Mujeres en ciencia: ¿iguales oportunidades?

Aquellas mujeres que se desempeñan en carreras científicas y tecnológicas o realizan actividades académicas muchas veces deben atravesar dificultades para desarrollarse en su profesión. Ocurre que la cuestión de género no está incorporada en muchas organizaciones y, por este motivo, no tienen las mismas oportunidades que los hombres.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTOS. PABLO AGUIRRE Y EL LITORAL.

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Las mujeres se fueron incorporando a la docencia y obtuvieron becas de investigación y posgrado en los últimos años, pero -en su mayoría- ocupan los niveles más bajos de la escala docente y de investigación.

Los planteles de personal de instituciones académicas o de investigación y desarrollo públicas y privadas registran un aumento en la proporción de mujeres que allí se desempeñan, según lo demuestran numerosos estudios, como consecuencia de que egresan más rápidamente que los varones de las carreras universitarias y con mejores promedios.

Además, se advierte que las mujeres se fueron incorporando a la docencia y obtuvieron becas de investigación y posgrado en los últimos años. Sin embargo, en su mayoría ocupan los niveles más bajos de la escala docente y de investigación. Esto muestra -concluyen los investigadores- una situación de inequidad que es necesario revertir para garantizar los derechos de las mujeres, lo que sin duda contribuirá también al fortalecimiento de las instituciones.

Para analizar esta problemática de género que se da en el sistema científico-tecnológico de nuestro país, la Universidad Nacional del Litoral -a través del Programa Género, Universidad y Sociedad, dependiente de la Secretaría de Extensión, en el que también participa la Secretaría de Ciencia y Técnica- organizó un ciclo de charlas en el marco de la conmemoración del Día de la Mujer.

La Ing. Silvia Wolansky, secretaria académica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas de la UNL, fue la encargada de dar el puntapie inicial en esta actividad. Disertó sobre “Barreras en el acceso y el desarrollo profesional de las mujeres en carreras técnico-científicas”, dando un cuadro de situación del tema pero también proponiendo alternativas para revertirlo.

“Creemos que hay desigualdades por lo menos en las posibilidades de desarrollo de la carrera en ciertos campos disciplinares más que otros”, aseveró la profesional, aunque aclaró que “a veces hay facilidades en el campo de las Humanidades o de las Ciencias Sociales que benefician más a las mujeres en el desarrollo de sus carreras, pero hay otros donde ocurre completamente lo contrario, sobre todo en carreras más tecnológicas”.

Sin embargo, admitió que -a diferencia de lo que pasaba a principios de 2000, cuando se constataba una diferencia importante en el acceso de las mujeres a la formación de grado y de posgrado, de acuerdo a un estudio realizado en Iberoamérica- las cosas han cambiado en la última década.

Aseguró que “en general, hay un 50% de mujeres en algunas carreras universitarias y en otras esos porcentajes suben considerablemente. Pero luego empiezan a manifestarse ciertas diferencias cuando llega el momento de acceder a estudios de posgrado o desenvolverse en áreas de ciencia y técnica y, por supuesto, también laborales”.

En este punto, aclaró que “la dificultad para poder hablar con más fundamento es la falta de un análisis de las estadísticas con enfoque de género. A veces se sabe cuánta gente está en el sistema de ciencia y tecnología pero no exactamente cuántos hombres y cuántas mujeres. Es bastante reciente esta decisión de tener estadísticas de publicaciones y de todos los aspectos que hacen al desarrollo de estas carreras, desagregados por género”.

También admitió que “en la Argentina tenemos muy desactualizada la información” sobre cuestiones de género, aunque dijo que “algunos datos se pueden recuperar de las estadísticas que hace la Comisión de Acreditación Universitaria. Se sabe qué cantidad de mujeres y de hombres dirigen posgrados, por ejemplo, maestrías o doctorados, y se ve que hay una predominancia muy fuerte de los hombres”.

QUÉ ES EL GÉNERO

Pero ¿de qué hablamos cuando decimos género? La Ing. Wolansky explicó que “el término refiere a los roles, derechos y responsabilidades diferentes que tienen hombres y mujeres, y a la relación entre ellos. No alude simplemente a las mujeres o los hombres sino a la forma en que sus cualidades, conductas e identidades se encuentran determinadas por el proceso de socialización. También se asocia a la desigualdad de hombres y mujeres, tanto en el poder como en el acceso a las decisiones y los recursos”.

Y se explayó diciendo que “queremos que quede en claro que el tratar de reflexionar y esclarecer estos temas es una postura diferente a la que tuvo el feminismo en otras épocas, que simplemente era el empoderamiento de la mujer y la igualdad de derechos. Esto sigue estando en las concepciones actuales sobre las cuestiones de género pero -además- tratan de poner la vista en las relaciones que se establecen entre los hombres y las mujeres y tratar de que éstas sean más equitativas para ambos”.

Pero también planteó que existen “estereotipos establecidos, y no sólo a nivel cotidiano, que dicen que las mujeres pueden o no hacer ciertas cosas o son aptas para tales otras, a diferencia de los hombres. Son estereotipos que se van pautando culturalmente y están en la base de configuración de las comunidades, y que cambian según de la que se trate. Además, no solamente tienen que ver con cultura sino con las condiciones económicas y de desarrollo integral de esas comunidades”.

Por último, agregó: “Estos estereotipos dan lugar a prejuicios: por ejemplo, si las mujeres son demasiado sensibles no son aptas para desarrollar una carrera tecnológica, que necesita de personas fuertes, con poder de decisión, con capacidad de manejo de grupos. Esto desemboca en una discriminación: al momento de la selección de los recursos humanos están tan instaladas estas cuestiones que parece absolutamente normal que para un determinado perfil en un puesto de trabajo o en la selección de integrantes de un proyecto se elijan hombres y no mujeres, y a la inversa. En la docencia, por ejemplo, hay un alto predominio de mujeres porque eso está basado en esta capacidad de las mujeres de ser más sensibles, de poder transmitir mejor por esa función educadora que naturalmente tienen”.

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Año internacional

En el Año Internacional de la Química, la Asamblea General de Naciones Unidas declaró a 2011 como el Año Internacional de las Mujeres Científicas. El lema será “La igualdad de acceso a la educación, a la capacitación y a la ciencia y la tecnología: la vía hacia el trabajo digno para la mujer”.

Un dato anecdótico que recordó la Ing. Wolansky en su disertación fue que la investigadora Marie Curie perdió por dos votos la posibilidad de entrar en la Academia de Ciencias de París, Francia, justo un año antes de que le concedieran su segundo Premio Nobel, en 1910.

más datos

EN PRIMERA PERSONA

María -prefirió no revelar su identidad- es licenciada en Química, docente universitaria e investigadora del Conicet y contó su experiencia personal sobre este tema.

“No me parece que haya algún tipo de discriminación con la mujer en la ciencia; por el contrario, al menos en la parte de investigación y en la universidad. Las mujeres tienden a elegir estos ámbitos por la comodidad horaria que existe. En investigación podés hacer parte de tu trabajo en tu casa si lo necesitás o destinar un día completo a trabajar y al otro día no ir. Esto para las mujeres con chicos es una tranquilidad. No ocurre lo mismo en una fábrica, donde tenés que hacer turnos y no tenés este tipo de flexibilidad.

Se ven cada vez más mujeres en los institutos, aunque no en cargos directivos. No sé por qué será pero no creo que sea discriminación. Quizás esto puede haber cambiado ahora, ya que -por ejemplo- el Conicet tiene presidenta.

A pesar de que hay más mujeres en las carreras de Ingeniería, no sé si después las hay trabajando en la industria. En el trabajo de planta o de proceso es difícil encontrar mujeres; en la industria se ven más en cargos relacionados con el gerenciamiento, ingenieras de oficina pero no de planta y creo que pasa por una decisión personal y no de la empresa. En el nivel académico sí se ven muchas mujeres como docentes e investigadoras.

Es algo más complicado cuando una mujer tiene a cargo personal porque es difícil que te respeten. En una industria es más fácil que a un hombre le dé órdenes otro hombre que una mujer; pero esto es distinto a nivel académico o de investigación.

Combino bien el trabajo y la familia (esposo e hijos). Todo depende de cuánto tiempo querés dedicarle a tu profesión y cuánto quieras avanzar. Cuando tenés los chicos empezás a tener otras prioridades; nadie te pide que destines menos tiempo al trabajo, aunque hay gente que no lo hace. No me pasó que mis compañeros tomaran ventaja cuando tuve mis hijos, al contrario, me ayudaron mucho”.

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La Ing. Silvia Wolansky fue la encargada de dar una de las charlas de este ciclo.

La Ing. Silvia Wolansky planteó algunas situaciones que interfieren en la posibilidad de que las mujeres que trabajan en el ámbito de la ciencia puedan crecer en su profesión. “Hay una cuestión de promoción de ciertas actividades o tipo de formación para las mujeres que se da desde la niñez: el hecho de que determinadas actividades son para las mujeres y otras para los hombres. Esto se ve mucho en la posibilidad de que las mujeres se incorporen a actividades que tienen que ver con las ciencias duras (Matemática, Física o las ingenierías). También hay un prejuicio de que ellas no son tan aptas para estas carreras o que les demandan mucho tiempo y esfuerzo. Como a las mujeres les importa ser exitosas en su vida afectiva se autocensuran para poder empezar ciertas actividades”, explicó.

Y sugirió: “Hay una cuestión a atender: si queremos más mujeres en ciencia tenemos que poner más el foco en la promoción y en la difusión del tipo de actividades que hacen, poniendo de relieve que tienen grandes posibilidades de ser exitosas en esta clase de desempeño. Una vez que la elección de la carrera se ha hecho, en general no hay mayores dificultades para su desarrollo”.

Sin embargo, planteó que “existen ámbitos donde el predominio masculino es muy fuerte, lo que puede dificultar el trayecto de las mujeres. Pero esto hoy no se ve como una cosa muy crítica: las mujeres están accediendo a todo tipo de carreras. Además, en los últimos años ha cambiado totalmente el porcentaje de mujeres que estudia determinadas carreras. En las ingenierías sigue siendo muy bajo (no más del 25% de mujeres) pero hay otras carreras que antes eran eminentemente masculinas y hoy tienen un predominio muy fuerte de mujeres, como Medicina o Arquitectura”.

INVESTIGADORAS Y MAMÁS

Por otra parte, mencionó que “cuando se pasa a la instancia de insertarse en una vida académica más intensa, centrada en la investigación, empiezan a aparecer otras dificultades. Las mujeres llegan a esa instancia en la época donde cumplen las funciones reproductivas. Eso las pone en una situación diferente a la de los hombres. Empiezan a relegar su carrera profesional en pos de la consolidación de su vida familiar. Se retrasan en poder acceder a determinados puestos y están dentro de una cultura en la que, al ser siempre un porcentaje menor, los puestos de decisión son ocupados por hombres”.

En este sentido, aseguró que “también ellas se autocensuran: dicen que no deben trabajar a tiempo completo y le dejan la posibilidad a sus compañeros, que tienen que mantener la familia. Y a veces vuelven demasiado tarde: cuando se han liberado de esos compromisos y quieren retomar su carrera profesional no pueden competir porque no han hecho las publicaciones necesarias o han quedado relegadas a categorías inferiores en el sistema y tienen techos de poder crecer en esa carrera profesional”.

Y agregó: “En muchos casos se da una invisibilidad de las diferencias de género: las mujeres no son visibles en una organización aunque tengan una fuerte presencia porque se considera que la organización es neutra respecto al género. Todo lo que se genera en ésta indica que indistintamente es bueno o válido para hombres o para mujeres”.

Como propuesta para revertir esta situación, la docente sugirió: “Si uno aspira a poder producir un cambio y tratar de reducir estas barreras, se necesita crear ambientes organizacionales diferentes, lo que se logra con un cambio cultural dentro de ellas. Pero esa modificación tiene que estar sustentada por un cambio en las normativas y en la visión de esa organización respecto al rol de las mujeres y los hombres dentro de ella. Esta propuesta tiene que partir de una política de abordar la problemática, que también tiene resistencias y encuentra algunas dificultades”.

PREJUICIOS Y ESTEREOTIPOS