Por el bien de los bosques

“Si piensas con un año de adelanto, siembra una semilla. Si piensas con diez años de adelanto, planta un árbol”. Esta es la frase de un antiguo poeta chino, ahora recuperada por Naciones Unidas en el Año Internacional de los Bosques.

TEXTO. JUAN A. MEDINA. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Nuevas formas de consumo

Si Robin Hood viviera en esta época sería uno de los primeros en pedir auxilio para salvar los bosques de este mundo, como el de Sherwood, donde supuestamente el legendario bandido se escondía tras robar a los ricos y dar el botín a los pobres.

El ejemplo de Sherwood, en el centro de Inglaterra, que desde hace años cumple un programa de plantación de nuevos robles que convivan con los viejos y evite su futura desaparición, es uno más del mapa forestal mundial que cada año pierde trece millones de hectáreas de bosque, según la FAO, organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

El dato es preocupante y sale a la luz en este Año Internacional de los Bosques que Naciones Unidas ha programado con la idea de concienciar a la población de que las superficies forestales “son parte integrante del desarrollo sostenible del planeta debido a los beneficios económicos, socioculturales y ambientales que proporcionan”.

Entre los objetivos de este Año Internacional, que responde al lema “Los bosques, para las personas” y al que se han sumado la mayoría de las organizaciones e instituciones medioambientales, está el favorecer la ordenación forestal sostenible, el retroceso de la deforestación y la degradación de los bosques.

No es la primera vez que Naciones Unidas asigna a los bosques un “año internacional”. La primera fue en 1985, cuando la FAO centró la atención mundial en la necesidad de conservar y proteger los bosques.

Más de un cuarto de siglo después, la FAO reclama la misma atención y advierte, a través del sitio del Año Internacional de los Bosques, que mil seiscientos millones de personas viven gracias a ellos.

LA “PIEL VERDE” DEL PLANETA

Actualmente, los bosques ocupan el 31 por ciento de la superficie total de la Tierra, poco más de cuatro mil millones de hectáreas, según la “Evaluación de los recursos forestales mundiales 2010”, realizada por la FAO, que reconoce a Brasil, Canadá, Estados Unidos, China y Federación de Rusia como los cinco países con mayor riqueza forestal, ya que suman entre todos más de la mitad del área de bosques.

Desde Greenpeace alertan de la preocupante situación de los bosques y su alta tasa de deforestación. Según esta organización, los bosques primarios, o vírgenes, están desapareciendo rápidamente y de forma irreversible.

Según esta organización ecologista el 80 por ciento de estos ecosistemas ya ha sido destruido o alterado y el 20 por ciento restante está amenazado por diversas causas: expansión agrícola y ganadera, tala ilegal, explotaciones petrolíferas, minería, construcción de embalses y carreteras, entre otras.

Para Miguel Ángel Soto, responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace, “el Año Internacional de los Bosques es una oportunidad para que las instituciones públicas refuercen los esfuerzos en la lucha contra la deforestación o la mala gestión forestal. Como ciudadanos, también es un momento importante para darnos cuenta de que la ‘piel verde’ del planeta, que regula el clima, soporta gran cantidad de actividad humana y aporta bienes materiales y culturales”.

Soto implica a todos los habitantes del planeta en esta lucha contra esa deforestación. “Como consumidores tomamos decisiones todos los días respecto a productos forestales. Consumimos papel, madera, corcho... Debemos optar por productos que procedan de una gestión sostenible, por ejemplo, la que certifica el FSC (certificación forestal sostenible), un sello forestal de garantía”.

Esta organización trabaja en distintas campañas para evitar la destrucción de la superficie arbórea en regiones como la Amazonía, la Cuenca del Congo y los bosques del Sureste Asiático (Indonesia y Papúa Nueva Guinea), “los puntos negros del planeta”, según Soto.

El responsable de la campaña de Bosques de Greenpeace también señala como negativos a los responsables políticos de países como México, Mozambique o Madagascar, por sus altas tasas de deforestación y apunta al “avance de la agricultura y ganadería, la industria papelera y la tala ilegal” como responsables de que esté desapareciendo una gran cantidad de bosques en el mundo.

CAMBIO CLIMÁTICO

Otro aspecto de la importancia de los bosques es que su existencia es vital para mantener el clima tal como lo conocemos, recuerda Miguel Ángel Soto.

“Lo que dicen los expertos de Naciones Unidas es que a mayor deforestación mayor cambio climático. El 20 por ciento de los gases de efecto invernadero que todos los años se emiten a la atmósfera proceden de la deforestación, básicamente en zonas tropicales”, comenta el experto.

Por tanto, según Soto, la lucha contra el cambio climático debe contar con la lucha contra la deforestación como un elemento fundamental. “Precisamente, en las negociaciones de las pasadas Cumbres del Clima, celebradas en Copenhague y Cancún, uno de los mayores avances se produjo al definir el REDD, mecanismo para la reducción de emisiones procedentes de la deforestación y la degradación, porque se entiende que es muy fácil combatir el cambio climático evitando la tala o destrucción de árboles”.

Desde Naciones Unidas y organizaciones medioambientales como Greenpeace o ATI apuntan que es el momento de comenzar a actuar y salvar los bosques para que, generaciones posteriores, no tengan que conocer estos ecosistemas a través de las películas de Robin Hood.

Nuevas formas de consumo

Isaac Rojas, coordinador del programa Bosques y Biodiversidad de Amigos de la Tierra Internacional (ATI), opina que “existe una clara relación entre el incremento del comercio mundial de productos forestales o agrícolas y la destrucción de bosques”. Rojas va más allá y señala a “la tala comercial para producir madera y la tala rasa (tala total) para establecer plantaciones de monocultivos”, como las causas más importantes de la destrucción de los bosques primarios.

Además, añade el coordinador de ATI, que “la minería, la explotación de petróleo y la construcción de caminos, actividades relacionadas con la exportación y el comercio, son otras causas importantes de destrucción. Hoy en día esta tendencia se incrementa con la entrada a los mercados internacionales de los agrocombustibles, productos que están aumentando sustancialmente la demanda de tierras para su producción”.

Rojas denuncia “la tendencia a ver el bosque y la biodiversidad como mercancías” y la existencia de “una demanda creciente, un consumismo, de los productos derivados de este hábitat que debe ser abordado con seriedad para ponerle freno”.