Desde hoy

El mundo judío celebra Pesaj

1.jpg

El matzá o pan ácimo es el tradicional alimento de la mesa del Seder, que comparte toda la familia.

Foto: Archivo El Litoral

La festividad dura ocho días. Se recuerda la salida de Egipto hacia la libertad y el consiguiente final de la esclavitud de los judíos.

De la redacción de El Litoral

El mundo judío comienza a celebrar desde hoy la festividad de Pesaj (Pascua Judía), que es la festividad que conmemora la salida del pueblo judío de Egipto, relatada en el libro bíblico del Éxodo, y que marca el nacimiento del pueblo judío.

La festividad es uno de los tres Shloshet HaRegalim (Fiestas de Peregrinaje) del judaísmo, ya que durante la época en que el Templo de Jerusalem existía, se acostumbraba a peregrinar al mismo y realizar ofrendas. Dura siete días (ocho en la Diáspora), y durante la misma está prohibida la ingestión de alimentos derivados de cereales (trigo, cebada, centeno, avena y espelta) fermentados, llamados en hebreo Jametz.

En su lugar, durante la festividad se acostumbra a comer Matzá o pan ácimo. Según la tradición, el pueblo judío salió de Egipto con mucha prisa y sin tiempo de prepararse, por lo que no hubo tiempo para dejar leudar el pan para el camino, y de esta creencia deriva la prohibición de ingerir Jametz.

El Seder (cena tradicional de Pesaj) de esta noche se celebrará en el hogar con una comida familiar, en la que los mayores contarán a los más chicos, guiados por un texto de referencia (Hagadá), la salida de sus antepasados de la opresión egipcia y su peregrinar por el desierto.

Pesaj está relacionado también con la fiesta de la entrega de la Torá. Los versículos dicen que Moisés, por orden de Dios, va a ayudar, va a ser el enviado para sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto para que tengan un encuentro con Dios en el Monte Sinaí.

Búsqueda de la libertad

El mensaje de la fiesta de Pesaj toma actualidad en cada generación, en cada tiempo, en cada contexto. La búsqueda como individuo, como familia, como sociedad, como país, de las libertades que cada uno necesita para alcanzar el máximo potencial del ser es algo de lo que se habla, se trabaja y se descubre en cada tiempo.

Pesaj es la festividad fundacional del pueblo judío. Dios convierte al pueblo judío en un pueblo y lo libera dándole una misión y un destino. El hombre sin una misión sigue siendo un esclavo. La festividad es también es azar y destino. Un azar no inabarcable de fenómenos que se interconectan para provocar consecuencias que la abrumadora mayoría de las veces quedan fuera de todo cálculo.

Para todo el pueblo de Israel, hoy, Pesaj es un legado para todas las generaciones y en estos tiempos que se viven, que los acontecimientos se suceden tan rápido y se olvidan con tanta velocidad, recordar y festejar este acontecimiento sigue significando.

Por último, cabe consignar la importancia de la familia en la noche del Seder como un aspecto clave. Que el hijo pregunte y se interese por lo judaico, eso ya es un logro en sí mismo.

Aquel que no pregunta es porque no le interesa. Y que el padre sepa lo que responder y responda lo correcto, es otro tema a trabajar y para eso hay que estudiar. El Seder tiene una magia especial, un carácter particular que permite encontrar el texto y contexto en familia. Es la familia en la búsqueda de la libertad, y la libertad en búsqueda de la familia.

Trabajar por la libertad

La Asociación Cultural Israelita I.L. Peretz sostiene en algunos pasajes de un comunicado que todos los años, la festividad de Peisaj nos reclama. No es una convocatoria cualquiera: es una invitación a trabajar por la libertad. Es esa libertad la que nos posibilita seguir adelante a pesar de los dolores, las dificultades y las angustias. Es la libertad para todo el género humano, para que ninguna cadena nos ate y podamos realizarnos plenamente en tanto Humanidad.

Es la libertad que nos emancipe de toda opresión y nos permita construir un orden social más justo, equitativo, democrático, plural.

Somos un poco más libres en tanto cada día hacemos algo por el bien de todos.

Los rebeldes combatientes de los ghettos, de los campos de concentración fueron erigiendo su libertad a medida que resistían más y más el abuso y la tiranía de los nazis y sus cómplices; lo eran Janusz Korczak cobijando niños en su asilo y Emmanuel Ringuelblum organizando su archivo testimonial, Hirsch Glik creando el “Himno de los Partisanos”; lo eran las orquestas, las escuelas, los periódicos clandestinos que se repetían a pesar de las persecuciones, delaciones y prohibiciones.

Peisaj y el Levantamiento del Ghetto de Varsovia tienen el mismo significado: libertad, paz, justicia, dignidad para todos los seres humanos, mas allá de cualquier cosa. Por eso, Peisaj es quizás la festividad más sentida por la colectividad judía. Por eso la tomamos con fervor y alegría.