la Copa América y la presencia de Argentina.

Tiene un “pulmotor”

Víctor Zapata representa a Vélez en sí. Corre, juega, organiza y manda dentro de la cancha. Acá se queda con la pelota ante Ismael Quilez.

Sacrificio y el balón

Damián Díaz se paró de volante por izquierda y colaboró con el ida y vuelta permanente de todo el mediocampo sabalero. En esta imagen retrocede por la presión de Maxi Moralez.

Estábamos ansiosos por lograr una victoria que cortara la mala racha de local que veníamos teniendo, pero se nos escapó en la última jugada. Colón dio vuelta la cara. Se notó mucho más en el segundo tiempo, en el cual generamos las mejores situaciones”.

Lucas Acosta,

jugador de Colón