Cómo ve a la ciudad

Josefina Moralez

Tiene 55 años. Es la presidenta de la Asociación Civil Dignidad y Vida Sana, institución que hace 14 años trabaja en la recolección y clasificación de residuos para extraer material reciclable. Nació y se crió en Santa Fe, donde pasó etapas “muy duras”, dice, aunque siempre intentó salir adelante. Son 110 familias las que viven del material reciclable que comercializan tras la separación de residuos. Foto: Archivo El Litoral

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Mi primera impresión sobre la ciudad es que la noto muy bien en muchos aspectos. Yo me crié aquí y soy muy santafesina. Lo que no me agrada es ver los niños y las señoras pidiendo en la calle o gente mayor que duerme delante de un hospital. Debe haber personas que se dediquen a tratar esos casos porque es gente que no tiene posibilidades de trabajar o de movilizarse por sus propios medios, al igual que las personas con capacidades diferentes que pide limosna en los colectivos. Otro aspecto bueno es la conciencia de muchos ciudadanos a la hora de diferenciar la basura, trabajo que luego tomamos nosotros en la planta. Asimismo, mucha gente tira basura en cualquier lado generando minibasurales. Sucede en los barrios pobres y en el centro también.

¿Cómo ve a Santa Fe?

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Como persona que la luché siempre, porque soy mamá de ocho hijos y quedé viuda hace doce años, lo bueno que tiene Santa Fe es que uno puede buscar cualquier tipo de trabajo y vivir dignamente. Hay personas que cortan el pasto o podan, otras que juntan materiales de la basura para comercializarlos y varias cosas.

Además, esta ciudad todavía brinda la posibilidad de comer relativamente barato, porque más hacia el norte, por ejemplo, el pan cuesta arriba de los seis pesos.

Santa Fe es una ciudad chica, donde faltan industrias y fábricas, pero en ese sentido es una de las ciudades que da la posibilidad de rebuscárselas con alguna tarea distinta a las habituales y poder así mantener a la familia.

¿Qué es lo mejor que tiene?

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Seguramente alguna persona tendrá respuestas para darme, pero no veo que haya en la ciudad una institución que trabaje fuerte en la contención de los chicos de la calle, que los pueda cobijar porque realmente lo necesitan.

Hay una persona que está hace años frente al Hospital Sayago que no se puede ni sentar sola; también vi una señora con su hijo viviendo en la Curva de Roses (Blas Parera y Estanislao Zeballos) y nadie ve eso. Es gente muy desprotegida.

Me parece que deberían atenderse este tipo de casos, al menos acercarse y preguntarles por qué están allí y qué necesitan.

A mí me duelen profundamente esas imágenes y en Santa Fe hay muchas, todos los días.

¿Qué debería cambiar?

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Los chicos pobres. Hay muchos jóvenes en esta ciudad que por su situación de pobreza no pudieron terminar sus estudios y si buscan trabajo no le dan por ser menor, por no tener una boleta de Fondo de Desempleo o porque no terminaron la secundaria.

Siempre hablamos de la delincuencia o la inseguridad social, pero la pregunta es qué hacemos para combatirlas.

Entonces sería importante que alguien los invite a capacitarse para realizar algún trabajo, como los talleres de oficio.

A esos jóvenes y adolescentes hay que orientarlos porque se ve que están a la deriva y muchos de sus padres trabajan todo el día para poder mantener la familia.

¿Cuál es su principal preocupación?