La colección de exvotos de Frida

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Algunas de las pinturas de la propia Frida Kahlo están inspiradas en el formato, estilo y narratividad de los cuadros votivos, muy populares en México. En la ilustración: “Unos cuantos piquetitos” (1935), de Frida Kahlo.

(EFE)

La artista mexicana Frida Kahlo reunió a lo largo de su vida casi medio millar de exvotos, de los cuales 148 son hoy motivo de una exposición que refleja el sentir del pueblo de México plasmado entre los siglos XIX y XX en estas piezas de arte popular.

Los exvotos son ofrendas, en su mayoría pictóricas de pequeño formato, que relatan a través de dibujos -de héroes, deidades, gente común y lugares- sucesos críticos de la historia de un país o de una persona a manera de agradecimiento al santo que les haya concedido el milagro.

El Museo de Frida Kahlo de Ciudad de México, mejor conocido como “La casa azul”, alberga la muestra “Con veras de mi corazón”, en la que pueden apreciarse los exvotos que Frida adquirió en su mayoría junto a Diego en sus visitas a santuarios de los estados de Jalisco, Michoacán y Zacatecas.

“Ambos fueron grandes amantes del arte popular de México, y si algo los fascinó, fue el color, el fervor y el sentir del mexicano plasmado en los exvotos”, dijo en entrevista Graciela Romandía, comisaria de la muestra.

Los cuadros votivos están clasificados de acuerdo al suceso y al favor que se haya concedido y pueden apreciarse a través de cinco salas que están dedicadas a aquellos que atienden a las advocaciones marianas, los cristos, los santos, los retablos históricos y los destacados según su manufactura o autor.

En advocaciones marianas se encuentran, por ejemplo, exvotos dedicados tanto a la Virgen de Guadalupe como a la de los Remedios y a la de Talpa (Jalisco), mientras que en el apartado dedicado a los cristos los hay ofrendados al Dios del Encino y también al Santo Niño de Praga.

“El Dios del Encino nos salvó la vida” al voltearse el carro con todo y mulas, se lee en la parte inferior de uno de los exvotos en donde hay un hombre arrodillado frente al Dios del Encino y junto a ellos se ve un vehículo volteado.

En aquellos destinados a los santos y las santas, los fieles invocan a Los Santos Reyes y a Santa Talpa en plegarias como “en un grave peligro al ser sorprendidos por (...) agraristas invoqué a nuestra señora de Talpa y de una manera prodigiosa fueron favorecidos de tan tremendo trance y en acción de gracias publico el presente”.

Pero de todos ellos los más curiosos son los que están dedicados a los santos que permitieron la aparición de animales de trabajo como burros o caballos que se extraviaron o fueron robados, y los “destacados”, en los que Frida se inspiró para hacer cuadros como “Unos cuantos piquetitos”.

El término de exvoto viene del latín “votum donatum”, que significa donado por promesa y su tradición llegó a México durante el periodo de la Nueva España, pero es a partir de la Independencia que, con la entrada de la lámina de papel al país, las clases populares comenzaron a participar más de la tradición.

Según Graciela Romandía, el primer exvoto mexicano fue un dije de oro y esmeraldas encargado por Hernán Cortés para agradecer a la Virgen María por haberlo sanado después de recibir una picadura de escorpión.

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“El suicidio de Dorothy Hale” (1939), retablo de Frida Kahlo.

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Exvoto. Pintura sobre metal. Autor anónimo.