Doble fractura de tobillo

Asalto con grave perjuicio para una trabajadora independiente

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Elilia Righi fue atacada cerca de Zavalla y Entre Ríos donde poco tiempo atrás hacía guardia una patrulla policial. Foto: Danilo Chiapello.

Cuando regresaba a su casa una vendedora de cosméticos fue blanco de un asalto y sufrió una lesión que la privará de su trabajo.

 

José Luis Pagés

“Caminar es todo para mi”, dice con indisimulada amargura Elilia Righi, mientras fija la mirada en la bota de yeso que cubre su pie y pantorrilla izquierda.

El último viernes a las 19.30 ella sufrió un asalto callejero y la lesión que le ocasionaron entonces -doble fractura de tobillo-, le impedirá trabajar como lo hacía habitualmente.

Ella regresaba a su casa de calle Entre Ríos al 3600 después de visitar a sus clientes cuando -a la altura de calle San Lorenzo- se le puso a la par una motocicleta, entonces uno de dos encapuchados intentó apoderarse de su cartera.

Elilia no llevaba más que sus documentos personales, carné de obra social y 150 pesos pero igual forcejeó con el desconocido -un tipo alto y flaco-, para evitar el despojo.

“Uno no mide consecuencias en esos momentos, en una una situación así actúa instintivamente”, lamenta ahora la víctima del atraco que no pudo salvar sus pertenencias y se rompió una pierna.

“Si no camino no trabajo”, insiste y recuerda que nadie fue en su auxilio hasta que por acción de los autores de la rapiña cayó al pavimento, entonces sus gritos fueron de dolor.

Los motochorros fugaron a gran velocidad y quienes se acercaron a ella, al ver el lamentable estado que presentaba llamaron una ambulancia.

Empleados del Sies 107 la socorrieron y la llevaron al hospital José María Cullen donde los médicos le “acomodaron los huesos”, pero le dijeron que seguramente será necesaria una operación.

“En total -calculó Elilia-, voy a andar tres meses con muleta y otros seis meses voy a necesitar para hacer rehabilitación”. Nueve meses sin trabajar, cuando se es un trabajador independiente, significa una verdadera catástrofe.

Ella visita a sus clientes casa por casa porque es consultora de una empresa de cosméticos, no tiene un sueldo fijo. Pero no sólo lamenta Elilia el enorme daño económico infligido, sino el resultado final que el inesperado incidente tendrá sobre su salud.

“Ahora tengo que agradecer a mis hijos y a mis vecinos la ayuda que me brindan. Mi hija -dice a modo de ejemplo-, en estos momentos está en la comisaría exponiendo mi situación”.

Luego, los vecinos que nos abrieron la puerta de calle la cierran cuando nos vamos. A escasos metros de la casa de Elilia no vemos el móvil de patrulla que guardaba la esquina que forman las calles Entre Ríos y Zavalla. “Ese puesto se levantó hace poco tiempo”, se queja un vecino y agrega “ahora esto es tierra de nadie”.

En nuestra edición de ayer referimos el caso de dos motochorros que fueron capturados después de cometer dos asaltos en la zona céntrica, pero por supuesto, ellos no son los únicos que practican esa misma técnica delictiva.