Coordinar acciones a largo plazo

El potencial del agro argentino

CAMPO_P7ABRE.JPG

Condiciones. Argentina dispone de amplias porciones de su territorio en zonas templadas y subtropicales, con posibilidades de captar la radiación solar para la agricultura. Foto: Archivo.

El autor, ex ministro de agricultura de la provincia y actual director del INTA, enumera las acciones a mediano y largo plazo para poder explotar todos los recursos del sector agroindustrial.

 

Ing. Agr. José Augusto Weber. Coordinador de Unidades Productivas y Servicios INTA

Entendemos por potencial del Agro la producción que puede lograrse en un territorio, con las técnicas y sistemas de producción conocidos, suponiendo que el contexto político es favorable al desarrollo rural y territorial sostenible y que los actores de la producción pueden ejercer libremente su capacidad para combinar con eficacia y eficiencia los factores de producción disponibles.

La Agricultura es el “arte de cosechar luz solar”. Y Argentina dispone de amplias porciones de su territorio en zonas templadas y subtropicales, con posibilidades de captarla. De sus 280 millones de has. continentales, 70 millones están en zonas húmedas o subhúmedas en la Pampeana y en la Mesopotamia, las 210 millones de hectáreas restantes constituyen un territorio árido o semiárido.

En la región Pampeana y en la Mesopotamia se da exitosamente la agricultura “de secano”, donde no se usa el riego o en la que este solo se aplica como complementario de las precipitaciones en períodos críticos.

La región extra pampeana, en cambio, requiere del uso indispensable del riego. Una situación particular caracteriza a la Patagonia, es árida en la meseta y húmeda en la zona cordillerana. Disponemos de importantes recursos hídricos, superficiales y subterráneos, los que aún no han sido suficientemente explorados y mucho menos explotados. Prueba de ello es que solo se riegan en Argentina aproximadamente 1,8 millones de hectáreas y más del 80 % de esta superficie se riega por “manto o por surcos”, con una gran ineficiencia en el uso del agua. Las casi 32 millones de hectáreas que anualmente se ocupan con los principales cultivos agrícolas (maíz, soja, trigo, girasol, sorgo), son de secano. Solo en muy pequeña proporción se usa el riego “estratégico” como complementario de las precipitaciones naturales.

¿Se puede incrementar la producción?

Con las tecnologías probadas, si se dan condiciones de mercado, de rentabilidad y de seguridad jurídica; se estima que la producción agrícola podría incrementarse hasta los 150 millones de toneladas anuales en un quinquenio.

Con la difusión y aplicación generalizada de las tecnologías conocidas de manejo de pastizales en áreas de suelos con aptitud ganadera, adecuado manejo ganadero e intensificando la terminación de los animales en confinamiento, con inversiones y financiamiento adecuados, se podría duplicar la producción ganadera anual en dos trienios.

Promoviendo el desarrollo de la lechería, con las tecnologías actualmente adoptables, en zonas con desarrollo actual de la industria lechera, con la suficiente inversión y con una política sostenible en el tiempo, podría duplicarse la producción láctea anual en un decenio.

La producción de carne de cerdos y de pollos, como forma de agregar valor al maíz y a la soja, tiene posibilidades insospechadas. Solo quedaría limitada por el mercado internacional, por la estabilidad de la política que se fije, por la capacidad de generar inversiones en mejoras y por la capacitación del personal. Estimamos que garantizando la política puede incrementarse la producción anual casi al doble en dos trienios.

Conducir la producción de la región pampeana, con políticas adecuadas y previsibilidad sostenible, implicaría duplicar la mano de obra ocupada en las actividades directas y en las actividades relacionadas (industrias de provisión de insumos y de transformación de la materia prima, comercio y servicios).

¿Y en la extra pampeana?

El potencial de esta región es mayor, porque su luminosidad y territorio son mayores. Las limitaciones son de infraestructura, inversiones y uso del agua. Sin embrago disponiéndose de las condiciones, la infraestructura y las inversiones suficientes, es posible triplicar en 10 años la producción agraria y agroindustrial. Aquí hay que hacer inversiones muy altas, con respuestas de mediano y largo plazo. El desarrollo de la fruticultura, con gran potencial de mercado en la “contraestación” del hemisferio Norte, requiere inversiones en transporte terrestre y aéreo, desarrollo de la industria del enfriado y de poscosecha, de la agroindustria de los derivados, de la formación de profesionales y de la capacitación de personal, entre otros requerimientos.

También aquí pueden desarrollarse la producción agrícola (maíz y soja) bajo riego para industrias de transformación que se localicen “in situ” y para sostener producción de carne de diversas especies, en confinamiento (aves, cerdos, bovinos, etc.). Esto generaría mejor calidad de vida para la población actual de esos territorios y a la vez facilitaría la radicación y asentamiento de nuevos pobladores.

¿Qué se necesita?

Explorar y promover mercados externo e interno de demanda y afianzar su sostenimiento.

Promover y sancionar un marco legal consensuado, que de estabilidad a la política agropecuaria.

Legislar y establecer políticas impositivas sustentables, que graven las ganancias y la renta y que no graven la producción.

Alentar el financiamiento productivo, especialmente de la inversión agropecuaria y agroalimentaria.

Coordinar e intensificar las acciones de extensión de las tecnologías adaptadas y adoptables, tanto de procesos como de productos.

Desarrollar y mejorar la infraestructura de transporte multimodal (especialmente la ferroviaria, aérea y fluvial).

Desarrollar y promover el riego, tanto en zonas áridas como en zonas de secano.

Estudiar los mercados externos potenciales analizando los productos de consumo, su presentación y sus culturas culinarias.

Promover el desarrollo y el financiamiento de la inversión agroindustrial.

Facilitar la radicación de emprendedores y trabajadores en poblaciones rurales y agroindustriales, posibilitando el desarrollo de la infraestructura, las viviendas y los servicios correspondientes que garanticen la calidad de la vida rural, en parajes y poblaciones rurales (de menos de 3.000 habitantes).

Me pregunto: ¿Seremos los Argentinos lo suficientemente inteligentes, capaces de dialogar, coherentes, decididos y constantes para proponernos estas metas?