cinco años para demjanjuk

Otra condena en juicio por Holocausto

En el campo de concentración nazi fueron muertos 28.060 judíos en 1943.

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DPA-EFE

En el que podría ser el último gran juicio por los crímenes del Holocausto, la Audiencia de Múnich condenó hoy a cinco años de cárcel al “Trawniki” ucraniano John Demjanjuk por el asesinato de 28.060 judíos en el campo de exterminio nazi de Sobibor, tras un juicio tortuoso contra un nonagenario exponente de los límites de la justicia tardía.

Exactamente dos años después de ser entregado a Alemania por Estados Unidos, el 12 de mayo de 2009, Demjanjuk escuchó sentencia en la misma posición y actitud como ha seguido todo el juicio: sin abrir la boca, sentado en su silla de ruedas, con la cabeza cubierta con una gorra y los ojos ocultos bajo sus gafas de sol.

La condena fue por “complicidad en el Holocausto” y por “participación en la maquinaria exterminadora nazi”, según la sentencia del juez Ralph Alt.

Es decir, no se le ha atribuido responsabilidad directa en el asesinato de ninguno de los 28.060 judíos que, según documentó la fiscalía, murieron en ese campo de la Polonia ocupada en los seis meses en que el acusado sirvió como “Trawniki”, como se llamó a los guardas “voluntarios”.

Demjanjuk, quien en 1988 fue condenado a la horca en Israel como supuesto “Iván el Terrible” del campo de Treblinka -pena revocada cinco años después al probarse que esa identidad correspondía a otro ucraniano-, renunció en la última vista a pronunciarse sobre los cargos, siguiendo la línea del año y medio que ha durado el juicio.

La acusación particular -en su mayoría, familiares de judíos holandeses deportados y muertos en Sobibor- aspiraba a una sentencia inculpatoria, no porque quieran ver a un nonagenario en la cárcel, según insistió la fiscalía en su alegato, sino por entender que incluso en un juicio tardío, como éste, debe impartirse justicia.

El abogado de Demjanjuk, Ulrich Busch, argumentó hasta el último momento que su defendido no fue cómplice, sino víctima del nazismo, ya que la alternativa a convertirse en “Trawnki” era la ejecución.

Nacido en Ucrania en 1920, Demjanjuk fue capturado como soldado soviético en 1942 por los nazis y convertido en guarda de Sobibor.

A diferencia de otros campos nazis, donde se confinaba a presos para que trabajaran como esclavos, Sobibor fue concebido como lugar de exterminio, donde se asesinaba a judíos en las cámaras de gas apenas unas horas después de su llegada.

Ni la acusación particular ni la fiscalía pudieron presentar a testigos que identificaran a Demjanjuk como uno de los “Trawniki”, ya que apenas hubo supervivientes, o los que había admitieron no poder reconocerlo dado el tiempo transcurrido.

Con estas limitaciones, arrancó el juicio en Múnich el 30 de noviembre de 2009, meses después de su haber sido entregado por EE.UU. a Alemania tras agotar su familia todos los recursos en contra. La principal baza de la acusación fue la hoja de servicios con el número 1393, según la cual Iwan Demjanjuk -su nombre antes de emigrar a EE.UU., en los 50- fue uno de los 120 “Trawniki” de Sobibor, a las órdenes de unos 60 oficiales nazis.

De acuerdo con ese documento, el procesado sirvió en Sobibor entre marzo y septiembre de 1943, año en que se desmanteló el campo, periodo en el que fueron asesinados ahí 28.060 judíos -cómputo algo mayor de los 27.900 estimados en la apertura del juicio-.

De poco sirvió el argumento de la defensa, según el cual negarse a servir como “Trawniki” equivalía a ser ejecutado. Tampoco que Busch recordara que varios de los oficiales de las SS encargados de darles órdenes fueron absueltos por la justicia alemana en 1966.

El acusado ha asistido al año y medio de proceso en silla de ruedas, sin pronunciar palabra más que a través de su intérprete al ucraniano. Por imperativos médicos, su juicio se desarrolló con un máximo de dos vistas por semana -de no más de 90 minutos cada una.