Una Actitud Solidaria, para acortar la brecha

Una Actitud Solidaria, para acortar la brecha

Esta historia nació el año pasado, cuando un grupo de amigos cansados de lamentarse al ver a la gente que menos tiene y más necesita en la ciudad decidió “hacer algo”. Se organizaron, comenzaron a recolectar ropa y alimentos, e iniciaron su primera “exploración” por las calles para ofrecerle a los desamparados algo que los alivie del frío o que les acaricie el corazón.

“Esa semana nos habíamos juntado y comentábamos que había gente pasando frío -recuerda Martín (29), estudiante de Lic. en Enfermería-. Sabíamos que por avenida Freyre había gente que se ofrecía con ollas con mate cocido caliente, con comida. El clima era parecido al del 2003 durante la inundación”.

Luciano (30), que es otro de los integrantes de lo que primero se llamó “Jóvenes Solidarios” y hoy se conoce como “Actitud Solidaria”, agrega: ‘Cuando estás en tu casa en invierno decís ’yo tengo un techo, tengo abrigo, tengo comida, ¿qué será de la gente que está en la calle?’. A partir de eso surgió esto de hacer algo por esta gente”. “Los asistimos en lo básico, cuando tienen úlceras se las curamos”, explica Melisa (25), que también estudia Enfermería.

Actitud Solidaria se describe como “un nexo directo entre lo que tenemos o nos donan y quienes necesiten esa ayuda inmediata”. En ese sentido Martín recuerda: “Algo tan simple como fue una radio, a ellos les dio una alegría que no te das idea. Una radio que él tenía en la casa (señala a un compañero) y que no la usaba, la donó y se la dimos a una gente. Y al otro día cuando volvimos estaban todos escuchando la radio a todo lo que daba y atentos a eso”.

“Lo mejor es la alegría, porque no es sólo acercarles la bandeja con la comida sino que después comienza a entablarse una especie de diálogo donde las personas comienzan a manifestar su problema. Donde vos podés llegar a descubrir por qué están en esa situación”, describe María. Y Luciano agrega: “Buscamos dar una contención”. “Ellos nos tratan como si fuéramos de su familia”, dice Martín. “Además se aferran a cosas simples, a un perro, no tienen nada”, termina Luciano.

Pero también les toca vivir lo otro. El dolor y la angustia. Porque el contacto directo con esta realidad los acerca a lo que muchos no quieren ver, a lo que otros no se sienten preparados para poder vivir. “Lo peor fue la muerte de uno de ellos que dormía cerca de la Plaza Pueyrredón. Murió de cirrosis y lo más doloroso fue la reacción de su amigo. Eran ellos dos solos y se tenían el uno al otro, nada más. Y ese día, cuando fuimos, vimos que se había ido a dormir a la plaza en un pozo en la tierra porque no quería estar donde estaba antes con su amigo que se murió. Eso fue bastante triste. ’Se me fue mi hermano’, me decía Roberto cuando hablaba de Fernando”, relata Luciano.

CUANDO LLEGUE EL FRÍO

- Este año, ¿cuándo tienen pensado largar?

- María. La última semana de mayo o el primer día de junio. El tema es que el año pasado lo arrrancamos como anónimos, como cosa nuestra, pidiéndole ayuda a nuestros familiares y amigos. Pero no alcanza. Entonces dijimos “vamos a hacernos un poco conocidos, vamos a pedir ayuda”. Nos dieron una mano acá, en el diario, y ahí arrancamos con las radios y la gente. Nos ayudaron mucho. Reconocieron lo que estábamos haciendo y nos dieron una mano importante. Lo único negativo de eso fue que teníamos sólo dos autos para repartir todo. Los saturábamos, y quedó afuera un montón de gente porque no podemos más.

- Si un restaurante les quiere donar algo, ¿lo aceptan?

- Martín. Lo que no queremos es tener un sponsor, porque te juega en contra. Si tenemos que hacer alguna publicidad corremos el riesgo de que la gente piense que estamos bancados por alguien y que no necesitamos ayuda. Este es un año político y se hace complicado. Eso es algo que queremos remarcar: No pertenecemos a ningún partido político ni vamos a pertenecer.

- Alguna panadería...

- Luciano. Todo es bienvenido. El pan diario sale de nuestra plata, la verdura también. Nuestro mayor problema es la falta de movilidad. Lo hacemos de lunes a viernes y algunos domingos. Salteamos el sábado porque toda la gente sale y la gente que está en la calle aprovecha el movimiento para ir a cuidar autos.

- Martín. Y los días de lluvia también se complica porque ni ellos saben a dónde van. Te dicen: “Yo, donde encuentro un reparo me acuesto a dormir”.

Sumar voluntades

“Queremos invitar a todos los que se quieran sumar. La idea es que se vaya agrandando para que no solamente sea algo que se pueda hacer cuando hace frío, porque la gente tiene que comer durante todo el año”, convoca Luciano. Así que para sumarse en la Actitud Solidaria para salir a las calles o para donar algo hay que contactarse con ellos (ver aparte).

Hay quienes recorren nuestras calles mirando vidrieras, hay quienes aprecian la belleza del paisaje o de las personas. Hay quienes se detienen ante un perro callejero y buscan darle albergue. Están aquellos que absortos en su realidad no pueden trascender los vidrios de sus autos o de sus lentes de sol. También están los que caminan nuestras veredas y dolidos ante la realidad que los golpea deciden hacer algo. Luego surgen quienes apoyan estas ideas desde la entrega de su tiempo material o de aquello que haga posible la asistencia a quienes lo necesitan. Estas páginas buscan no sólo mostrarte que podés sumarte a un grupo de jóvenes que trabajan y estudian para vivir y disponen de un tiempo para entregar a los demás, sino también que podés aportar lo que tengas en ropa, alimentos, elementos de cocina, para hacer posible esta cruzada que todas las noches se inicia con la simple intención de acercar comida, abrigo y afecto a quienes viven sin techo en nuestra querida Santa Fe.

Actitud Solidaria son 12 integrantes de entre 17 y 40 años. Este año esperan ser más. Para sumarte con donaciones o participar de la asistencia podés contactarte a: [email protected] Celular: 0342 155 218263 (Martín).

Historias de vidas

“Pasamos mil veces al lado de la gente que vive en la calle. Escuchás: ’¿No tiene algo?’, ’¿Una monedita?’, y vos tenés en la cabeza instalado el automático ’no, no tengo. No y no y no’. Y si te sentás en San Martín y La Rioja y ves la cantidad de gente que pasa por ahí pidiendo cosas o si vas a una plaza y te ponés a mirar, yo creo que te va a cambiar un poco la mentalidad”, reflexiona Martín.

La charla gana en entusiasmo. Cada uno aporta su experiencia. Se siente que salir al encuentro del otro les cambió la vida. “Dentro del grupo de gente que duerme en la plaza hay un señor que siempre pregunta si conocemos a alguien que necesite un letrista; ’yo soy letrista’, avisa. Es decir, busca una salida laboral. Su trabajo es limpiar vidrios pero busca una salida. Te encontrás con diversas clases de personas”, relata María.

“Muchas veces hay cuestiones familiares, hay un lazo que se rompe. Tienen familia, hijos, pero por situaciones personales decidieron ir a vivir a la calle y de ahí no se fueron nunca más”, dice Martín.

Luciano cuenta: “Conocimos una persona que dice que estuvo en Malvinas a cargo de un batallón. Te cuenta toda su historia en Malvinas. Dice que combatió y había decidido no rendirse. Ese hombre está tirado junto al museo frente a la Casa de Gobierno”. Martín agrega: “Es más, ese hombre va a la casa de su hijo en Santo Tomé a comer. Pero come y vuelve, no se quiere quedar en su casa”. Y María reflexiona: “Ellos te cuentan historias que por ahí uno no sabe si son ciertas o no”.

¿Han encontrado mujeres?

María. Sí, parejas, en el Hospital Iturraspe. Hemos encontrado chicos. La necesidad más grande que ellos refieren tener es afectiva. La necesidad de comida y vestimenta la tienen cubierta. Cuando nos ven llegar con los vehículos enseguida se acercan, te saludan, te empiezan a contar lo que hicieron, lo que van a hacer, todas sus cosas. Incluso, por ahí te cuentan chistes. Son muy necesitados de afecto.

Sin bandera política ni religiosa recorren las calles de la ciudad con la llegada del frío para asistir a pobres y desamparados. Brindan alimentos, ropa, una palabra o la oreja. Hacen todo a pulmón y de forma anónima. Y no reciben dinero donado.


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STAFF /// Josefina Gómez / Alina Pozzolo / Romina Santopietro / Nicolás Loyarte / Alejandro Moulins. Colaboran: Viviana Insaurralde / Cecilia Mendicino.