Campaña con sorpresas

El trigo es eterno, mientras dura

El trigo es eterno, mientras dura

Firme, pese a todo. A pesar de no crecer en superficie, se estima una nueva apuesta por el cereal en la zona centro de nuestra provincia. Foto:Archivo.

Si bien todo apunta a que las trabas en la comercialización no se modificarán, el cultivo no se abandona. Pese a esto, se sembrará una superficie igual o menor que la campaña pasada. Crecen las alternativas.

 

Campolitoral/CREA Santa Fe Centro

En una encuesta realizada a los productores agrícolas agrupados en la región CREA Santa Fe Centro, el 70% de las empresas al norte de la ruta 70 y el 95 % de las del sur planea incluir al trigo en su esquema de siembra 2011-12.

“Las razones principales se apoyan básicamente en el sostenimiento de una rotación que contemple las cualidades del cultivo en cuanto a generación de cobertura y la eficiencia del uso del agua acumulada en otoño, no tanto en cuestiones financieras o de diversificación comercial”, agrega el comunicado.

De todas formas, prima la prudencia, ya que el 90% de los que van a sembrar del norte y el 80% del sur, declaran que sembrarán igual o menor superficie que la campaña pasada. Además, según el trabajo realizado por la entidad, el 48% de los encuestados apostarán a la siembra de algún cultivo invernal alternativo como garbanzo, cebada o arveja. Si bien el 100% fertilizará el cultivo, el 50% lo hará bajo un criterio de suficiencia de nutrientes, el 35% usará un criterio de mantención y solo el 15% fertilizará buscando la reconstrucción de los nutrientes del suelo.

Oportunidad perdida

Para el trigo, lo único cierto es la incertidumbre. Tanto política como de mercado. “La tendencia siempre se define en los últimos 15 días; eso está retrasando la toma de decisión y es una lástima, porque sería una buena campaña, por la cantidad de agua acumulada en el suelo”, dice el Ing. Agr. Hugo Fontanetto, especialista en fertilización del INTA Rafaela.

Si bien algunos ya salieron a buscar alternativas, una inmensa mayoría repetirá la fórmula, más por una cuestión de respetar la rotación que para buscar rentabilidad.

En última reunión de la región CREA de Santa Fe Centro, los asesores presentaron un análisis de los puntos fuertes y a mejorar en la zona de los cultivos de trigo, maíz y sorgo en base al análisis de los datos de producción de todos sus miembros, en un enfoque histórico, pero con especial atención en los datos de la campaña pasada.

Este año el evento tuvo el agregado de la consideración de manejo y comercialización de cultivo invernales especiales, haciendo énfasis en la cebada y el garbanzo, cultivos a los que los productores están mirando atentamente por su potencial de inclusión en las rotaciones en lugar de un noble cultivo que hoy lamentablemente se haya altamente politizado en su comercialización.

La historia

Si bien la región CREA Santa Fe Centro tuvo campañas de 15 mil hectáreas de superficie dedicadas a este cultivo, la misma viene en franca disminución desde la campaña 2007-08, con rindes que se mantienen dentro de los 25 a 35 qq/ha (influenciados por características ambientales) pero con sorpresas como la de la campaña pasada, en donde el valor de rinde promedio zonal de 9 mil hectáreas en análisis (abarcando desde Humberto Primo hasta Gálvez) hizo pico máximo en una serie de 20 años, pasando los 37 qq/ha.

“Se trata de un cultivo de resultados muy uniformes, pesar de la fuerte división norte-sur que presenta la región CREA Santa Fe Centro (básicamente debida a las diferencias en la calidad de suelo que presenta nuestra provincia) que hoy es visualmente evidente, haciendo un corte en el actual trazado de la ruta 70 y con el agregado de la influencia de las arcillas acumuladas al noreste provenientes desde el río Paraná, pero con un valor intrínseco indudable a la hora de asegurar una mayor estabilidad de nuestros sistemas agrícolas, no sólo desde lo biológico sino desde lo económico”, destaca el estudio.

Según CREA, la calidad de suelos, que con cada cambio de clase hacia una inferior, produce una baja del rinde de unos 600 kg/ha para las clases óptimas y 200 kg/ha para las sub óptimas en el área de influencia de la Región Centro.

“Los factores que no manejamos: las bajas temperaturas y la radiación de octubre a noviembre, que constitutyen el broche final si se dan en condiciones adecuadas (junto a la calidad del suelo y el agua útil acumulada), lentificando el proceso de senscencia del cultivo prolongando la etapa de llenado de granos”, dice.

Desde lo económico, no se puede separar el hecho de que el cultivo de trigo no solo vale por sí mismo, sino que forma una dupla inseparable con la soja que viene después, complementándola y potenciándola muchas veces, otras influyendo negativamente sobre su resultado, pero siempre reforzando los beneficios de una rotación y apuntalando la liquidez y el margen bruto final del sistema agrícola.

La planificación

En nuestra región, las perspectivas agronómicas de siembra son favorables. Para los especialistas de CREA, mayormente apuntando como todos los años, a la siembra de ciclos largos o intermedios (que siempre demuestran las mejores performances tanto en el norte como en el sur) sembrados no más allá del 20 de junio, para luego pasar a los ciclos cortos preferentemente nunca sembrados más allá del 1 de Julio.

Fontanetto acuerda. “Si la siembra se inicia a fines de mayo o principio de junio, conviene elegir variedades de ciclo largo. De mediados de junio a principios de julio, variedades de ciclo intermedio. Desde el 20 de julio, variedades de ciclo más corto”, sugiere. Es más, para el especialista del INTA, en la zona (en cuanto al manejo agronómico) hay un buen conocimiento respecto al control de malezas y la desinfección de semillas para prevenir enfermedades. Solo falta profundizar el análisis de suelo de cada lote y ajustar la fertilización. “Hacer medición del agua hasta un metro para saber más y medir así los nutrientes que requiere el lote. La demanda del cultivo menos la oferta del suelo me da los nutrientes y los kilos por hectárea a aplicar”, explica.

A manera de conclusión, la información de la región CREA de Santa Fe Centro agrega que si bien todos los años son diferentes, nuestros productores tienen una base de análisis y una estructura de apoyo en la generación de conocimientos (desde las entidades técnicas y empresas) la que es muy rica y generosa, “en la cual encuentran el justificativo tecnológico para darle rienda suelta a sus esperanzas y a sus ganas de ser cada vez mejores empresarios, aunque le pese a muchos”.

Cambia, nada cambia

En la presente campaña, tampoco parece vislumbrarse un cambio contundente de variedades hacia materiales de mayor calidad que posicione mejor los materiales ante la comercialización directa a los molinos de la zona. “Si bien es una práctica que los asesores de la región recomiendan, a modo de diversificar la oferta o bien tener la posibilidad de mezclar lo producido por estos lotes con el resto de la cosecha para mejorar la calidad final de toda la mercadería”, concluyen.

El trigo es eterno, mientras dura
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“Los factores ambientales de mayor impacto en el cultivo son cuantificables ya desde antes de la siembra, permitiendo ajustar tecnologías y prever riesgos en buena medida”

Ing. Agr. Doria Turchi

Coordinadora Area Agricultura

Región Santa Fe Centro CREA

Ventajas agronómicas del trigo

Según la Ing. Agr. Doria Turchi, coordinadora agrícola de dicha regional, el cultivo presenta ventajas intrínsecas inobjetables. “Mayor cobertura, mayor reciclado de nutrientes, menor erosión, evaporación y escurrimiento del agua de lluvia, mayor actividad biológica, aprovechamiento más eficiente del agua acumulada en otoño, menor compactación sub superficial, etc. son los pilares técnicos que le dan al trigo su papel fundamental dentro de nuestras rotaciones, todo esto a un relativo bajo costo. Y eso lo saben nuestros productores que, por ello y a pesar de todo, siguen apostando a nuestro buen amigo”, argumenta. Como si fuera poco, el trigo es un cultivo que desde temprano nos da pistas del resultado final. “Los factores ambientales de mayor impacto en el cultivo son cuantificables ya desde antes de la siembra, permitiendo ajustar tecnologías y prever riesgos en buena medida”. Por ejemplo “el agua útil acumulada en nuestros suelos, en relación directa a los rindes finales. “Se trata de un parámetro de muy fácil medición, que desde antes de la siembra ya nos da una señal de lo que podemos esperar del cultivo y ajustar desde el inicio la tecnología a emplear. La campaña pasada la iniciamos con el 80% del agua útil total en promedio zonal, hoy en algo más que el 60%, dándonos la primera luz verde para la campaña que comienza”, explica.