El “lloriqueo” argentino

Los incumplimientos de los compromisos asumidos a nivel internacional ya son un clásico con el que nuestros socios deben acostumbrarse a lidiar.

Federico Aguer

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Se cierra otra semana en la que el conflicto desatado con Brasil no se soluciona. A las bravuconadas argentinas, los brasileros las calificaron como “lloriqueos” de la ministra Débora Giorgi. “No vamos a ser ingenuos y no vamos a ceder ni un palmo en ninguna negociación cuando veamos que se le puede anular el horizonte a una pyme o poner en peligro un solo puesto de trabajo”, dijo la funcionaria de la cartera productiva. Días pasados, un industrial lácteo me confiaba resignado que le detuvieron dos camiones cargados con quesos en la frontera con Brasil. El costo para esta pyme santafesina, nace en la contradicción oficial de decir una cosa y hacer lo opuesto. ¿Quién asume la pérdida?. No el Estado, precisamente.

Para algunos, el conflicto estalló con imposición de las licencias no automáticas, las que implican demoras aduaneras. Las mismas fueron dispuestas por Brasil, y fueron interpretadas como una represalia a las trabas que Argentina había impuesto a alimentos, maquinarias agrícolas y calzado brasileños, entre otras mercancías. En Agrishow, la Expo a campo más importante de Brasil, los fabricantes de agropartes se lamentaban de la decisión argentina y anticipaban lo que finalmente iba a ocurrir. Aquí, concesionarios oficiales de marcas líderes buscan resignados nuevas líneas de negocios.

“Tuvimos un encuentro muy positivo y tanto Argentina como Brasil vamos a privilegiar la relación de socios estratégicos. Los secretarios trabajarán sobre una agenda que incluirá todos los temas pendientes tanto puntuales como estructurales”, agregó la ministra de industria de nuestro país.

Queda la impresión que Brasil tampoco parece querer comprometerse a fondo con un libre comercio con su principal socio del Mercosur, menos aún cuando China asoma como una nueva alianza en el marco del BRIC.

El sector automotriz, principal involucrado en el conflicto, reclama soluciones urgentes. A esta altura de las circunstancias, el ideal de un mercado común del sur se ha ido apagando a fuerza de las necesidades propias y las desconfianzas.

El gran Fontanarrosa supo nombrar a uno de sus personajes de historieta de esa manera. El cacique “Lloriqueo” sabía tener apariciones fugaces en las viñetas del inolvidable Inodoro Pereyra en las que -en diálogos mordaces e irónicos- lamentaba su inexorable destino pampa. ¿No tendrán algo de razón estos brasileros?. Sus números los avalan, mientras que a nosotros el largo plazo nos aguarda, voraz e implacable, frotándose las manos.