Llegan cartas

Aquel Padre

Miriam Bussi.

DNI. 10.575.249.

Señores directores: Sagrada palabra que el hombre aprendió a pronunciar: Padre. ¡El domingo será tu día! Y todos con amor y respeto lo debemos honrar.

Aquel padre, que comienza temprano a andar por la vida, con sus pocos años, a luchar por su esposa querida, que un hijo le va a dar...

Con el comienzo del día, encamina sus pasos con la fantasía de esperar a ese niño que está llegando...

Aquel Padre ¡que cantando regresa! Con más años, y con la entereza de saber que sus hijos ¡ya crecieron...! y en abuelo lo convirtieron.

El que ya camina más lento... puesto que llegó su momento de descansar...

¡Aquel Padre! ¡que está feliz! Porque todo está logrando... ¡El padre llorando...!

El triste que poco recibe... y nada se le resuelve...

¡El padre que vuelve arrepentido...! Y en su tibio nido, sus pequeños celebrando...

¡Aquel Padre! Que con su riqueza espiritual ¡adopta niños!

Y su moral es cada vez más noble...

¡Aquel padre que es como un roble...!

Y aún no se ha convertido... el que estudia, piensa y convencido... que lo irá a lograr.

¡Al padre de mis padres! ¡Al padre de mis hijos!

¡Aquel padre abandonado! Al que por orgullo han olvidado.

¡Al que deben retornar!

“Puesto que no ha de perdonar Dios...”. No es uno... no son dos... Todos son padres: el rubio, el morocho, el con... o sin religión...

¡Aquel padre bueno! De pelo canoso, de gran corazón... dulce, simpático, cariñoso con sus manos abiertas y sus palabras desiertas... el que logra la total admiración de grandes y pequeños. Aquel padre que en el ceño muestra el empeño que le pone a la vida, escondiendo su dolor...

¡Aquel padre del amor! Al que con honor hoy dedico mis últimas palabras... el más humilde, el más rico... ¡el más grande...! ¡al que amo...!

Y por eso es el padre del amor...

A mi padre... al que en su día le llevo una flor...